TWD3: decesos, incertidumbre y emociones

Lo comentábamos en el inicio de la tercera temporada: uno de los puntos claves del éxito de The Walking Dead, es que sus productores le han sabido dar vuelta a la historia, la han sabido alargar a más no poder. Y una muestra de ello, es precisamente ésta tercera temporada, que hasta el momento ha superado la primera y la segunda (a ésta última la ha rebasado por mucho, ya que la segunda temporada fue telenovelesco a más no poder).

Los creadores han están haciendo maravillas con la trama, porque TWD3 está plagado de mucha intriga y mucho, pero mucho suspenso y sucesos inesperados, como lo ocurrido en los últimos dos episodios.

La lucha por la sobrevivencia
Las cosas no habían cambiado mucho, parecían mejorar, hasta que llegó la sorpresiva muerte de Lori. Junto con Maggie y Carl, Lori intentaba huír de zombies que habían ingresado a la zona segura (después de que un interno, que se escondía, abriera las puerta), luego de ser acorralados, Lori comienza con las contracciones y da a luz al bebé en un cuarto; como en ese momento no tienen otra opción, Lori decide que Maggie, literalmente, le saque al bebé, lo cual provoca la muerte de Lori. Carl tiene que ser el encargado de quitarle la vida a su mamá, mientras recuerda lo que su padre le dijo con respecto a hacer lo correcto.

Cuando Carl y Maggie llegan con el resto del grupo (con el bebé en brazos), Rick pregunta por su esposa, para después darse cuenta de que la había perdido. Éste ha sido el momento más emotivo y dramático de lo que va de la 3ra. temporada.

Pero no es la única que muere, T-Dog y Carol tampoco logran escapar. Rick queda transtornado; entra para buscar a muertos vivientes y desatar toda su furia contra ellos, pues Rick siente que todo lo que había hecho fue en vano, y que le había fallado a Lori, no sólo por no cuidarla y mantenerla a salvo, sino por cómo se comportó en los últimos días. Adquiere una impotencia sobre la situación y desea terminar con todo, olvidando la verdadera realidad por un momento.

Pero ahí no acaba todo, mientras el grupo de Rick vive momentos bastante sombríos desde que encontraron la prisión, Andrea y Michonne enfrentan sus diferencias por el refugio en el que se encuentran. En éste lugar, seguimos descubriendo cosas raras sobre su dirigente, "El Gobernador", que ahora sabemos que se llama Philip (o es lo que dice), que en cada capítulo nos va mostrando su lado psicópata. Philip, mantiene encerrada a su hija Penny, quien ya es una zombie, pues, creemos, que se niega a matarla, aunque ya esté muerta.

Al final, la morena Michonne le da un ultimátum a Andrea: se queda o se va con ella; Andrea decide quedarse, pues no quiere volver a vivir afuera, es cuando Michonne abandona el lugar, y es que es la única que se ha dado cuenta que el lugar no es lo que parece, aún así, Andrea intenta convercerla peo no logra nada. Además, comenzamos a darnos cuenta que Andrea se siente atraída hacia "El Gobernador" --lo cual no es una novedad, pues las mujeres siempre buscan a hombres poderosos, negándose a escuchar su corazón--.

Pero el final de éste capítulo tuvo como ingrediente, una llamada misteriosa que Rick, todo exhausto, recibe en uno de los pabellones; Rick levanta la bocina, y contesta... y entonces termina el episodio. Esto es lo que hace de The Walking Dead una serie sorprendentemente bien realizada, con todos los ingredientes de una serie de suspenso.

La serie nos plantea dos panoramas totalmente distintos, uno es el grupo de Rick, el otro es de Philip y su dictadura en el enorme refugio, que esconde secretos que podrían cambiar el rumbo de la serie. Mientras que Rick y compañía tienen que vivir con la idea de permanecer en la prisón por tiempo indefinido, "El Gobernador" parece tener buenas intenciones, aunque no sabemos si lo hace para bien de todos o para benficio propio.

También, los nuevos personajes, Axel y Oscar, podrían tomar fuerza, o podrían ser simples animadores, mientras sucumben ante los muertos vivientes.

Pero la principal intriga es si éstos dos grupos se contrarán en algún momento, algo que nos mantiene atentos hasta el final.