Si no suceden cosas extrañas, México tendría que avanzar al Exagonal Final y hasta calificar al Mundial, invicto; con triunfos en todos sus partidos, casi caminando. No, no es una exageración, es una realidad del futbol actual de Concacaf. El juego contra Costa Rica (y el resto de los partidos) nos deja claro que el equipo mexicano es el único con una idea futbolística y el único con capacidades futbolísticas, el único que debe quedarse con el primer puesto de las Eliminatorias, esto es casi una obligación, lo dice su futbol y lo dicen los demás.
Y es que nada más hay que ver también el nivel de las Selecciones en esta Eliminatoria de Brasil 2014 de la Concacaf, que va de mediocre a deprorable; Estados Unidos, el que se dice ser el rival directo de México, anda arrastrando la cobija como nunca antes, jugando a un nivel que no le recordábamos; la malaria estadounidense es tanta que hasta perdieron ante Jamaica (2-1), y si con estos resultados México no está obligado a humillar a sus contrincantes, entonces no sé de qué trata el futbol. Y qué decir de los equipos centroamericanos, que parece que han tenido un retroceso futbolístico de 20 años, tan sólo Costa Rica no encuentra el funcionamiento y parece estar igual de perdido que los demás, como El Salvador, que lo único que sabe hacer es crear un entorno de hostilidad cuando recibe a sus rivales (en especial a México). En lo futbolístico, el equipo es un desastre (como siempre lo ha sido), ahí está el partido contra Guyana, que terminó empatado a dos; que más que partido de futbol, parecía el arranque de la NFL, por poco y no terminan 40-40.
Honduras tampoco es de mucho peligro, de hecho nunca lo ha sido, y al igual que el resto, andan muy por debajo del nivel de la Selección Mexicana.
Por supuesto, nada más falta el compromiso del equipo mexicano, que como ya es una costumbre, a México no le importa mucho el demostrar que es el mejor, mientras avance, todo lo demás sale sobrando. Lo cual es un problema, porque si eres el mejor de la zona, entonces tienes que demostrarlo con resultados, y las posiciones en las tablas es uno de ellos.
Sin competencia
Cuando creíamos que Costa Rica sería un rival complicado, porque además jugaba de local, terminó siendo un rival a modo, uno que no exigió mucho; El Tricolor (que le encanta perder su identidad con ese uniforme negro), que comienza a darse cuenta del por qué es conocido como "El Gigante de la Concacaf", supo pararse en la cancha del Estadio Nacional --dicho sea de paso, es el único estadio en el mundo donde se necesitan binoculares para ver un partido, porque las tribunas están a 220 metros de distancia del terreno de juego--, donde desde un principio manejó las acciones del partido, siendo el que generó más llegadas de peligro; fue hasta el 43', cuando Carlos "Pretty" Salcido abre el marcador, en un remate que pudo detener hasta la abuelita del portero Navas, pero que se le pasó a medio mundo. Este gol fue más que merecido, pues la escuadra azteca había hecho mucho más que los ticos.
Para la segunda mitad, el equipo mexicano seguía sin problemas en el partido, tanto que hasta se atrevieron a romper con su mentalidad mediocre y anotaron un segundo gol (un churrazo, por cierto), pero luego vino la misma malaria de siempre, que es la relajación, donde el equipo local intenetó regresar al partido, pero el tiempo le fue insuficiente. Aquí México es donde se suelta y deja que le lleguen, el cual siempre es un problema porque al final siempre termina sufriendo demás.
No fue un mal partido de México, aunque no están al 100%, el resultado es aceptable, así como el funcionamiento, claro, no podían faltar los experimentos del entrenador, que en su afán de no ser linchado por la prensa, puso a Oribe Peralta y a Javier Hernández juntos, y claro que no funcionó, pero los caprichos de la gente hay que cumplirlos.
Ahora, para el partido de vuelta, el cual tiene que ser una victoria sí o sí, estaría dándole la tranquilidad total al equipo mexicano, lo cual indica que perder ya no sería un problema; tomando en cuenta la mentalidad de los jugadores y entrenadores mexicanos, México no será ambicioso y, tristemente, no buscará ser líder de las Eliminatorias, aun cuando tiene toda la mesa puesta para que se atasque sabroso.
Ni Costa Rica ni Honduras ni ¡El Salvador! y ni mucho menos Estados Unidos son rivales para México, no es soberbia, es la puritita verdad, es lo que hay, es lo que los rivales nos están mostrado.
Hace no muchos ayeres, las Eliminatorias rumbo al Mundial, en la zona de la Concacaf, no eran más que partidos de trámite, juegos que se ganaban cómodamente por marcadores de más de 6 goles, con el estadio Azteca totalmente vacío. México ganaba sin problemas. Hoy las cosas son muy diferentes, quién sabe cómo es que las Eliminatorias dejaron de ser tan fáciles y se convirtieron en un martirio para el futbol mexicano; hoy, un partido contra El Salvador es a matar o morir, increíble.
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