'Pasión y poder', el nuevo chiste de Televisa

Una parodia de telenovela. Actuaciones de bajísimo nivel, extremadamente burdas y sin sentido. El que siga esta telenovela (¡hasta el final!), debería visitar a un psiquiatra.

Cómo explicar la nueva telenovela de Televisa... No hay forma de hablar de Pasión y poder, el nuevo melodrama del Canal de las estrellas, sin soltar varios insultos a dicho producto y a sus creadores.

Una telenovela tan barata ya es el colmo de los colmos. En todos los aspectos, Pasión y poder es una basura; no hay ni un grano de calidad, nada que se pueda rescatar. Si la idea era hacer algo detestablemente risible, me parece que lo lograron. Es infumable, lenta, tediosa, tosca y con actuaciones sumamente precarias. No es posible que se puedan hacer cosas tan pobres y vacías como éste bodrio televisivo a estas alturas de la televisión mundial, ¿en qué época estamos? ¿Vamos hacia adelante o hacia atrás?

Pasión y poder, como era de esperarse, es un refrito, es decir, un título que ya se había hecho anteriormente --mucho mejor la anterior, claro--, y que ahora llega a ensuciar las pantallas chicas del aclamado televidente mexicano.

¿Qué podemos decir de Pasión y poder que a todas luces no tiene ni pies ni cabeza? La producción es tan pobre que da pena. Primero, la trama es muy básica: dos familias ricas que luchan por el poder, que al final, en medio de guerras de intereses, el amor saldrá triunfante.

Con una historia tan plana, tan obvia y floja, todo recae en el desarrollo de la historia y, sobre todo, en las actuaciones. ¡Pero resulta que las actuaciones son espantosas! ¡Son malísimas! Parecen actores que apenas llevan una semana en el CEA. Es hasta deprimente ver a un grupo de actores y actrices haciendo alarde de sus mediocres capacidades actorales.

Si al ver Pasión y poder, usted pone esta cara, entonces usted es una persona mentalmente sana.

El desarrollo de la trama es peor. Está contada con las nalgas; pensada para un público con déficit de atención. Es insultante.

A pesar de que hay actores y actrices con un largo recorrido, todos parecen del mismo calibre. Es una mediocridad actoral terrible. Fernando Colunga está sobreactuadísimo; su personaje de villano es tan exagerado que raya en lo ridículo; su personaje se enoja y hace berrinches hasta cuando no hay papel higiénico en el baño. E igual la malvada, que parece villana de personaje de Disney. Jorge Salinas continúa demostrando que no es actor (un personaje tan acartonado que no sabes si es bueno o malo); Susana González haciendo el mismo papel de toda su vida, y el resto del elenco debería de regresar a clases de actuación o dedicarse a otra cosa.

Todos están sobreactuados. Los personajes son histéricos, payasescos, personajes sin profundidad y que no cuentan nada. Totalmente planos. Rústicos a más no poder. Las actrices parecen prostitutas, sobre todo las villanas; pareciera que los productores tienen una idea acerca de cómo deben de ser las villanas: mal educadas, prostitutas, exhibicionistas, interesadas y que sólo piensan en sexo. Y ni qué decir de las buenas del cuento, que exageran tanto su bondad, que parecen retrasadas mentales.

Es una basura de telenovela. En verdad sorprende que se hagan telenovelas tan ruines, tan mal elaboradas, sin un trabajo detrás (porque esta porquería la realizaron en dos horas), sin producción y sin el más mínimo esfuerzo creativo.

Qué tan mala es Pasión y poder, que parece el primer trabajo (experimental) de estudiantes recién graduados. Es malísima. Es un ejemplo más del nivel de pobreza con que trabaja Televisa a la hora de hacer telenovelas. Y es, tristemente, la manera en cómo Televisa trata a sus televidentes: como gente que no tiene la capacidad de pensar, sólo de ver y pasar el rato.

Fotos | Televisa, Ximinia