Los nuevos programas de Azteca 7

Desde hace mucho que no veía a conductores tan malos, tan mal preparados, con tan poco carisma y sin personalidad.

Más de lo mismo. TV Azteca ha estrenado una serie de programas en Azteca Siete, donde, al igual que Televisa, termina exhibiendo su incapacidad para hacer algo nuevo y refrescante y lanzar nuevas propuestas televisivas, porque lo que han sacado al aire es lo mismo que hemos estado viendo pero con diferentes presentadores.

Resulta que la nueva programación de Azteca 7 consta de varios programas, todos distintos entre ellos, pero eso sí, uno peor que el otro.

Más allá del chisme
El primero de ellos es un vil programa de espectáculos, pero la única diferencia es que está conducido por jóvenes pseudoreporteros. Se llama Más allá del chisme, y está conducido por Cheeta Lee --que no sabemos si es hombre o mujer, algo que en realidad no importa-- y un grupo de retraídos que intentan conducir dicha emisión.

Es como un programa sacado de los deshechos de Telehit.

No nos queda claro si los integrantes de este programa son periodistas, reporteros, actores/actrices o qué sé yo, cosa que no importa en lo absoluto, ya que parecen cocainónamos rehabilitados haciéndose pasar por periodistas en un programa espeluznantemente desabrido, aburrido, descolorido y tremendamente desangelado. Es el programa más gris que TV Azteca haya estrenado los últimos tiempos (y eso que no estoy exagerando).

Con el nombre que le dieron, uno pensaría que se trata de un programa de notas faranduleras completamente diferente a los demás, pero no es así; es como cualquier otro programa de espectáculos pero comentado por una bola de atarantados con un vocabulario de cinco palabras, quienes además ni cuentan con el talento para hacer un comentario ingenioso, brillante o hilarante con las notas que presentan --que es lo que uno esperaría de un show como éste--. Son gente sin talento, pues. Gente sin talento intentando hacer un programa que pretendía ser diferente pero que a falta de producción y contenido, termina siendo igual que los demás.

Que tan mal conductores son, que deja a los titulares de Ventaneando como catedráticos de Cambridge.

El programa también parece ser una versión/copia de TMZ (programa estadounidense que también es una basura), donde las notas se comentan desde una especie de redacción. El caso es que Más allá del chisme se ve más ruin todavía.

Si la idea era hacer un programa de espectáculos pensado para los jóvenes --los llamados Millennials, un nombre que me saca salpullido y que me cae en la punta del hígado--, no sé en qué demonios estaban pensando. Primero, ¿a los jovenes les interesa los chismes del espectáculo? No creo --pero si es así, entonces estamos muy mal--.

Y si vas a hacer un programa así, tienes que invertir en talento, producción y contenido, porque esta porquería es tan malo como cualquier programa de revista, es tan malo como Ventaneando o como Cuéntamelo ya. Más allá del chisme es una basura por donde se le quiera ver.

Desde hace mucho que no veía a conductores tan malos, tan mal preparados, con tan poco carisma y sin personalidad --no, pintarte el pelo de color rosa no te da personalidad--.

Cocineros mexicanos (y sin estilo)
Una tontería. Un desperdicio. Una baratija para gente con mentalidad infantil. El programa Cocineros mexicanos es una auténtica porquería.

Aprovechando el éxito de Master Chef, Cocineros mexicanos pretende ser un programa de cocina, pero más bien parece programa infantil del Canal 11; sus conductores parecen salidos de la barra de Once niños y el programa en sí es tan falso como el talento de sus presentadores.

Supuestamente, Cocineros mexicanos es un programa que gira entorno a los platillos mexicanos, pero está tan mal producido y conducido, que parece un comercial de cualquier programa de revista. Es barato, pobre y sin ningún tipo de originalidad.

Por si no bastara, el concepto del programa parece estar destinado a personas con retraso mental, ya que todo es exageradamente didáctico, comenzando con la manera en que los conductores se dirigen al televidente; como si el televidente no pensara. Es un programa sin ningún tipo de complejidad que sólo sirve para entretener al público impresionable.

Pretendían hacer un programa de cocina, y lo primero que se les ocurre poner en pantalla es lo más elemental: una cocina (con escenografía de cartón) y unos cuantos cocineros...

Un asco de programa.

Después de todo
Más tarde, tenemos un programa de revista que pretendía alterar a todos con sus enooooormes críticas mordaces, pero que leeeeeeeejos se queda de lograrlo.

La papa en la boca no les permite expresarse de manera clara.

Después de todo es un programa donde se comentan los sucesos más relevantes del día, la semana o el mes (vaya a uno a saber). Está conducido por tres pasmados que pretenden ser críticos y analistas, pero su temor a quedar mal o pasarse de la raya, los convierte en conductores de programa de revista (sí, otro más), nada más que con una ligera diferencia: éstos tres pasmados sí terminaron la secundaria. Es claro que se nota una mayor capacidad mental para comentar las notas, pero carecen de la soltura e irreverencia que un programa de su tipo necesita; además, uno esperaría verlos siendo ellos mismos, no actuando un personaje intelectualoide de noticiero liberal.

Tampoco tiene un estilo o algo que lo haga diferenciarse de los demás, y ni mucho menos contiene opiniones realmente llamativas. Es un sólo un programa que, con noticias llamativas o temas de moda, pretende algo pero no sabe qué. ¿Qué esperaban? Después de todo, es un programa de TV Azteca.

Enamorándonos y Nada es lo que parece
Los siguientes dos programas sí son como para aterrarse. Los peores programas de ésta nueva barra son Enamorándonos y Nada es lo que parece. El primero es, nada menos y nada que, como 12 corazones pero más elaborado. Es una charada, un programa naquísimo, burdo, vulgar y corriente. Es, básicamente (con todo respeto y sin nada de respeto), un show donde la gente acude a exhibir sus miserias sentimentales y/o emocionales.

Los conductores parecen estar, mínimo, en estado de ebriedad. Los participantes apenas y pueden hilvanar dos frases coherentes. Es una cosa horrenda.

Y ni qué decir de Nada es lo que parece, un programa que resulta entretenido pero para personas altamente impresionables. Es tan malo que no se merece ni una reseña. Es una mezcla entre Cosas de la vida, Las tardes con la Bigorra y el escalofriante Pare de sufrir. Es también un programa horrendo.

Y ya al final, aparece una supuesta serie sobre la vida de un piloto de carreras, aunque no la he visto, no sé por qué tendría que esperar mucho de ella.

Esto es lo que produce TV Azteca. Las mismas bajezas de siempre.

Fotos | TV Azteca