Enterrados


"Estamos bien", fue el mensaje que se recibió desde más de 700 metros bajo tierra...

Las cosas que tiene la vida, nos enteramos en las noticias de que un grupo de mineros habían quedado sepultados luego de un derrumbe ocurrido en la mina en donde trabajan, en el desierto de Chile, la opinión y la reacción de todos fue: "Ni modo, ya están en un "lugar mejor", era obvio que las posibilidades de sobrevivir a algo así eran casi nulas.

Pero derrepente, de la nada, surgió la esperanza y la sorprendente noticia de que estaban vivos, los 32 mineros chilenos y uno boliviano, habían burlado a la muerte y permanecían con vida en el fondo de la mina. La nota le dio la vuelta al mundo; todas la miradas estaban en Chile, las espectativas crecían en torno a como sacar a esas personas de ahí, tiempo después nos esteramos que el rescate no sería cuestión de semanas, sino de meses.

Los días transcurrían y dentro de toda la incertidumbre, muchos hablaban sobre el famoso Récord Guinnes, claro, los mineros ya habían dejado atrás cualquier reto, el Récord de estar sepultados bajo tierra ya les pertenecía. Los intentos y los planes por sacar a los trabajadores de la mina seguían, mientras las grabaciones de los mineros dentro de la mina le daban la vuelta al planeta, afuera el morbo era impresionante.

Llegó octubre, el mes que quedará para la historia. Algo nunca antes visto, realizado, intentado y, quizás, planeado, los rescatistas cabarían un agujero hacia la mina, luego, este agujero sería el conducto para introducir una especie de asensor, una cápsula que bajaría y traería, uno por uno, a los mineros. Éste trabajo llevaría horas. La noche del martes 12 de octubre, las maniobras comenzaron, todo mundo pendiente para ver el rescate de la década, el momento llegó y el primer minero, el primer hombre que volvió a nacer salió de aquél hoyo en ese artefacto de metal pintado con los colores de Chile, y volvió a ver la noche, volvió a ver a su familia y horas después volvería a ver la luz del día.

Las horas pasaban y uno por uno los mineros, lentamente, salían, hasta que salió el último y todo terminó, se acabó, el martirio y temor de seguir enterrados... había llegado a su fin. Para saber lo que ellos pensaban al salir a la superficie, tendríamos que haber vivido lo mismo.

Así termina la historia de un grupo de personas que un día se levantaron para ir a trabajar como cualquier otro día, sin saber que tendrían que esperar 69 días más para volver a casa. Las ganas de vivir fue el principal motor de su rescate, las ganas de todo Chile por salvar y ver con vida a su gente.

Qué viva Chile, qué viva la vida.
Enterrados Enterrados Reviewed by José L. Bravo on 8:12 p.m. Rating: 5

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