Apología de las barras deportivas

Bronca entre las barras del Querétaro y el Atlas | Ximinia

Ahora resulta que las barras tienen su corazoncito: cuando no están incitando a la violencia y siendo parte de la misma (dentro y fuera de los estadios), están haciendo las pases con las barras rivales.

Yo siempre he dicho que las porras, mejor conocidas como "barras", son los principales causantes de la violencia en el futbol mexicano (al igual que en otros países de Latinoamérica). Si los ineptos de la FMF y la Liga MX erradicaran a estos seudoaficionados por completo, el 95% (quizás hasta más) de la violencia en el futbol mexicano desaparecería.

Esta es una teoría que tengo desde hace mucho, y la reforcé hace poco después de revisar y analizar algunos pasajes del balompié mexicano antes y después de las barras. De la misma manera, revisé las características principales de las distinas broncas que se han sucitado en el futbol de México, y efectivamente, las barras son los principales protagonistas de la violencia en el futbol mexicano desde que éstas llegaron al país. Por supuesto, no acabo de hacer el descubrimiento del siglo; cualquiera que analice bien el problema, se dará cuenta de que las barras son el principal generador de violencia en el futbol.

¿Para qué sirven las barras? Para provocar violencia en los estadios. Sirve para que desadaptados sociales vayan y exhiban sus carencias intelectuales y su forma violenta de expresar sus frustraciones y mañas. Los integrantes de las barras son personas con una inteligencia muy pero muy pequeña; personas que sólo saben arreglar los problemas con violencia, con golpes y con intimidación. ¿O por qué creen que en todos los estadios las barras están rodeadas por cientos de policías? ¿Por qué creen que en los estadios se dejan grandes espacios vacíos para separar a las barras del aficionado común?

Los seudoaficionados pertenecientes a las barras, ni siquiera sienten una profunda pasión deportiva verdadera, real (como todos los medios nos los hacen ver), sino que se trata de una especie de fanatismo extremo o una fijación por dedicarle tiempo, esfuerzo y alma a algo, y qué mejor que un equipo de futbol. Nomás hay que ver cualquier barra, y notarán que los integrantes ni siquiera ven el partido, ni siquiera están concientes de lo que sucede en la cancha. Están como perdidos dentro de su mundo donde la única razón de su existencia es su "pasión futbolera". Entran como en un estado de alucinación de donde nadie los puede sacar.

Las barras parecen tener más autoridad en el futbol que nadie, de hecho, las barras tienen secuestrada a la mayoría de los estadios del futbol mexicano --por ejemplo, en el Azteca, la parte donde se junta "La Monumental", nadie más puede acceder a ese lugar más que las barras--. Por si fuera poco, estos "grupos de animación" han hecho de los estadios un lugar hostil, donde ya no es seguro llevar a la familia, o ubicarse en el lugar que uno quiera; apenas a mediados de los 90, los aficionados de verdad, podían entrar a los estadios con banderas sin que nadie se las quitara por temor a que se arme una bronca y tomen los palos de dichas banderas como armas. Basta recordar algunos partidos en el Azteca --y en la mayoría de los estadios del país--, cuando había llenos, la gente agitaba sus banderas cada vez que caía un gol, y aquello lucía explendoroso; un estadio lleno de banderas y de aficionados que abarrotaban cada siento disponible.

¿Recuerdan cuando en el futbol mexicano se comenzó a prohibir la entrada de banderas con palos? Esa medida fue tomada a causa de las barras; en lugar de eliminar a las barras, decidieron darle la razón a éstas al volcarse hacia el aficionado común, y fue cuando las porras comenzaron a tomar el control de todo. Además, de nada sirvió haber prohibido la entrada de banderas con sujetadores, ya que a falta de palos, las barras utilizan carretillas, tambos, diablitos, y demás cosas que de alguna u otra manera siempre llegan a sus manos.

Los brotes de violencia ocurrían pero en la cancha, no en las tribunas --si los había, pero la mayoría eran simples zafarranchos que no pasaban de simples dimes y diretes, por supuesto que alguna vez se armó alguna bronca grande en las tribunas, pero no del nivel que vemos ahora--. Hoy en día ya es hasta común ver que los aficionados se agarren a golpes y terminen bañados en sangre.

Las barras han propiciado que los estadios ya no se llenen, más allá del nivel futbolístico y del espectáculo --que es la razón principal por lo cual los aficionados ya no van a los estadios--, sino porque éstas barras son peligrosas; no se les puede acercar nadie. Cuidado que te vean cerca, porque te buscan y te intentan romper la cara, y si eres del equipo rival, mejor sal del estadio. Suena absurdo, pero en realidad sucede. ¿Cómo es que vándalos pueden seguir ingresando a un estadio y que además se les permita actuar como delincuentes dentro de las mismas, apropiarse del inmueble, intimidar al resto de los aficionados, y sin que nadie haga nada? Es como si cada fin de semana llegara una persona a quedarse a tu casa, y durante su estadía se roba tu dinero, pero aún así tú permites que se siga quedando.

