Y eso que no era el Buen Fin. |
"Sabemos que está mal, sabemos que estamos robando y que estamos cometiendo un delito, pero estamos necesitados...": palabras de un damnificado acerca del saqueo a tiendas comerciales y otros establecimientos.
Las fuertes e intensas lluvias que han caído en los últimos días en gran parte del país, han dejado severas consecuencias en casi todos los estados del territorio; sus habitantes, en su mayoría gente de escasos recursos (de un nivel medio hacia abajo), han sido los más afectados, pues las tormentas han causado enormes inundaciones que han dejado a los hogares, negocios y escuelas bajo el agua --como ya todo el país ya está enterado--. Además, las aguas que están arrasando con todo, han dejado incomunicados a muchas comunidades, en consecuencia, las personas afectadas se han quedado sin alimentos, ropa y hogar.
Estas inundaciones se vienen agravando desde los festejos del 15 de septiembre, donde el Presidente Peña Nieto, luego del magno evento en el Zócalo, acudió a distintos estados a "supervisar" (no sé a qué se refieran con "supervisar") las labores de rescate, de ayuda y las urgencias del pueblo en crisis.
Lo del Presidente, su dizque "preocupación" y su obligación de estar pendiente de todo, no nos interesa. Lo que nos está llamando la atención, lo que nos pone los pelos de punta y lo que nos deja con la boca abierta, es lo que la gente damnificada (que se ha quedado sin viviendas y sin nada qué comer, vestir, etc.) está haciendo para solventar (y "solucionar" "temporalmente") el momento de desesperación y necesidad; ante la poca/nula ayuda que ha recibido por parte de las autoridades correspondientes, que han cubierto gran parte de los lugares inundados, pero que no han llegado a ciertos lugares, y éstos lugares donde ya prácticamente no hay ley es donde está ocurriendo lo siguiente:
Resulta que las personas, que necesitan alimento para sobrevivir (pues se han quedado sin nada), dentro de su supuesta desesperación y necesidad, han recurrido a algo que los mexicanos ya lo traen casi de nacimiento: el saqueo, el robo a establecimientos de todo tipo (principalmente a tiendas de autoservicio).
Esta costumbre --porque no es tanto un último recurso--, que siempre ocurre en estos casos de emergencia, tenía que aparecer en algún momento, y esta vez apareció con ganas; durante estas inundaciones, varias personas, que no han recibido ayuda de ningún tipo (o la que han recibido es insuficiente [o ya se les acabó]), se las tuvieron que arreglar por sí solas, ¿y cómo le hicieron para cubrir sus urgentes necesidades? Pues ante la desgracia natural, y aprovechando que casi todo está bajo el agua, se fueron a las primeras tiendas que encontraron (supermercados, tiendas de autoservicio, abarrotes y hasta la tiendita de las esquina) y, cual ratones en carnicería, comenzaron a saquear todo lo que les cabía en las manos (¡o en el carrito!).
Pero lo peor de todo, lo irreal de todo este asunto, es que las autoridades ni siquiera se inmutaron, ni siquiera tomaron medidas, no hicieron (y no hacen) nada, al contrario, mientras las personas entraban y salían de las tiendas con todo lo que podían encontrar, cometiendo actos de vandalismo, cometiendo robo a manos limpias, los policías (federales y hasta soldados del ejército, y creo que hasta Protección Civil) los respaldaban, los cuidaban y hasta los supervisaban. Ahí veías a las autoridades que estaban detrás de ellos como que escoltándolos y viendo que hayan saqueado el centro comercial por completo, para que nos les fatara nada y saciaran sus "necesidades".
Era tan increíble este momento, que parecía broma ver a personas pasando con rejas, bolsas y los carritos a lado de la camioneta de la policía, y ésta que se quedaba vigilando no sé qué. Increíble, simplemente increíble. Una cosa es que los desastres ya hayan rebasado a las autoridades locales (pues al parecer la Federación ya tomó el control del asunto), y otra cosa es volverse cómplices de los saqueos sólo porque "existe la necesidad".
