Un juego más sobrevalorado que el torneo americanista, el Querétaro vs. Atlas decepciona, no sólo en cuanto a espectáculo, sino que también en cuanto a futbol y el funcionamiento de ambos equipos.
Si ambos quieren salvarse, aún deben perfeccionar muchas cosas y mejorar la actitud.
Sí, Gallos Blancos y el Atlas se jugaban todo en la jornada 8 del Clausura 2013, nadie por qué se jugaban todo, pero es lo que medio país decía. El partido fue un fiasco, aburrido a más no poder, lento, trabajo y tedioso; sin futbol y ningún tipo de emoción, apesar de que los medios promocionaron el juego como el más sobresaliente y atractivo de la jornada, el partido terminó siendo una tontería, un encuentro donde no pasó nada.
Durante la semana, los periodistas nos vendían el partido como la gran cosas, como el partido que definía el descenso y todo lo demás. Mentira, el partido no descidía nada, no era el fundamental, nada más el morbo de ver a los dos protagonistas del descenso matarse de nada en la cancha.
Hablando ya del partido, el Querétaro fue mucho mejor que el Atlas, fue el que generó más llegadas y el que tuvo las más claras, aún así, los queretanos andan salados, pues ni la fortuna está de su favor; la contudencia, la presición y la definición son algo que el Querétaro desconoce por completo. Pudieron haber ganado el encuentro fácilmente, ante un Atlas irreconocible, que dejó de hacer todo lo que había venido haciendo en sus últimos cuatro partidos; fue rebasado por un equipo que se suponía andan peor que ellos.
A los Zorros la fortuna sí les sonrió, pues se salvaron de varios goles casi de milagro, claro, con la gran actuación de Pinto, que nuevamente se convirtió en el héroe del equipo.
Apesar de que le echaron ganitas, el Querétaro está prácticamente descendido, con lo que mostró ante el Atlas, no hay ni cómo ayudarlos, además, el descenso no se libra con corazón y pasíon, también hace falta futbol, y al Querétaro le falta mucho pero mucho futbol.
El encuentro fue intenso, osea que se peleaba con todo, aunque también fue pura bravuconería, pues las patadas, las barridas, etc., no llevaban a nada; el juego se disputaba en medio campo, y de ahí no pasaban, eran puros arranques de dureza sin ningún sentido, como niños rebeldes que no sabían lo que querían.
Con todo esto, los televisos también intentaron levantar el partido y ganar algo de rating, pero no les funcionó. Ahí estaba el pseudocomentarista Raoul Ortíz que narró el partido más sobreactuado que un actor de la telenovela La Rosa de Guadalupe, por cualquier tontería se emocionaba, hasta con saque de manos le ponía emoción al juego; gritaba y gritaba por cualquier pase.
Pero era en vano, pues el partido era una porquería.
Querétaro dejó ir una gran oportunidad de despertar y tomar algo de impulso anímico, pues manejó el partido, tuvo la pelota en sus pies, dominó al rival y tenía llegadas, pero el equipo está realmente tocado, desganado y sin ilusiones, además de que no hay idea futbolística.
Y de la que se salvó el Atlas, un punto de oro la que sacó de La Corregidora, porque se pudo haber llevado un susto, por lo menos espantado sí que salió.
Ahí estuvo el partido que dizque definía muchas cosas, el partido clave, el juego de la salvación... Un fraude.
Atlas parece estar salvado, por lo que vimos del Querétaro, pero el futbol que desplegaron los rojinegros es de llamar la atención, es increíble como de una jornada a otra pasas de un futbol aceptable a uno deplorable. Si Atlas busca salvarse, tendrá que analizar éste partido. Y Gallos Blancos... No hay ni cómo salvarlos; están sentenciados.
Esto es el futbol mexicano, incosistente en todos los sentidos.
Foto | Mexsport
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