Esto nos lleva a otra pregunta: si sabes que las barras son violentas, que están integradas por vándalos, pandilleros y reboltosos, que incitan a la violencia, ¿por qué no has hecho nada para desaparecerlos? A menos que pienses que "si las barras desaparecen, la escencia del futbol mexicano también desaparece". No creo, ¿verdad?

A todo esto, algunos medios de comunicación, que hacen uso de su doble moral de una manera extraordinaria, en muchas ocasiones, en lugar de enviar el mensaje adecuado, el mensaje correcto y verdadero --es decir, que las barras son un mal del futbol mexicano, y no una característica o parte del folclor del futbol nacional--, distorsionan las cosas y le dan una imagen, digamos, positiva las barras. Los medios dan a entender que las barras representan el color del futbol mexicano, y que ellos son los verdaderos aficionados.

Copa Libertadores 2004: Bronca entre La Monumental, barra oficial del América, y policías, durante el partido América vs. Sao Caetano, en mayo de 2004 | Ximinia
Apesar de que las barras han protagonizado broncas tan monumentales como esta, nadie ha hecho algo por erradicarlas.

Menciono esto por lo que vi el 18 de febrero de 2014 en el noticiero deportivo de Televisa, el que se transmite por el Canal de las Estrellas. Cuando en dicha emisión, previo al partido de América vs. Pumas del Clausura 2014, aparecen algunos integrantes de las barras de ambos equipos. Y yo estuve a punto de enloquecer. ¿Por qué demonios pasar a éstos tipos que integran grupos que generan violencia en un deporte?

La idea del reportaje era "concientizar" sobre la violencia en el futbol mexicano, ¡y qué mejor que hacerlo que con los dirigentes que provocan dicha violencia: las barras! Y esto es como poner a la persona que roba tu dinero a dar talleres sobre cómo evitar que entren a robar a tu casa.

Aparecen en escena el líder de la porra de Pumas y del América, y otros colados que también conforman dichas barras. Todos dan un discurso hipócrita y que ni ellos mismos se creen; donde el principal argumento es que "están en contra de la violencia, y que por eso se reunían ambas barras, para mostrar su rechazo a la misma". Al final, éstos mentirosos sin vergüenzas se dan la mano y toda la cosa. ¿Pero qué pasa con esto? Pues pasa que con esto, de cierta manera, has limpiado la imagen de las barras, y nos has dicho que las barras no son las culpables de la violencia en el futbol mexicano, sino sólo unos cuantos de ellos, y que las barras deberían seguir existiendo porque le ponen "pasión", "sabor" y "color" al futbol. Y para rematar, con éste reportaje se glorifican a las barras cual grupo social responsable que merece el respeto de todos.

Además, con esto la televisión confirma una vez más que le encanta verle la cara de idiotas a sus televidentes, pues el cinimos de mostrar personas que integran grupos violentos que dicen estar en contrar de la violencia, ya es de risa.

Estos desadaptos, que aparecieron en el reportaje como líderes diplomáticos, seguramente se han visto inmiscuídos en riñas con otras barras o entre ellos mismos --porque ya ven que estos seudoaficionados tienen tantos problemas de agresividad, que hasta se pelean entre ellos mismos--, y aún así tienen el descaro de salir en televisión a decir que no habrá violencia en el próximo partido. ¿O sea que ellos deciden cuando ser violentos y golpear al de a lado? ¿O sea que ellos deciden cuándo crear violencia dentro o fuera de los estadios? ¿Ellos deciden cuándo agarrarse a golpes con el aficionado rival o al primero que se les cruce? Y peor aún, ¿estás aceptando tú, como medio de comunicación, que las barras son violentas pero que pueden dejar de serlo aunque sea por un partido?

Otro aspecto de los medios que le dan publicidad a estos maliantes, es que cada vez que se habla del color de un partido de futbol, o de alguna manera se hace mención de la pasión que se vive en el futbol en México, siempre se ha de tomar como referencia a las barras. Es decir, para los medios, pasión es sinónimo de barras. Y entonces aparecen las barras y sus cánticos --dicho sea de paso, son cánticos con un acento sudamericano increíblemente marcado--, sus gestos, sus señas con las manos. Sus gritos y esa actitud de peligrosidad que caracteriza a estos grupos.

Pero después, ya cuando cubrieron las pantallas de apología de las barras (y le mostraron a la gente una imagen diferente sobre éstos), los mismos medios aparecen reprochando, criticando y condenando airadamente la violencia en los estadios, esto luego de una bronca donde hubo heridos y demás, pero las imágenes son de las mismas barras que hace rato estaban glorificando. No entiendo; por un lado justificas los ideales y la actitud violenta de las barras, y por otro lado los criminalizas.