Lo anterior lo estaba siguiendo en las noticias. Una imagen alucinante, la verdadera cara de la sociedad mexicana, he aquí otro ejemplo: un gran número de personas (cerca de 200 o más) acarreando todo lo que podían de (aparentemente) un centro comercial; la reportera se acerca a uno de ellos (un saqueador que ni podía caminar por tantas cosas que llevaba) y le pregunta por qué estar haciendo lo que estaban haciendo, y el señor --con una cara de apenado, de vergüenza y de no saber qué decir, y evidenciando que más que necesidad, sus actos de rapiña eran porque estaba aprovechando el momento--, medio desimulando, dice que no tenien nada qué comer, que están necesitados y que por eso tuvieron que entrar a robar a dichas tiendas. Pero agrega lo siguiente: "...No quisiera hacer esto, pero estamos necesitados; perdimos todo y no tenemos nada, por eso tenemos que hacer esto", tratando de justificar el acto delictivo que estaban cometiendo a plena luz del día y enfrente de las autoridades.
La necesidad. |
Y la imagen se vuelve más psicodélica aún. De la tienda, que la estaban vaciando --y además con una descarada actitud de vándalos, es decir, con prisa y tomando todo rápido y salir corriendo de la tienda "para que nadie los viera", como si estuviésen robando a mano armada, como aunténticos asaltantes--, veías salir, una y otra vez, a un montonal de personas ¡con carritos de supermercado! No sólo se robaban las cosas, sino que aprovechaban el momento de irrealidad para agarrar un carrito, robárselo e ir más cómodo por todo el camino, y de paso se quedaban con el carrito, obviamente (porque no creo que después los iban a devolver).
Luego, otra señora es entrevistada, y se pone a decir excusa tras excusa, que por increíble que parezca, eran excusas válidas por la situación del momento. La doña, que llevaba encima de la cabeza una cesta llena de productos de todo tipo (incluyendo bolsas enormes de Doritos (las bolsas jumbo), de ¿shampoo Sedal?, de ¡sobres de palomitas!, pan integral, paquetes enteros de jamón,...), se detiene a declarar que esto que estaban haciendo, más por robo y vandalismo, lo estaban haciendo porque no les quedaba de otra, pero con un tono de "yo tengo razón, no me mires como delincuente, esto pasa cuando las autoridades no saben hacer su trabajo, esto pasa cuando la desigualdad abunda en el país".
Pero además la señora --que ni cuenta se daba que se le estaba saliendo un seno, pues la blusa se le estaba cayendo de lo tan mojada que estaba (la blusa)--, bastante retadora, parecía que nos estaba dando a entender que el saqueo, la rapiña era como una especie de "reclamo" hacia las autoridades que se habían olvidado de ellos, poque hay que recordar que la mayor parte de la sociedad mexicana todavía vive en la época de la conquista, y sus métodos de protesta y exigencia son bastante cavernarios, así que, de cierta manera, se entiende que hagan estas cosas.
Por supuesto, estos actos delictivos no son tanto por la necesidad de la gente de buscar alimento a como dé lugar, y explico por qué: el mexicano es estúpido e ignorante, al vivir en una sociedad igualmente ignorante, inculta y poco educada, y poco instruída civilmente hablando, y sobretodo en una sociedad marginada, desigual y enormente pobre, es fácil, es lógico que la delincuencia y la violencia sean parte de su vida diaria, de su vida cotidiana; así que no es de extrañarse que cuando un ciudadano mexicano ve a un trailer de cajas de leche tirado en las calles vaya por ellos y se los lleve a su casa, en lugar de simplemente observar y/o quizás ayudar.
En el caso de las inundaciones, que azotan 3/4 del país, la rapiña se da más por costumbre social, que por una necesidad real del momento. Es el aprovechar el momento devastador, así como la condición social del individuo damnificado para cometer un robo que en realidad, por el momento crítico, no es un robo como tal, sino un último recurso justificado. Entonces, aprovecho el entorno, la atmósfera de incertumbre y confusión, así como mi necesidad de supervivencia, y me uno al grupo para robar productos que supuestamente están cubriendo mis necesidades urgentes, que justifica mis actos delictivos --que en cualquier otro momento, serían sancionados--.
Asimismo, me aprovecho de las desgracias de las demás, y me voy a los establecimientos a adquirir productos de manera ilícita, no es que los necesite, pero el escenario me permite que yo robe sin que dicho robo sea tomado como tal.
