Extranormal: mitomanía fuera de lo normal

(TV Azteca)

Con una teatralidad infantil, inmersos en la pantomima total, y sin ruborizarse, éste grupo de timadores tienen como única finalidad lucrar con la credulidad de los telespectadores y verles la cara de tarados. Y es que Extranormal es tan estúpido, tan idiota y tan imbécil que hay que estar muy asilvestrado para no sentirse ofendido cuando uno lo ve.

Extranormal es uno de los programas más vulgares e irrisorios de TV Azteca, y probablemente de la televisión mexicana —y miren que en la televisión mexicana existe un catálogo tan grande que hasta podríamos hacer un Top 500 de las peores mamarrachadas de la televisión nacional—. Desde su aparición como programa de relleno, ésta ominosa producción, rápidamente y sin inconvenientes, se colocó como uno de los más populares de TV Azteca —algo que tampoco es tan complicado de conseguir, pues en dicha televisora no hay mucho de dónde escoger—. Lleva varios años al aire (demasiados diría yo) y todo parece indicar que seguirá al aire por muchos años más.

Esta masterpiece de la televisión mexicana tuvo su origen en TV Azteca Jalisco, en donde logró acaparar las miradas de la pensante y exigente audiencia de aquella entidad, convirtiéndose en uno de los programas favoritos de los jaliscienses. Gracias a éste éxito inmediato, y nuevamente sin inconvenientes, daría el salto a la señal nacional de la ya mencionada televisora, conquistando así al resto de la intelectual audiencia mexicana. Ahora no sólo los tapatíos podían ver por TV eventos sobrenaturales como, por ejemplo, flores girando en el suelo; autos poseídos que se conducen solos; niños fantasmas deambulando por las calles sin la compañía de un adulto; iconografía cristiana en las nubes; brujas nictálopes vagando por los bosques; energías(?) atrapadas en columpios; o las perfectamente bien delineadas cejas de Octavio Elizondo (que eso sí que es algo fuera de lo normal), pues ahora también el resto del país sería testigo de tales acontecimientos.

Hace unos días (no me pregunten por qué), y después de muchos años de no hacerlo, me puse a ver esta algarabía televisiva, ¡y quedé aterrado! Y no porque me haya creído todo lo que ahí sucede, sino por el programa en sí que es abominable, aberrante, deleznable, vomitivo, ¡abortivo!, pero sobre todo, es un insulto a la inteligencia humana más básica. Extranormal es un atentado contra el intelecto. Y es que este programa tiene como contenido la superchería más pueril, ¡la más pueril que ustedes se puedan imaginar!

Con una teatralidad infantil, inmersos en la pantomima total, y sin ruborizarse, éste grupo de timadores tienen como única finalidad lucrar con la credulidad de los telespectadores y verles la cara de tarados. Y es que Extranormal es tan estúpido, tan idiota y tan imbécil que hay que estar muy asilvestrado para no sentirse ofendido cuando uno lo ve. El programa es tan infame que ni como chiste se puede tomar, pues lo que Extranormal hace es, básicamente, invitarte a suspender tu raciocinio y a pensar como niño de cinco años pero con retraso mental, y eso no es chistoso. Además, es tan cutre y patético, que uno siempre se pregunta si en verdad es un programa de temática paranormal o se trata simplemente de una parodia (bastante amateur).

En otras palabras, se trata de un programa donde la desvergüenza no tiene límites. Lo pero del caso es que lo hacen con un desparpajo, con un cinismo y un descaro que te deja realmente atónito.

Además de la mediocre e insípida producción, lo que más sobresale de Extranormal es la manera tan tosca e infantil en que intentan engañar a la gente. Tan infantiles son, que hasta un niño de cinco años, y con retraso mental, se daría cuenta de que le quieren ver la cara de tarugo.

Engañar es todo un arte, y más si se trata de televisión, pero éstos atarantados no se han dado cuenta de ello. Y cómo no, si ésta gente, en lugar de estar en TV, debería de estar en un centro psiquiátrico. Y es que si hay algo que podríamos considerarlo como algo más allá de lo normal, son los anodinos que conforman esta emisión.

