El partido sólo lo vimos porque sabíamos que era una Final, porque si no nadie se da cuenta que había partido. Y para colmo, el juego fue cualquier cosa, menos una Final. ¿Y así quieren ir a un Mundial de Clubes?
Hablamos de la pseudofinal de la Concacaf Liga Campeones 2013 --Final que no le interesa a nadie, ni al futbol mexicano--, disputada entre los poderosísimos equipos de Santos y Monterrey, encuentro que finalizó con un espantoso 0-0.
Y no es que ambos equipos se hayan defendido muy bien, o que el medio campo de ambos haya sido intransitable, sino porque los dos fueron incapaces de aprovechar todas las jugadas que se les presentaron; el Santos jugó toda la segunda parte con un hombre más, y ni así fue capaz de anotar, y el Monterrey pudo haber ganado por la mínima ante los errores defensivos de Santos Laguna, pero ambos dieron un partido tan mediocre que no pudieron sacar el resultado ni con errores. Suazo tuvo la más clara del partido, un remate de cabeza que se estrelló en el poste, y después no pasó más.
Después del despegue futbolístico en el Clausura 2013, con la llegada de Joaquín Sabina Pedro Caixinha a la dirección técnica, el Santos arrancaba como ligero favorito, sobre todo por el trabajo de conjunto, que es a lo que juegan los Guerreros, pero sin descartar a Monterrey, que es un equipo que es más peligroso por sus individualidades --como lo ha venido demostrado en esta Concachampions 2012/13--, pues De Nigris y Suazo te pueden matar en cuaquier momento.
Pero vamos a tener que esperarnos hasta el partido de vuelta para poder observar éstas cualidades de los equipos finalistas, pues en el juego de ida lo único que vimos fue pura mediocridad, ya que ninguno fue capaz de imponer su futbol, y ambos estuvieron a punto de ganar pero por los errores del otro.
Santos era mucho mejor, tenía más tiempo la pelota, llegaba más pero no lograba encajar ninguna, al igual que los Rayados, que tuvo varias llegadas con jugadas de contragolpe, pero ninguna resultó. La Final no se estaba jugando como Final, parecía que ninguno quería arriesgarse; Santos no era eficiente y Monterrey lucía temeroso; no quería ser goleado de visitante.
Nadie quiso arriesgarse a sacar el triunfo y llegar con ventaja al partido de vuelta. Y en este juego de vuelta, después de lo que vimos en el ida --que quien sabe porque son dos partidos, cuando debería ser a una Final, digo, porque si ya le copiamos a la UEFA Champions League el nombre y la bandera que es ondeada por niños en el centro del campo...--, parece que Santos y Monterrey saldrán con todo a buscar el partido, lo que nos deja más que claro que el partido de ida no sirvió para nada.
Lo que vimos en esta Final fue el reflejo del nivel del futbol mexicano, así como del torneo concacafquiano, un juego jugado a un nivel mediocre, con cero actitud ganadora, con poca ambición y con pocas ganas de sobresalir y pocas ganas de llevarte el torneo; se supone que es una Final, una Final que te da un boleto al Mundial de Clubes, qué más quieres.
Afortunadamente, la incosistencia y las rachas del futbol mexicano harán que uno de estos llegue en buen momento al Mundial de Clubes, pues si ahorita juegan a un nivel medio, en tres meses estarán jugando a su máximo nivel. El problema es que no sabemos quién de los dos será el que retome su nivel futbolístico, tal vez el Campeón siga jugando igual de mediocre y el perdedor sea quien levante de nivel. Así funciona el futbol mexicano.
El chiste aquí es saber si el equipo Campeón llegará en óptimas condiciones al Mundial de Clubes, algo que regularmente no sucede.
Foto | AP
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