El aztecazo gringo

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México sigue en plan grande y continúa haciendo historia; no conformes con ganar la Medalla de Oro en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, ahora, tan sólo unos días después, la Selección Mexicana de Futbol vuelve a escribir su nombre con letras de oro en las páginas del balompié. Y es que El Tri hizo posible lo que hasta ahora era imposible: perder ante Estados Unidos como local y en el Estadio Azteca, y no sólo eso, sino además jugando mucho mejor que el rival y desperdiciando todos los goles posibles.

Sí, cuando todos creían que el futbol mexicano ya le podía ganar a cualquiera, pues resulta que nos han regresado a nuestra realidad, que es la de sufrir antes equipos que, en teoría, son un poco inferiores a nosotros. Y así, con ésta soberbia que acaban de leer en la línea anterior, así jugó México ante Estados Unidos en el Azteca.

Lo dijo Jürgen Klinsmann en conferencia de presa previo al partido: "... Venimos a ganar...". E independientemente que lo haya dicho de dientes para afuera o que dentro de su poco conocimiento del futbol de la CONCACAF, haya ignorado la superioridad futbolística de México en la zona y sobre EUA, pues vaya que lo cumplió, y no tanto por méritos propios, claro está.

El equipo de Klinsmann tuvo la fortuna de enfrentar a un inflado y confiado equipo mexicano, que salió a la cancha del Azteca a jugar una cascarita, sin darle la seriedad necesaria al partido. Bañado del fervor Olímpico y el entorno victorioso que impera en el país, la Selección Mexicana hizo el ridículo ante una Selección que se decía ser la estadounidense. Y no sólo por su futbol Estados Unidos era irreconocible, sino por la gran cantidad de latinos que militan en la escuadra rojiblanca.

Ya atrás había quedado el famoso "aztecazo" que Costa Rica le propinó en las Eliminatoras del Mundial del 2002 a la Selección Mexicana, y en éste amistoso ante el odiado rival, ese resultado no le pasaba a nadie por la cabeza. Y menos por cómo el partido se hiba desarrollando.

Estados Unidos, con mucho que ganar y nada que perder, salió a la cancha del Azteca --dicho sea de paso, con una entrada pobre, y esto se debe a la poca promoción de los dueños del futbol mexicano: Televisa y TV Azteca, que le dieron todos los reflectores a la Selección Olímpica-- bastante tenso, una actitud que se vio reflejada en su portero Tim Howard, que, cosas del futbol, terminó siendo el jugador clave en el triunfo gringo; no, México no supo sacarle provecho a esto desde los primero minutos, simplemente se dedicó a esperar a que pelota entrara solita, aunado a esto, Estados Unidos tuvo otro factor a su favor: la soberbia del "Chicharito".

Javier Hernández es uno de esos personajes mexicanos que no se le critica nada (y que no se le puede criticar nada, porque luego salen sus intolerantes seguidores a defenderlo), tal vez porque es uno de los que más éxito ha tenido en el futbol últimamente, por ésta razón, a Hernández se le había perdonado todo, pero eso se acabó. Hoy vimos a un Javier Hernández sobrado, soberbio, altanero; poco comprometido, demasiado confiado y muy rockstar; es decir, bastante crecidito. Nada qué ver con aquél jugar que apenas llevaba unos meses en Europa y que cuando jugaba con la Selección se mataba en el terreno de juego, que buscaba todas las pelotas y que no daba por perdida una sola, no, ese "Chicharito" comienza a convertirse en una especie de diva que se la pasa caminando por cancha, esperando a que le pongan la pelota en la línea de gol para nada más llegar y empujarla, porque no se quiere ensuciar y cansarse demasiado, ya que tiene que jugar con el Manchester United, porque su club es más importante que su Selección.

Hernández tuvo las jugadas más claras de gol y no las metió, quizá porque los defensores hicieron bien su trabajo, quizá porque todas las pelotas eran incómodas o porque tal vez no tenía ganas de meter goles. Pero el caso es que el famoso "Chícharo", aparentemente (y es lo que se percibe), ha dejado de hacer cosas importantes; y la excusa de que sólo es un partido amistoso, aquí no funciona, México tiene que hacer valer su condición de local, de favorito y de mejor equipo de la zona, y si Javier Hernández ha olvidado eso, pues entonces tenemos problemas.

Ahora, no es que estemos buscando a un único culpable, porque la culpa la tienen todos, si bien es cierto que la responsabilidad recae sobre Hernández, también hay que analizar al resto de la Selección, comenzado con el director técnico, que nuevamente ha comenzado con sus experimentos caseros; que si llamo a Juanito para ver si suple a Pedrito, que si convocó a Chuchito para ver si hace pareja con Paquito. Pero no sólo eso, también se cae en la soberbia, como dijimos antes, el equipo mexicano pensó que, por default, ya hiba ganando el juego dos goles a cero antes del inicio.