El reparto de Extranormal es realmente surrealista. O dicho de otra manera, para morirse de risa. Brujos, chamanes, videntes y hasta padrotes integran el elenco (uno más chiflado que otro, por cierto).

Este grupo de charlatanes está liderado por Octavio Elizondo, quien además de combatir entes, espectros, espíritus y energías desconocidas de otras dimensiones —las cuales ahuyenta con remolinos de fuego y otros trucos de malabarista de semáforo—, también se encuentra en plena transformación para convertirse en la nueva Irma Serrano La Tigresa, algo que respetamos y aplaudimos, pues cada persona tiene el derecho y la libertad de tratar de buscar la mejor versión de sí misma, y si Octavio cree que convirtiéndose en la nueva Tigresa lo hará una mejor persona, entonces no nos queda más que felicitarlo y desearle lo mejor. ¡Qué viva la diversidad!

Octavio Elizondo (quien es poseedor de las cejas más delineadas de la televisión) es uno de los embusteros más ocurrentes de la televisión nacional, y probablemente del mundo esotérico —y miren que en el mundo esotérico existe un catálogo tan grande que hasta podríamos hacer un Top 500 000 de los peores desvaríos del esoterismo—, ya que este señor se dice ser, entre otras chifladuras, «armonizador»... ¡Hazme el demagogo favor! ¡Armonizador!

Según los charlatanes de las ciencias ocultas (que de ciencias no tienen nada), un armonizador es: "Alguien que armoniza el campo áurico y emocional actuando en diferentes niveles del ser. Se utiliza para equilibrar emociones, calmar la ansiedad, limpiar de energías negativas y proteger el campo astral."

Supongamos que yo soy un esotérico —es decir, un embustero que se aprovecha de la ignorancia de las personas— y tengo una especialidad, ¿cuál es esa especialidad? «Sanitizador», sí, soy un sanitizador. ¿Y qué es lo que hace un sanitizador? Muy sencillo: es una persona con la capacidad para purificar el aire que respiramos. ¿Y cómo hace eso? Muy simple: equilibra los distintos gases que conforman el aire y hace que fluyan de mejor manera, y no solo eso, también combate esas partículas contaminantes y organismos invisibles que dañan nuestra salud; incluso hasta puede blindar el aire y evitar que distintos virus, como el Covid-19, se propaguen a través de éste. Eso es un sanitizador. Ahora sólo cambie "sanitizador" por "armonizador" y verá que es casi lo mismo... Así es, amigas y amigos, un sanitizador es equivalente a un armonizador.

Además de luchar contra fantasmas que él solo percibe, Elizondo también tiene una gran habilidad que a mí siempre me deja anonadado: su habilidad para decir patrañas. Es realmente sorprendente el talento que tiene para hilvanar tontería tras tontería. Sin duda, es un armonizador como pocos.

Y si usted cree que Octavio Elizondo y su gran capacidad para chapucear es lo más llamativo de éste grupo de "investigadores" y "expertos en lo paranormal", es porque no conoce al resto de farsantes con psicastenia que forman parte de éste adefesio llamado Extranormal.

Por ejemplo, hay un grupo de dizque reporteros que llamaron mi atención por lo tremendamente mediocres que son. Al ver la manera tan tosca y exagerada en que intentan fingir frente a las cámaras, seguramente ésta bola de vagabundos aspiraban a convertirse en las grandes estrellas de la actuación, pero como su mediocridad pudo más, no les quedó de otra que terminar payaseando en Extranormal, lo más cercano que estarán de la actuación. Y es que a estos merolicos les faltará talento y gracia pero si hay algo que les sobra es seguridad; basta con ver uno de sus dizque reportajes para darnos cuenta que las ternuritas se sienten los más grandes histriones de la televisión, como si estuvieran emanando la dramaturgia más sublime y excelsa jamás vista. De seguro, y de pura casualidad, se leyeron algún libro de la técnica Stanislavski el cual los muy zonzos confundieron con un libro de autoayuda, suficiente para sentirse más preparados que Chéjov. Ésta ha de ser la razón por la cual se consideran unos consumados de la actuación, cuando en realidad lo único que causan es pena ajena.

Y del resto de chapuceros que participan en Extranormal ya ni hablamos porque todos están igual o más transtornados que los ya mencionados, así que ya se imaginarán.

