¡Por el orgullo gay!

Desde hace ya varios años que se viene haciendo en todo el mundo --o mejor dicho, en casi todo el mundo, saludos Medio Oriente-- las famosas marchas del orgullo gay, en donde desfilan por las más importantes calles de la ciudad las personas, según la sociedad, con distintas preferencias sexuales, es decir, la comunidad gay.

Por supuesto que México no es la excepción, y claro que nuestros homosexuales también salen a las calles a poner en alto el orgullo gay, ese orgullo gay que sobrevive día a día en un país gobernado por el machismo y la doble moral, ¡Viva México!

Pero, este tipo de marchas gays tienen un problema: la difusión que se les da --principalmente, claro está, por los medios de comunicación--. ¿A qué me refiero? Se supone que las marchas gays sirven o tienen cómo propósito, decirle a la gente, a la sociedad y al mundo que la homofobia, la discriminación hacia las personas gays debe de acabarse de una vez por todas, y que todos somos iguales, sin importar preferencias sexuales. Pero este tipo de llamados hacia la sociedad nunca llega como tal, o nunca como debería de ser.

¿Qué vemos, escuchamos y leemos en los medios de comunicación cuando se habla de la marcha del orgullo gay? Lo primero que nos muestran son los travestis, vestidas, y demás, semidesnudos/as encima de los autos, los carruajes, disfrazados (como si fuese una fiesta de disfracez) de todo tipo de personajes; caminando y saludando a la multitud como verdaderas locas. Esta es la imagen que los medios le han dado a las marchas gays; es una imagen de depravación donde la inmoralidad se respira, se siente por doquier. Es la imagen más difundida, y que lamentablemente se ha convertido en la imagen de las personas gays.

¿Y cuál es el mensaje aquí? ¿Qué no se supone que hay que concientizar a la gente y no darles una imagen de perdición sexual, depravación y perversión acerca de las personas gays? Este es uno de los tantos problemas de estas marchas, la gente piensa que nada más van a echar la fiesta homosexual y enseñar sus operaciones de busto, besándose y tocándose por la calle, casi haciéndole un homenaje a la degeneración, mientras la muchedumbre (bastante influenciable) los observa como si fuese un desfile de circo. ¿Por qué? Porque eso es lo que nos venden los medios de comunicación, y claro, ya la gente influenciada tiene una imagen, una perspectiva súper torcida acerca de este tipo de eventos.

La clásica imagen sobre los gays que vemos en todos los medios.

En las marchas por el orgullo gay también asisten familias gays con todo e hijos, pero nadie habla de ellos, sí, esas familias gays --que no van vestidas de Lady Gaga o Luis Miguel sádico-- que acuden a estas marchas para reclamar sus derechos que absurdamente se les niega, pero nadie les hace caso; los medios omiten esta parte, porque lo que vende en realidad son las fotos, las tomas de chicos/as encuerados. Sin querer (y algunos con intención), los medios crean un atmósfera de rechazo en la gente, pues de cierta manera los medios le dicen a la gente que las marchas gays son sólo para personas "diferentes", y que para nada es "normal" lo que se hace en dichos desfiles.

Las marchas están perfecto, de hecho, debería de haber más seguimiento a dichos eventos (así como muchos más eventos masivos), pero también tienen que ponerse de acuerdo si van a hacer marchas para acabar con la homofobia, promover las familias gay y el respeto entre todos, o una marcha del orgullo gay de puras orgías, donde toda la atención se centra en el carro de las locas. Y esto es algo que le corresponde a todos; a los medios, a la gente (que debe informarse más) y a los propios organizadores y asistentes al desfile.

Insisto, la intención es buena, las marchas son fantásticas, pero debe haber más moderación en la forma en que se da el mensaje, porque estas marchas llegan a la gente (quienes forman la sociedad) de forma depravada, y lo único que hacen es provocar más homofobia y más rechazado, todo esto aunado a las costumbres "recatadas" del país: el machismo, la ignorancia; la educación y por supuesto la doble moral mexicana.

Fotos | AP