Ante una Selección Estadounidense bastante pobre, escasa, sin creatividad y toltamente bulnerable --sin mencionar que fueron a encerrarse--, donde México recibió todas las comodidades, todas las ventajas, donde encontró grandes espacios, no pudo ni meter un sólo gol; la contundencia, como ya hemos dicho centenares de veces, sigue siendo el principal factor del futbol mexicano, juegas muy bonito pero no las metes ni aunque la portería mida 500 metros de largo.

Esto, desde un principio, fue el acabóce del equipo tricolor; fue incapaz de mejorar ofensivamente, apesar de que dominó todo el encuentro, donde hizo lo que quiso, nunca pudo encontrar la manera de anotar, mientras que los visitantes --que con ese uniforme parecían al FC Dallas-- ya no sabían qué deporte estaban jugando, y su figura Landon Donovan estuvo totalmente desaparecido. Luego de fallar goles y goles en la primera mitad, en la segunda parte la malaria cotinuaría.

Pero antes, hubo un homenaje a la mediocridad, un homenaje a los pseudomedallistas olímpicos de Londres 2012, aunque más bien fue un homenaje a la Selección Sub-23 de futbol, que fueron quienes desataron todo este escándalo, porque si se traen la Plata, ni quien los pele. Y decimos mediocres, porque todo el país se ha conformado con lo que se hizo en estas Olimpiadas 2012, siendo que fue un rotundo fracaso, ya que en el 2008 se consiguieron dos Medallas de Oro, una de ellas ganadas de panzazo, pero fueron dos.

¿Acaso ya nadie recuerda a Bernardo de la Garza diciendo que si no se superaban [o por lo menos igualar] las dos de Oro, sería un fracaso? No, aparentemente ya nadie se acuerda de eso, porque el país no tiene memoria, seguramente tampoco se acordaban de eso.

Y no sólo mediocres por el conformismo, sino por los atletas. Ahí está el caso de Aída Román, que le regalaron la Medalla de Oro, pero prefirió la de Plata, y es que era más difícil darle al 8 (más alejado que el de la coreana, que también sacó un 8 y que la envió hasta Wembley) que darle al 10, una prueba más que la mentalidad pesa bastante, perder esa Medalla de Oro fue totalmente absurdo, y no hay cómo defenderla, así que ni lo intenten. Todos dicen que Aída Román ganó Medalla de Plata, no, Aída no ganó Medalla de Plata, más bien se quedó con la Medalla de Plata, que es muy, muy diferente.

O qué me dicen de María Espinoza, que salió a pelear con el ego, en lugar de usar la experiencia, la técnica y la inteligencia, y por eso a la primera quedó eliminada, lo que significó un golpe psicológico terrible, y que por poco hace que se quede sin medallas, y al final, al ganar la Medalla de Bronce, se soltó en llanto, y no tanto por ganarla, sino por no haber llegado a la Final y pelear por la de Oro. Y Paola Espinosa, La Chilindrina Reloaded, que fue cayendo de nivel, siendo una de las llamadas "esperanzas de medallas", que al final se fue sin nada en clavados individual.

Y en el Tirco con Arco varonil ni se diga, una vergüenza, tanto como por equipos como en individual, sobre todo Juan René Serrano, que la mera hora no pudo con el papel de "esperanza mexicana". Y ya ni hablamos de los que no ganaron nada, que los han dejado en el olvido nuevamente, y que sólo hablan de ellos cada cuatro años. Pero bueno, ahí estuvo el dichoso homenaje, con todo y fuegos artificiales, y además con los estorbos de los reporteros que nomás entorpecieron el momento.

¡Viva México!

Y para cerrar con broche de oro ésta mediocridad, llegaría el segundo tiempo donde ocurriría lo impensable. Cuando parecía que México ahora sí mataría el partido y consumaría la inminente victoria, el equipo fue el mismo, las llegadas aumentaron, pero la contundencia seguía sin aparecer. Y nunca apareció.

Ahora Estados Unidos estaba más perdido que nunca, mientras que México era más insistente al ataque, apesar de que buscó el gol todo el tiempo, simplemente las cosas no le salieron; y es que la mala puntería es uno de los principales problemas de éste equipo.

Y cuando parecía que Estados Unidos se comería como cinco goles, fueron ellos quienes vacunaron al Tricolor con un gol fulminante y definitivo; en una descolgada, al puro estilo del sufrimiento mexicano, a menos de 15 minutos para el final, Michael Orozco marca el gol del histórico triunfo yanqui. México ya no reaccionó, si en más de 70 minutos no pudo concretar una, en 10 minutos era imposible.

La Selección Mexicana fue tremendamente superior, le hizo un baile a la versión más pobre de Estados Unidos, aún así... Estados Unidos ganó, y en el Azteca, y jugando muy mal. Qué más podían pedir.

Y claro que lo celebraron, saltaban de gusto y alegría en la cancha del Azteca, y es que éste fue un resultado histórico para el futbol estadounidense. "¿Dónde está el Mexico? ¿Dónde está el Mexico?", vuelve a gritarnos en la cara Landon Donovan.

Estados Unidos hace historia, y México también. Méxicó sigue haciendo historia.



El aztecazo gringo El aztecazo gringo Reviewed by José L. Bravo on 9:04 p.m. Rating: 5

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