No sabemos por qué, pero el programa de concursos, que además dizque es programa de entretenimiento, Parodiando, está de regreso. Y al igual que la primera temporada, esta segunda edición es una tontería, sin chiste y de un nivel bastante mediocre, sobre todo por los participantes que ahí salen ridiculizándose.
El año pasado, en su primera temporada, fue un programa que tuvo un cierto éxito entre el vulnerable pueblo mexicano (que no tiene idea de calidad televisiva y que tampoco conoce o no tiene para el cable), donde todo pasó con normalidad: una realización pobre y mediocre, una producción sutil como cualquiera de sus programas domingueros y sin ninguna chispa y encanto. Aún así, está de vuelta para una segunda temporada.
En realidad, las diferencias entre la primera y segunda temporada son casi nulas; Parodiando es el mismo que la del año pasado, es como la continuación; vendría siendo la segunda parte, con nuevos participantes y casi los mismos conductores y jurados.
El programa es conducido por Héctor Sánchez Duarte (mejor conocido como Héctor Sandarti), no lo hace mal pero tampoco sobresale, pues aveces parece que está en un infomercial anunciando cremas para adelgazar, aunque también en ocasiones pareciera que está conduciendo un programa infantil, por la forma de tratar a los participantes y al público televidente.
En la parte de los jueces (o lo como se llamen), está nuevamente Angélica Vale --que en el primer programa llevó a su hija nomás para llamar la atención de los programas de chismes, para que así hablen un poco de Parodiando--, que es como la buena y justa del show. La "novedad" es Julio Sabala, un comediante que está tan desesperado de conseguir empleo que hasta aceptó participar en este programa.
Y luego está el resto de los jueces y maestros que a nadie le importa, y que se dedican a elegir al mejor imitador. Y, hablando de imitadores, ¿De qué trata el programa? Pues es como el programa Parodiando pero en versión programa de concursos, donde personas van al programa para imitar a algún personaje famoso y demostrar que tienen talento. Claro, ellos creen que tienen talento, pero sólo que hay verlos para darnos cuenta que nada más se están ridiculizando tratando de imitar al artista.
Es un programa de medio pelo, en cuanto a contenido y calidad, no hay nada novedoso en esta segunda temporada, no hay nada sobresaliente y que llame nuestra atención; no es más que otro programa irrelevante de Televisa, la misma telebasura que ya estamos acostumbrados a ver.
Los concursantes no tienen talento alguno, es un talento callejero y barato, sin ningun chiste y gracia, y la diferencia entre el ganador y el perdedor es casi nula; son elegidos porque son un poco mejor que el otro. También, son imitaciones de circo, casi de fiestas infantiles; prácticamente son payasos haciendo sus números por el escenario.
El programa tiene pequeños destellos de comedia, pero el resto es macabramente aburrido y tedioso. No pasa nada, y, por supuesto, seguimos con el sentimentalismo; todos los concursantes que ahí salen siempre dicen tener un compromiso emocional, y por eso están en el programa cumpliendo su sueño, ¿Que acaso nadie concursa porque nada más les gusta imitar a su artista? Pero siempre se tiene que relacionar con algo emotivo, no sabemos por qué.
Así, una vez más, Televisa sigue tratando a su televidente como retrasado mental, poniéndole nuevamente un programa barato, trivial, y mediocre. Y si funciona, es por la ignorancia de la gente que le gusta ver este tipo de cosas.
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