Si hay algo que caracteriza al equipo de Extranormal es que todos utilizan la misma jerga y los mismos argumentos sin sentido... O sea que todos dicen las mismas idioteces, pues. Términos como "energías", "aura", "campo astral", "chakras" y otras chapuzas que sólo existen en la imaginación de éstos alucinados, son repetidos hasta el hartazgo. Por supuesto, no son más que argumentos y afirmaciones sin ningún sustento científico y carentes de fundamentos racionales. Pero a ellos no les importa, y para engatusar aún más a la gente, los muy sinvergüenzas suelen utilizar términos científicos para darle "validez" a sus disparates, cuando en realidad lo único que hacen es tergiversar y/o interpretar dichos términos con la firme intención de apantallar a la gente. Pero la gente, sumida en la ignorancia, se lo cree todo.

Para los que no nos tragamos la superchería barata de Extranormal, lo único que nos queda es un programa de entretenimiento, pero ni para eso sirve. Como producto televisivo, Extranormal es una absoluta porquería. Es sumamente aburrido, acartonado y tedioso, que no es más que el resultado de producir un programa con las patas. Ante un programa tan deplorable uno esperaría encontrar por lo menos cosas rescatables, como personajes entrañables, por ejemplo, pero ni siquiera eso; lo único que Extranormal nos ofrece es una bola de simuladores apáticos y desabridos.

Ejemplos de programas que se dedican a embaucar a la gente pero con hilaridad y entretenimiento, hay muchos. Uno de los más destacados de los últimos tiempos es el ya mítico Alienígenas ancestrales, una de las mejores emisiones mafuferas mejor escritas, producidas y dirigidas de la televisión. Basado en los libros (de ficción) del charlatán Erich von Däniken, Alienígenas ancestrales es el mejor ejemplo de cómo timar a las personas pero con estilo y calidad. Un notable esfuerzo creativo, una producción de primer nivel y personajes muy particulares, son unas de las tantas cosas que uno puede hallar en Alienígenas ancestrales. Y lo menciono porque es la muestra de cómo un programa de misterio debería estar armado y porque es a lo que Extranormal debería aspirar, aunque antes de intentar convertirse en el Alienígenas ancestrales de Latinoamérica, primero debería hacer el esfuerzo para convertirse en una emisión televisiva como tal, porque ni a parodia llega.

Mientras veía Extranormal, no pude evitar preguntarme: ¿cómo es posible que un programa tan insulso e improvisado esté en televisión y con tanto éxito? La respuesta es muy sencilla: si éste esperpento de programa, después de tantos años, continúa siendo un éxito rotundo, es porque desde un principio ha sabido explotar la desinformación, el desconocimiento y la abundante ignorancia de los televidentes. México es un país con una tremenda pobreza educativa, lo que ha propiciado que sus ciudadanos desarrollen una capacidad de análisis muy reducida (o nula, en el peor de los casos) y un nivel de escepticismo casi inexistente, aunado a una cultura con un pensamiento mágico muy marcado, esto hace que programas como Extranormal tengan tanto arraigo.

Programas donde se abordan temas de esoterismo, lo paranormal y las mal llamadas ciencias ocultas, siempre van a funcionar con gran éxito porque son fáciles de digerir y porque reafirman las creencias (infundadas) de las personas. Además, las televisoras y otros canales de televisión, de manera perversa, siguen y seguirán produciendo este tipo de productos televisivos que apelan a la ignorancia porque saben que siempre habrá público que se los devore.

Y como en estos momentos estoy sintiendo una fuerte energía negativa —seguramente Octavio Elizondo hizo algunos trabajos para aplacar a cualquiera que critique Extranormal—, voy a dejar el artículo hasta aquí porque estoy comenzando a sentirme muy mal; apenas y puedo mover las manos y siento que mi respiración se acelera cada vez más. De hecho, después de publicar el artículo, voy a encender una veladora para dispersar estas energías desconocidas que me están acechando. Recomiendo que ustedes, después de leer y compartir en redes sociales esta publicación, también enciendan una veladora y así purificarnos todos.

Qué Dios los bendiga. Mucha luz.