Así que dentro de todas estas personas que se encuentran robando por dizque necesidad, también están los que en realidad no están necesitados o tan necesitados, que no necesitan ayuda y que no necesitan robar, inclusive, habrá algunos que ya recibieron víveres por parte de las autoridades y del gobierno, pero como su instinto saqueador es incontrolable, aprovechan y se unen al clan para robar algo que no necesitan, pero que lo hacen porque su educación es nula, porque su entorno social es pobre en todos los aspectos.
Regresando con la elocuente señora y su cesta del súper, decía algo más o menos así: "No deberíamos estar haciendo esto, sabemos que es un robo, que es un delito, pero necesitamos los alimentos, pues nos hemos quedado sin nada, lo perdimos todo y la ayuda no nos ha llegado, por eso estamos sacando cosas de la tienda", decía la señora con cara de media asustada. Mientras tanto, la reportera tampoco sabía dónde estaba o cómo actuar, además de que se notaba temerosa, porque ya no sabía si estaba tratando con afectados por las lluvias o con delincuentes que estaban aprovechando la situación tan crítica.
Ahora, esta señora es de los que se aprovechan del momento para sacar su lado vandálico, a menos que estén necesitados de chocolates de más de 100 pesos de valor (como otra señora que llevaba en su carrito), o la que llevaba una crema carísima para las arrugas (lo sé porque la toma hizo un close up hacia el producto). Y esto no es todo, la mayoría por lo menos sale con excusas, pero algunos ya ni vergüenza tienen, ya que también pudimos ver a varias personas robándose microondas, ¡refrigeradores!, televisores (plasmas, pantallas, monitores de computadoras) y otros productos electrónicos y quien sabe qué más, así como herramientas y autopartes (los estéreos, las bocinas, los mp3, etc.).
O un grupo de señores que llevaban en un carrito pura electrónica, veías las ¡cajas de Ipads!, de televisores, de licuadoras y hasta ¡lavadoras!... A menos que una pantalla sea un producto de primera necesidad, ¿o será que la quieren para ver el contenido inteligente de la televisión y olvidarse del mal rato? ¿O acaso no se percaraton que traían dichos productos suntuosos? ¿O será que los damnificados piensan a futuro? Y en una de esas, hasta las facturas de los productos llevaban, con de eso de los errores de fábrica.
La complicidad de las autoridades. |
Por supuesto, no podían faltar las excusas. Por ejemplo, algunos damnificados saqueadores decían que los productos que se estaban robando en realidad los estaban regalando, cosa que las autoridades negaron rotundamente. Y aunque las autoridades no lo hubiesen negado, es evidente que era una mentirota al estilo mexicano.
Por si fuera poco, en algunas comunidades la Marina instaló reténes para quitarles a las personas los productos que en realidad no necesitan (las pantallas, los microondas, los minicomponenes, y tal vez las cremas para las arrugas), y dejarlos llevarse sólo los productos de primera necesidad, ¡¿Pues en qué país vivimos?!
Digo, no creo que la necesidad los haya hecho perder la razón. Es obvio que esto ya es un robo descarado, una rapiña, un saqueo total de todo tipo de mercancías, y uno pensaría que los que están saqueando son delincuentes como tal, pero no, se trata de personas que no robarían y que no cometerían delitos, pero que ahora lo están haciendo; es el pueblo mexicano enseñando el cobre pero en serio.
Y si usted se pregunta cómo se llevan acabo dichos robos, pues como siempre ocurre en México: aprovechando que no hay nadie, o sino, a la fuerza. Y se supone que debería haber más robos cuando no hay nadie, pero no, lo primero que se hace es usar la fuerza.
Efectivamente, esto ya es una anarquía total. Es la verdadera cara de los mexicanos. Así es México.
Esto es la muestra más grande del retraso social del país; una muestra de incivilidad, del nivel de edudación, del nivel de inteligencia del país. Es la muestra clara de la marginación, de la desigualdad y del nivel de gobierno que tenemos. Es la muestra de ineptitud por parte del Estado por no hacer algo para mejorar o intentar mejorar la sociedad que se cae a pedazos.