Por si fuera poco, algunos medios ni siquiera mencionan el hecho de que las barras son la razón del brote de violencia en el futbol mexicano, siendo que en las imágenes que los medios critican, las barras son los pricipales protagonistas. Y ni qué decir de las propias autoridades, que hasta utilizan todo su arsenal para resguardar a los aficionados y a las propias barras cada vez que hay un partido importante, por ejemplo, en un América-Pumas, la policía del D.F. desplega gran cantidad de elementos para "cuidar" y "ver" que las barras no se agarren a golpes y provocen desmadres por las inmediaciones y por donde se encuentren. ¿Qué? ¿Cómo? Ahora resulta que a los vándalos se les vigila y se les asigna elementos policiacos para que no haya problemas cuando comentan sus fechorías.

¿Que no se dan cuenta que están protegiendo a vándalos? Y al rato los ladrones van a pedir refuerzos policiacos para poder entrar a robar a las casas, ¿no?. Si sabes que en tu casa llegan gatos que se roban tu comida, entonces lo que haces es atrapar a los gatos y hacer algo con ellos para que dejen de entrar a tu casa, en lugar de ponerte a cuidar a los gatos para que pasen de largo y no se coman tus alimentos.

Si por eso estamos como estamos. Al tratar a estos grupos como parte fundamental del futbol, estás promoviendo la violencia, pues la escencia de las barras es la violencia y la incitación a la misma. Las barras son la causa de que el futbol mexicano esté convertido en un campo de batalla.

Claro, aquí también entra otro factor muy importante: no tiene la culpa el indio, sino el que lo hace compadre.

Las barras parecen mandarse solas, y en ocasiones parecen ser más poderosas que la propia liga, pero los que también han propiciado que estas personas (que se hacen llamar aficionados) estén convertidas en los Al Capone del futbol mexicano, es la propia liga, la propia FMF. Si la violencia parece no tener fin en el balompié mexicano, es gracias a la incapacidad de la FMF y la Liga --porque ya no sabemos quiénes toman las decisiones--, quienes en lugar de buscar una solución al problema, se han estado aprovechando del mismo, pues sus "castigos y sanciones" en realidad son "multas recaudatorias", es decir, impongo sanciones, me lavo las manos, limpio mi imagen (le hecho la culpa a los clubes [que también la tienen]), y de paso me llevo una lanita. Hago como que le busco una solución al conflicto, pero en realidad es la clásica cortina de humo que nunca falla. De todos modos al rato ya nadie se va acordar de lo que pudo haber sido una tragedia, y todo quedará en el olvido --como siempre ocurre en al sociedad mexicana--.

Sin contar las medidas permisivas y la abundante negligencia, pues además de no erradicar a las barras, de alguna manera se les protege, pues no hay sanciones para los implicados --como el no permitirle la entrada a los estadios, multarlos, etc., o simplemente desaparecerlas--, y ni qué decir de los clubes, que estos sí que están implicados pero en serio. El simple hecho de facilitarles el transporte ya es una idiotez. Además, resulta que las barras también están credencializadas, es decir, cuentan con una identificación que los avala como integrantes de la barra oficial del club. Les digo, si la violencia no desparece es porque nadie quiere que desaparezca. Por supuesto, los intereses de los clubes también están de por medio, y he ahí otra razón más por la cual los equipos se hacen de la vista gorda.

Televisa no es el único que glorifica a las barras, TV Azteca también lo hace, y otros medios ponen su granito de arena. Cuando debería ser al revés.

Estamos en una etapa donde el problema se puede resolver fácilmente. Es momento de ponerle fin a este asunto de una vez por todas, antes de que esto adquiera otras dimensiones, como sucede en Sudamérica, principalmente en Argentina, donde las barras se han apropiado por completo del futbol, y donde los que mandan son ellos. Y claro, las distintas autoridades y federaciones, así como la misma CONMEBOL, ya ni saben qué hacer para acabar con ellos --o a lo mejor sí saben, pero no quieren hacer nada--.

¿O qué estamos esperando? ¿A que las barras lleguen a un nivel incontrolable (como sucede en Sudamérica)? ¿A que haya uno o más muertos por año? ¿O a que haya una balacera entre las barras y haya cientos de muertos y que marque por completo al futbol mexicano?

Si queremos eliminar la violencia en el futbol mexicano, primero hay que comenzar con las barras, que es ahí donde se concentra la mayor parte de la violencia. Y por favor, dejemos de buscarle tres pies al gato, dejemos la doble moral de lado; las barras no tienen un lado positivo. Las barras son 100% negativas (por el lado que se le vea).

Las barras no son grupos de animación, son un problema.



Fotos | Mexsport


Apología de las barras deportivas Apología de las barras deportivas Reviewed by José L. Bravo on 7:52 p.m. Rating: 5

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