En una Final que sólo duró 45 minutos, el Monterrey se adjudicó su título número tres de la Concacaf Liga Campeones, al derrotar mediocremente al Santos Laguna, por marcador de 4-2. Con esto, los Rayados de Monterrey se convierten en Tricampeones de la zona tercermundista, pues este Campeonato lo consiguen de forma consecutiva. La Conchampions está secuestrada por Monterrey.
Es el rey de los concacafquianos, es el gigante del área a nivel de clubes, pues es el único que juega las finales para ganarlas, aunque por momentos titubeó un poco, terminó resolviendo las cosas con la experiencia y el futbol que mostró en los últimos minutos. Es así que Monterrey se vuelve a alzar como el grandote del área, el mandamás.
Mientras tanto, el Santos, el fantástico Santos Laguna ha regresado a su realidad, que es la de ganar Subtítulos, quedar en segundo lugar, recibir la medalla de plata, recibir el trofeo de Subcampeón. Como en los viejos tiempos.
Partido de vuelta de la Final de la Concacaf Liga Campeones 2013, después de un partido de ida para el olvido total, Monterrey y Santos se jugaban el prestigio de la zona, la gloria futbolística de la Concacaf y el título de mejor equipo del área. Ah, y un pase al Mundial de Clubes, o algo así, en realidad no tiene mucha importancia, ya que el sólo hecho de ganar la Concachampions opaca a cualquier otro premio.
La Final de ida fue una porquería, mejor que ni se hubiera jugado, pero ya ven cómo funcionan los interéses de la Concacaf, todo con tal de recaudar dinero, dinero y más dinero. Aunque en lo deportivo también seguimos tercermundeando, pues en dicha Final, el gol de visitante todavía seguía contando, para que vean lo anticuados que somos; la Final debería ser a un sólo partido, y sin gol de visitante, sólo los goles del partido y punto. La Final tendría que tener una sede distinta cada año, como en la UEFA Champions League. Pero no, nos encanta hacer una fiesta con la Final.
La Final que se jugó en Torreón, careció de un montón de cosas, de ambición, de actitud y ganas de ganar, no parecía una Final, ninguno parecía motivado, parecían desganados y aburridos, como si se tratara de un partido de la colonia. Pero lo peor de todo es que esto se repitió hasta en el primer tiempo del partido de vuelta, para que después en la segunda mitad tuviéramos una Final de verdad, como sólo el futbol mexicano sabe hacerlo.
La Final II
El primer tiempo de la Final de vuelta fue igual de aburrido que los 90 minutos del partido de ida, así que tuvimos que esperar hasta la segunda parte para ver lo mejor. Pero antes, el marcador se abriría al final del primer tiempo.
El juego inició un tanto equilibrado, con Monterrey intentando tomar la iniciativa, y Santos tratando de adueñarse de la pelota en patio ajeno, aunque fueron simples insinuaciones que no llevaban a nada. Más tarde, el juego se inclinaría más hacia el lado del visitante, y es ahí donde los de la Laguna comienzan a ser mejores que el local, pero no aprovechan las grandes oportunidades que el rival les ofrecía. Y fue hasta el 38', cuando Darwin Quintero marcaría el gol que le daría momentáneamente el Campeonato a Santos, y parecía que los grises saldrían victoriosos de la cancha del Tecnológico, pues ahora Monterrey necesitaba dos goles para regresar, en un partido donde Santos era amplio dominador y Monterrey no sabía cómo recuperarse.
Pero para la segunda mitad, de la manera más inesperada, todo cambiaría y las cosas darían un giro radical; prácticamente íbamos a ver otro partido totalmente diferente. Pero antes, Santos enfriaría el estadio y casi sentenciaría la Final, cuando al 50', el panameño Felipe Baloy anotaba el segundo del encuentro, y estaba noqueando al Monterrey. Santos ya era Campeón de la Concacaf, Marruecos ya los esperaba con los brazos abiertos, pero nadie se imaginó con lo que veríamos minutos más tarde.
Después del gol, Santos pierde la posesión de la pelota y sus sentidos; enloquece y se pierde, deja que Monterrey tome las riendas del juego y tira el Campeonato a la basura. Monterrey despertó de gran manera y se fue con todo al ataque, se inspiró y se fue en busca de tres goles --con esto de las epidemias de remonadas mediocres que se están dando en Europa--, lo que le darían el título, y lo buscó con ambición, como si ya supieran que lo iban a conseguir; como si ya todo estuviera arreglado.
Aldo marcó el gol del Campeonato. |
Entonces, Monterrey se va al ataque cual Luis Suárez sobre el brazo de Ivanovic, y al 60', obtiene su recompensa; Nery Cardozo anota el primero y acercaba a los regios, la hazaña se asomaba sobre el Cerro de la Silla. Muchos minutos más tarde, al 83', Aldo De Nigris empataba el marcador y se acercaban aún más en el global (2-3). Santos no respondía y estaba siendo bombardeado por un Monterrey que se había metido en una inercia impresionante, no podían salir de su área y las ideas se les habían ido.
