La mafia del Vaticano

El Papa Francisco I, el cabecilla de la mafia más frande del mundo: El Vaticano | Ximinia

Siempre me ha llamado la atención la capacidad que la gente tiene para cambiar su perspectiva acerca de la criminalidad; para la sociedad, una persona es un criminal según sus acciones, forma de pensar y actuar, pero si este criminal representa a una ideología que tiene millones y millones de adeptos, entonces ya no es un criminal. Sus actos, sus acciones y forma de pensar, y sobre todo de actuar, se ven justificadas y validadas en la ideología que éste practica.

Claro que nos referimos a la religión, específicamente al Vaticano y su catolicismo.

¿Cuál es la diferencia entre un criminal, miembro de un grupo delictivo, que --por ejemplo-- se dedica a violar a niños, y un clérigo que también hace lo mismo y que también pertenece a un grupo (en este caso, un grupo religioso)? Que el criminal, cuando es detenido, no sólo es encarcelado, enjuiciado y avasallado por la sociedad, sino que su grupo criminal al cual pertenece también es investigado, desmantelado y erradicado. ¿Pero por qué no ocurre lo mismo con el grupo religioso?

Viendo la película Los Intocables, se me vino a la mente la manera en que funciona el Vaticano, ya que en realidad este estado es una red criminal que escuda, esconde todas sus atrocidades en la doctrina que practica, así como sus seguidores (la sociedad) que evita que ésta red sea una red criminal como tal.

Haremos una comparación y notarán que las diferencias entre los criminales comunes y el Vaticano no son muchas.

Cuando el conocido mafioso Al Capone tenía a la ciudad de Chicago hundida en el hampa, todos sabían muy bien quién era, qué crímenes cometía y cómo los cometía. Cuando una masacre ocurría, era casi seguro que el autor era Capone y sus hombres, su mafia; la policía estaba segura de que Capone estaba detrás de todo, pero nada podían hacer, pues las pruebas en contra de Al eran casi nulas, e inclusive la misma ciudadanía sabía quién había cometido los crímenes, pero todos hacían como que no pasaba nada.

Y no pasaba nada porque Al Capone era un experto borrando evidencia, comprando y matando policías; burlaba la justicia cuantas veces quería, sin que nadie pudiera hacer algo. Claro, su herramienta no sólo era el soborno y la compra de más de la mitad de la justicia, sino también el terror y el miedo que había logrado sembrar en toda la ciudad; Capone imponía respeto, respeto que consiguió gracias a su organizada asociación. Era intocable para las autoridades que sabían a ciencia cierta qué clase de criminal era, pero Capone los había hecho parte de su "familia" delictiva, los manipulaba, a ellos y a la población.

Lo mismo sucede hoy en día, pero ya no con la mafia de Capone, sino con el Vaticano.

El Vaticano es un enorme grupo de delincuentes de todo tipo, desde genocidas hasta violadores, pedófilos y pederastas, pasando por verdaderos nazis y admiradores del Klux Klux Klan. Personas con tanto poder como los políticos más poderosos del mundo pero a la vez con un intelecto más pobre que el de un plancton.

El Vaticano es, sin más ni más, una red de criminales, una mafia bien establecida que se ha ganado a la sociedad comprando, callando voces, manipulando y asesinando --de casi todas las formas posibles--. Mientras Capone sembraba el terror con sus violentos actos, el Vaticano lo hace pero por la vía de la psicología, la ignorancia, la pobreza y la necesidad de las personas.

Capone era el líder, el único, pero en la mafia del Vaticano existen varios líderes, el cabecilla de la banda es el Papa. Cada cierto tiempo surge uno nuevo, uno que llega al poder y que cambia ciertas cosas, según sus ideales, porque cada Papa tiene una forma "diferente" de pensar.

Capone, después de todo, fue detenido y enjuiciado; su grupo de delincuentes se acabó, su mafia terminó. Pero no sucede lo mismo con el Vaticano, ¿Por qué? Porque, increíblemente, digamos que también han comprado, de alguna manera, a la justicia mundial, pues el Vaticano goza de una aberrante inmunidad "diplomática" y judicial, es decir, pase lo que pase, hagan lo que hagan --guerras, crímenes contra la humanidad, abusos y más abusos (de todo tipo) hacia personas de todas las edades, etc.-- jamás podrán ser llevados ante una Corte, jamás podrán ser culpados de nada ante la ley. Inmunidad, algo que Capone no tenía.

Y la inmunidad no sólo es judicial, sino también económica y social.

Por supuesto, esto no se limita sólo a la justicia que protege al Vaticano, sino que la sociedad también hace su parte. Mientras que los grupos de delincuentes que se dedican a la trata de personas, a violar niños, jóvenes; los pederastas, grupos homofóbicos y demás, son detenidos y enjuiciados, el Vaticano continúa libre y sin problemas haciendo exactamente lo mismo; abusando, violando, cometiendo crímenes, rompiendo la ley, lavando dinero; enriqueciéndose con dinero que no le pertenece, sembrando el odio, la discriminación, el racismo... Y un sin fin de cosas más.

Una mafia criminal, delincuentes que cometen todo tipo de atrocidades (contra personas y la sociedad), pero que a la vez es un grupo criminal que es bien vista y aceptada por la mayor parte de las sociedades del mundo. Todo por el simple hecho de tratarse del Vaticano.

El Vaticano, formada por delincuentes y genocidas, ha logrado lo que otros grupos de criminales no han podido hacer: aprovechar las bondades de la religión, un conjunto de seudoideales, creencias y supersticiones que pueden cambiar la perspectiva de las personas acerca de la criminalidad.



Foto | Especial


La mafia del Vaticano La mafia del Vaticano Reviewed by José L. Bravo on 9:47 p.m. Rating: 5

3 comentarios:

  1. Excelente!! Yo no lo hubiera dicho mejor

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  2. Impresionante... no obstante llegara el momento en que serán juzgados y condenados según sus hecho, no quedaran impunes, llegara el momento y sera grande.

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    1. Lamentablemente no vamos a estar para presenciar tan fantástico momento.

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