El 1% que lo tiene todo también se vio afectado
Y hablando de desigualdad, no todos están sufriendo las inclemencias del mal tiempo, o mejor dicho, sí están sufriendo pero al estilo elitista; un sufrimiento que no es un sufrimiento, y que ya quisiera el otro 99% tener el mismo sufrimiento.
Sí, hablamos de éste 1% que lo tiene todo, y que en México ya sabemos quienes son. Si no saben, pues son las personas acomodadas; los blancos, los güeritos, los bonitos y las bonitas que lo tienen todo, que viven bien, que no les importa nada más que su vida y sus lujos, la sociedad que los rodea no les importa, siempre y cuando sea la alta sociedad. También conocidos como "villamelones", ricos, gente con dinero. Éstas personas, éstas familias, ésta parte de la sociedad que es indiferente con lo que ocurre con el país, que no les importa la pobreza, la desigualdad; que no les interesa los que tienen menos. Ésta gente que sólo les importa y les preocupa su círculo de conocidos, su círculo social.
Éstas personas que no conocen la realidad del país, y que viven en un México falso, que para ellos es el México que vemos en Zona Trendy (una aberración de programa que se transmite en el canal E!), y que ignoran las carencias y la terrible desigualdad que se vive a diario en el país, en el México real.
Pues resulta que éstas personas también se vieron "afectadas" por las inundaciones, pero tranquilos, no se preocupen, que ellos no se quedaron sin alimentos, sin ropa y sin hogar, y varados por ahí sin comunicación alguna, y ni mucho menos se supieron a saquear.
Ya que éstas personas en realidad eran turistas, gente acomodada que estaba disfrutando de su afortunada vida de placeres en Acapulco, y ¡zaz! Que la tormenta también los dejó varados, o mejor dicho, sin vacaciones. Y tuvieron que esperar en sus cómodos hoteles para esperar ayuda de las autoridades, que ni tardos ni perezosos le brindaron la ayuda rápidamente.
Mientras miles y miles de personas tuvieron (o tienen) el agua hasta el cuello (en sentido literal y en sentido figurado), cientos y cientos de turistas nacionales también se habían quedado "atrapados" en los distintos estados donde se encontraban vacacionando. Fue así que, aprovechando esta situación, algunas aerolíneas se apiadaron de dichas personas en "desgracia", y fue así que Interjet y Aeroméxico pusieron a diposición de los turistas acomodados un cierto número de vuelos gratuitos. Ah, las ventajas de la alta sociedad.
Claro, aunque estos vuelos gratuitos eran para todo quel que quisiera salir de la entidad, los únicos que podían hacerlo eran los turistas, porque no creo que la señora saqueadora con el seno de fuera pudiera ir al aeropuerto y tomar un vuelo a otra ciudad.
Pero estas promociones para villamelones, se dieron después de que la Fuerza Aérea enviara sus aviones al rescate de los turistas atrapados en Acapulco (y otros estados), fue así que dichos turistas (pobrecitos ellos, u.u) fueron sacados del estado en crisis y devueltos a sus cómodos hogares, donde el agua sale pero de la llave y de las regaderas.
De esta manera, escapaban felices y contentos dichos turistas; de regreso a su México real, que para ellos es el único y verdadero.
Una imagen que sobresalía en este "rescate de turistas", que ya es el colmo del elitismo, es cuando dichos turistas están abordando el avión que los sacaría y los alejaría del desastre (pues no saben qué es eso, y no quieren saberlo por eso huyen), ya que éstos, mientras abordaban, el capitán del avión (o no sé que era) les daba la mano a cada uno de los pasajeros villamelones, con una sonrisa y demás, y todavía los turistas le correspondían con otra sonrisa elitista. Y todo ellos bien guapos, los típicos blancos, los bonitos, las hermosas, con sus ropas carísimas y sus smartphones de última generación.
O sea, estos pudientes se burlaban (subliminalmente) de las personas que lo habían perdido todo, de los desaparecidos, de los incomunicados y de las personas que tendrían que quedarse a vivir en la devastadora realidad, mientras ellos salían del estado sin problemas. Con una enorme sonrisa en el rostro, pues ellos pertenecen a otro nivel, a otra sociedad y casi, casi a otro país.