El partido era una locura, ya no sabíamos si era futbol o los play-offs de la NBA, ya Monterrey estaba encima y tenía sometido al Santos que no reaccionaba, aquello parecía una recreación de algún capítulo de "50 Shades Of Grey", y fue así que cayó el inminente tercer gol, al minuto 86', nuevamente Aldo De Nigris, y Monterrey ya era Campeón, le había dado la vuelta al partido, como sólo en la Concacaf puede suceder.
Se agregan 3'minutos, y antes de que el partido terminara, con Santos totalmente abierta de piernas, Monterrey pondría la cereza en el pastel, cuando Humberto "Chupete" Suazo, al 90'+2, marcaba el cuarto gol de la noche, la goleada que daba el título, la goleada que daba el boleto al Mundial de Clubes 2013.
Lo de Santos fue una mentira, es increíble cómo se cayó, cómo se colapsó en la segunda parte, Monterrey nomás apretó y se acabó, con eso consiguió el tercer título. Es increíble, es mediocre y hasta sospechoso, Santos sucumbió de la peor manera, ya ni en la Final de liga que perdieron allí mismo en Monterrey. Terrible, tenebroso, espantoso, Santos. Terrorífico Subcampeón.
Ni los cambios ni Oribe ni nadie pudieron arreglar el declive santista. Caixinha no supo cómo arreglar las cosas, se quedó estático y nunca respondió, siendo que tenían el partido controlado y con la posibilidad de sentenciarlo por completo. Un fracaso santista.
Premiación
Y como el tercermundismo es lo nuestro, la premiación tenía que ser al puro estilo concacafquiano. A diferencia de otras premiaciones (donde se entregan las medallas al loser y al Champion, así como premios al Mejor Jugador, etc.), aquí se les da un toque más alegre, algo así como programa Don Francisco, y hay que ver esta premiación, ya que había un conductor que se encargaba de poner el ambiete, y ésta persona era nada menos y nada más que Raúl Orvañanos, el que minutos antes estaba narrando el partido, se bajó y lo pusieron a narrar pero la premiación. Y es en serio, narró la premiación.
Lo curioso es que Orvañanos narraba todo lo que se podía narrar, de la forma en que los jugadores iban subiendo las escaleras hasta la manera en que se ponían las medallas, hablaba hasta de las piernas de las modelos que se encontraban amontonadas atrás y hasta se encargó de prender al público, un público que nomás se dedicaba a abuchear a cualquiera que no perteneciera al Monterrey.
Primero Orvañanos presenta a los árbitros, con "Chiquimarco" y su sonrisota de oreja a oreja, les dan su medalla y se van a su casa a pensar en lo que hicieron. Y ahí pudimos ver también al talentoso y sobresaliente Justino Compeán, que afortunadamente ya está bien de su mano derecha, la cual tenía lastimada.
Caixinha intentó mostrar su mejor cara. |
Y ahora era turno para Santos, el gran perdedor de la noche. Pasan los jugadores santistas todos tristes y resignados, Felipe Baloy sonríe (sospechosamente). Vemos a Cepillín Pedro Caixinha tranquilo y aceptando la terrible derrota, trata de sonreír pero se notaba la desilusión, y cómo no, perder de la forma en que lo hizo, cualquiera pone cara de Joquín Sabina.
Después, era momento del Campeón, y cuando Orvañanos llama a los de Monterrey para que pasen a recibir el trofeo --porque también la hacía de organizador--, al momento de decir Concacaf Liga Campeones, casi se ahoga con la lengua y dice "¡Cancoafc, cuan,cuanof...caca-coa... cuancuaf... Cocacaf Liga Campeones!", un oso del tamaño del estadio, algunos jugadores lo ignoraron, pero otros como Gerardo Lugo casi se van de espaldas, seguramente pensó que se estaba atragantando con el micrófono.
Después del susto, suben los jugadores del Monterrey, y lo ejemplar fue del Santos que le hizo el famoso pasillo al ganador, les aplaudieron y todos quedaron contentos y felices.
Le entregan la Copa al Monterrey, y sí, Monterrey es Tricampeón de la Concachampions 2013.
Los futbolistas festejan, alzan el mítico trofeo --mucha más bonita que "La Orejona", el trofeo de la UEFA no sirve; guácala, qué asco--, se la enseñan a su afición (el trofeo), la agitan, ellos se agitan, gritan, brincan, saltan, bailan. Salen las banderas sudamericanas, las mexicanas y hasta una bandera nazi ondeaba en todo lo alto. Fuegos artificiales iluminan la noche regiomontana, la afición entonaba el "We are the champions" de Queen con un inglés perfecto, la banda británica se escuchaba a todo volumen, luego se acababa la canción anglosajona y comenzaba el Himno del Monterrey, y todos volvían a cantar.
