Mis únicas dos visitas a la iglesia

Peregrino con Virgen de Guadalupe en la Basílica de la Ciudad de México (CDMX) | Ximinia

Yo, apenas un niño que no rebasaba los diez años de edad, no entendía nada: entramos a la iglesia, la cual se encontraba completamente llena, más tarde el sacerdote comenzó con una especie de sermón. Una señora entró al lugar y comenzó a sacar a todos los niños y niñas...

Durante toda mi vida, sólo en dos ocasiones he asistido a una iglesia. La primera de ellas, un momento bastante efímero, fue cuando, con mi madre y mi hermana, fuimos por recomendación; entramos, nos sentamos y luego nos fuimos... Como habrán notado, mi madre, mi hermana y yo no sabíamos cómo funcionaba la religión (católica), y mucho menos el ritual de asistir a una iglesia. La iglesia, la más importante de la ciudad, se encontraba vacía. Nadie se dio cuenta cuando llegamos, entramos y nos fuimos.

La segunda vez es la que más recuerdo, y no es un recuerdo muy agradable. No es que haya sido una experiencia altamente desagradable, pero recuerdo perfectamente que lo único que se respiraba en ese lugar era hipocresía y falsedad.

En esta ocasión, fui con mi madre, a quien la habían invitado; así que íbamos mi madre, yo y otras personas. Yo, apenas un niño que no rebasaba los diez años de edad, no entendía nada: entramos a la iglesia, la cual se encontraba completamente llena, más tarde el sacerdote comenzó con una especie de sermón, pero antes de que el ensotanado prosiguiera, una señora entró al lugar y comenzó a sacar a todos los niños y niñas. Y es que éstos señores sabían que el sermón sería muy aburrido para nosotros --para muchos adultos también lo es, pero ellos, al ser adultos, tienen que aguantarse--, además de que no sabríamos que demonios estaba sucediendo y, muy probablemente, comenzaríamos a desesperarnos y luego a molestar a los adultos.

Ya desde entonces yo era muy tímido, así que no quería salir, yo quería quedarme con mi mamá. Tuve que salir --porque casi, casi nos estaban sacando a rastras y porque mi madre me dijo que tenía que salir--, y tuve que ir completamente solo.

Nos llevaron a la parte de atrás de la iglesia, donde había mucho movimiento; mesas, sillas, autos estacionados y una especie de salón donde había muchos niños más --más de lo que yo imaginaba--. Ahí me llevaron. Me formaron en una fila con otros niños, donde una mujer con más de treinta años y con sonrisa fingida, me dijo que esperara como los demás lo hacían...


Esta historia continuará...



Mis únicas dos visitas a la iglesia Mis únicas dos visitas a la iglesia Reviewed by José L. Bravo on 9:05 p.m. Rating: 5

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