Ya abordo, se dispusieron a alejarse de ahí, dejando el desastre en el pasado, y luego... a volver a vivir su vida como siempre. ¿Cuál desastre? ¿Cuáles damnificados? Eso no existe para la parte pudiente del país. Además, estos turistas vivieron un desastre pero dentro de su entorno social, no vivieron en carne propia el desastre de verdad, lo que los damnificados estaban viviendo de verdad, y me atrevo a decir que ni siquiera se dieron cuenta de la magnitud del desastre, ni siquiera se enteraron de las otras personas que lo habían perdido todo, de las que estaban desaparecidas y que pedían ayuda urgente.
Otro tema, muy relacionado con esta minoría de la sociedad, es la ayuda que algunos villamelones han realizado a la causa, que sí, también ellos ayudan. Viendo el noticiero, me doy cuenta de que un centro de acopio está recaudando víveres para los damnificados, pero rápidamente me doy cuenta también de que es un centro de acopio para riquillos, seguramente estaba en una colonia "nice", porque nomás veías pura gente de la élite. Gente de éste tipo que es reconocible a primera vista.
Y el reportero se acerca a un niño (villamelón) y le pregunta qué estaba donando, y el niño le responde que comida enlatada (sí, un niño intelectual), y luego cotinúa diciendo: "...Comida enlatada para los pobres que se quedaron sin nada...", y yo me quedé pensando sobre la respuesta del niño. ¿Por qué? Por la percepción que este niño tiene acerca de un grupo social. Utiliza la palabra "pobres" como sobrenombre o como calificativo para referirse a personas "diferentes" a él.
Pero hay más, al niño (de no más de 10-12 años) le preguntan qué sentía al ayudar a los damnificados (que me imagino ya sabía sobre las inundaciones), y él responde: "... Bien, las personas lo necesitan porque no tienen nada", ¡¿Cómo?! Si hubieran visto la entrevista, hubieran notado algo más, una especie de superioridad hacia las personas que él considera "pobres".
Es decir, el niño se siente superior porque está ayudando a una parte de las sociedad que se encuenta en un nivel inferior al suyo; él brinda una ayuda a gente que para él está muy alejada a su realidad, con las cuales no convive, y que por "alguna extraña razón" considera inferior.
La actitud el menor era de alguien que le estaba dando de comer a los animalitos en el zoológico, o alguien que estaba adoptando un perrito, no de alguien ayudando y sintiendo el momento de desgracia que viven muchas personas del país. Y no es que el niño todavía no sepa de estas cosas, si a leguas se notan sus ideales racistas.
Y decimos "extraña razón" de manera sarcástica, porque ya sabemos quiénes son los culpables de los ideales de este niño.
Y como él, así se sienten todos los acomodados del país cuando "ayudan" a los que menos tienen o los que viven situaciones de emergencia. Ayudan porque les da curiosidad las personas a quienes ayudan. Es como en EU, cuando el Presidente en turno hace las famosas fiestas de gala para ayudar a los pobres, ¿ya se han dado cuenta el circo elitista y clasista que arman?
Se visten de etiqueta, el evento es de lo más sofisticado posible, y además la actitud es lo peor de todo, pues no es una actitud de altruismo genuino, sino más bien la muestra de poder y la diferencia de clases sociales, pues con la ayuda lo que hacen es demostrar quienes son los poderosos y quienes los pobres, y los pobres son una especie rara que necesita la piedad de los que más tienen. No sé si me explico. Es como si se tratara de humanos ayudando a otra especie animal.
En fin, esto es lo que ocurre en este planeta. Yo tenía la esperanza puesta en el 21 de diciembre de 2012, cuando decían que el mundo se iba acabar, pero no, lamentablemente el mundo no se acabó. Aquí seguimos y seguiremos con las mismas estupideces.
Y hablando específicamente de nuestro país, México, todo lo mencionado en este artículo, es el resultado del estado en el que vivimos. Un estado fracturado, manejado por personas que sólo velan por sus intereses, pero no por los demás, que se supone por eso están allí.
Con las inundaciones, la gente saca el cobre, y la realidad del país sale a flote; la desigualdad, la marginación, el elitismo y el clasismo, la indeferencia, entre un monton de cosas más, terminan imponiéndose en el entorno que ya de por sí es desolador.
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