El estadio cantaba, todos cantaban, tú cantabas, yo cantaba; Monterrey cantaba, y los demás... no les importaba, de hecho, el resto del país ni sabía que había una Final de futbol.
Zavala comienza la vuelta olímpica, lleva el trofeo en todo lo alto, los demás la quieren llevar pero no la deja que nadie lo toque. Luego, recorren el estadio, le dan varias vueltas, le agradecen a su villamelona afición, se pueden observar chicas guapas y sexies poniendo su mejor cara.
El estadio cantaba, todos cantaban, tú cantabas, yo cantaba; Monterrey cantaba.
Vucetich se abraza con sus pupilos, con sus auxiliares, con los dueños, con los directivos. Besos y abrazos por doquier, un montón de cinismo invadía la cancha. Víctor Manuel, el técnico más ganador del futbol mexicano, conseguía su Campeonato número 232,2312 en toda su carrera, algo impresionante. Mientras que Caixinha perdía su primera Final en el balompié mexicano. Bienvenido, Pedro.
Monterrey, invencible. |
Salen las camisetas con la leyenda "Campeones", dichas camisetas de color negro con letras en amarillo, una ridiculez. Todos bañados en Gatorade, las gorras volaban, los fotógrafos también (como el que casi se mata intentado tomarle una foto al trofeo); los flashasos viene de todas partes, todos quieren la mejor foto para tener la mejor portada. Y los fotógrafos cantaban, todos cantaban, tú cantabas, yo cantaba; Monterrey cantaba.
Los festejos terminaban, la noche se iba, la afición se retiraba. Monterrey había cumplido, ya era Campeón de otra Concachampions. Los Rayados han ganado tantas veces el torneo, que ya no saben para qué sirve.
El trofeo cantaba, todos cantaban, tú cantabas, yo cantaba; Monterrey cantaba.
Lo curioso
-Tres. Monterrey es Tricampeón del torneo de la Concachampions, ¿y esto significará algo?
-Subcampeonítis. A Santos le encanta el masoquismo, nuevamente vuelve a perder otra Final, ya son tantas finales perdidas que hemos perdido la cuenta, aunque eso sí, nadie como el Cruz Azul.
-Incrédulo. La reacciones de Pedro Caixinha al ver caer los goles regios, ni se inmutó, ni un ligero movimiento. No supo qué hacer, no supo cómo solucionar el problema.
-Todos cantaban. Sí, Monterrey ha despertado, su equipo también, parece que las fuerzas oscuras del futbol mexicano están haciendo de las suyas, antes el Monterrey no daba una, ahora resulta que gana torneos y que su futbol está creciendo. Sólo en el futbol mexicano. Por supuesto, la más contenta es la afición regiomontana, que nunca dejó de apoyar.
La única realidad
Y después de sacudirnos el confeti, después de secarnos la cara, después de colgar las medallas... regresamos a la realidad, una realidad llamada Mundial de Clubes 2013.
Como es bien sabidos por todos (y los que no lo sepan, aquí se los diremos), no sabemos cuál será el nivel del Monterrey en el Mundial de Clubes, no sabemos cómo llegarán, en qué estado y en qué momento, es un enigma, es un misterio, y no porque falte más de medio año para el certamen, sino porque el futbol mexicano es abobinablemente irregular, inconsistente y mediocre. Hoy vemos a un Monterrey que parece estar despertando, mañana quien sabe.
Los Rayados pueden ser Campeones del Clausura 2013, o del Apertura 2013, o de ninguno de ellos, sea como sea, el nivel del Monterrey en el Mundial de Clubes es incierto, no importa que se preparen, no importan que dejen todo de lado para enforcarse completamente en el Mundial, no depende de eso, sino del momento de racha en que te encuentres. Probablemente Monterrey vuelva al nivel de hace un par de años, o tal vez regrese a su nivel más óptimo, ese nivel que lo llevó a ganar dos Campeonatos, aunque en realidad no importa cómo llegue el Monterrey, porque en el Mundial de Clubes se topará con la realidad del futbol mexicano.
Y esa realidad tiene nombre, que en estos momentos son dos posibles: Borussia Dortmund o Bayern Munich.
Pensar en las diferencias entre el Monterrey y estos dos equipos alemanes, no tiene sentido, es una pérdida de tiempo; el equipo mexicano no tiene posibilidad de trascender, de ir más allá, de buscar el sueño dorado, no hay posibilidad de traer la tan ansiada Copa Mundial. Las diferencias futbolísticas (entre otras cosas más) se lo impiden al futbol mexicano.
Lo único que queda es intentar solucionar esta parte del futbol mexicano, que es la que le ha dado ciertos éxitos, pero que no hace más que engañarnos y hacernos creer que el futbol mexicano está creciendo: la irregularidad, incosistencia y las buenas rachas.
Monterrey es Tricampeón de la Concacaf, es el mejor de la Concacaf; se ilusiona en la Concacaf, pero... no siempre se jugará en Concacaf. |
Fotos | Mexsport
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