El decodificador, la diferencia entre todo y nada, según el mexicano. |
La gente está indignada, como si le hubiesen robado, arrebatado una parte de su vida. Se une y, de forma casi espontánea, surge una protesta colectiva que increíblemente es escuchada y casi resuelta en muy poco tiempo por el gobierno local. Lo curioso es que el problema que ha causado toda este conflicto, viéndolo desde una pespectiva crítica, es negativa y refleja el nivel social, cultural e intelectual del país.
Hace unas semanas, la ciudad de Tijuana (y sus alrededores) vivió un "apagón análogico" --que es la actualización o transición de la señal terrestre, la famosa televisión abierta, a la señal digital--, esto traería como consecuencia que muchos de los habitantes de dicha ciudad se quedaran sin señal, ya que la finalidad del famoso "apagón" era que los consumidores cambiaran su televisor o adiquirieran aparatos para poder recibir la nueva señal ya totalmente digital y nuevecita, pero resulta que la mayoría no tiene ni en qué caerse muerta, con qué ojos va a comprar un televisor nuevo (que capte la señal digital) o un aparato para "vivir la experiencia de la nueva señal de televisión digital".
Pero claro, los problemas no se deben tanto al "apagón analógico" en sí, sino por la asquerosa desorganización y planeación del proceso, llevado acabo por la Cofetel --y eso sin contar toda la basura y los manejos sucios que hay detrás--. Pero este no es el punto, sino el siguiente:
El "apagón" desató la furia de los fronterizos, ya que se quedaron sin televisión --claro, éstas personas son las que veían la televisión abierta, porque las personas que cuenta con tele de paga, no tienen ningún problema--, y como en México la televisión es casi parte de nuestra escencia, pues ya se imaginarán.
Rápidamente surgieron las quejas de los ciudadanos que exigían les devolvieran su señal televisiva, argumentando que ellos no recibían los beneficios del "apagón", pues no tienen los medios para ser parte de ella y porque la repartición de decodificadores fue insuficiente y poco transparente, y entonces el problema se hizo más grande, y el gobierno de Baja California escuchó el caso y se puso a pensar. Luego, el chisme llegó hasta los oídos de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) y la Comisión Federal de Telecomunicaciones (COFETEL), quienes se dieron cuenta que la habían cajeteado.
Pero claro, cuando los políticos escuchan es porque sus interéses están de por medio, y son tan cínicos, que nos los dicen en nuestra cara, como el IFE, que se preocupó bastante por el "apagón" en Baja California, pero no porque la gente se haya quedado sin su método educativo alternativo (televisión), sino por que ésta misma gente no podrá ver los fantásticos comerciales de las campañas electorales locales, y lo decían así, abiertamente, sin sonrrojarse, con un descaro impresionante.
Pero la historia continuaba, la gente seguía indignada y frustrada, casi desesperada, por no poder ver la televisión de calidad que nos ofrece la televisión abierta de México, esta televisión inteligente que cada día nos maravilla con su programación y contenido.
Pero, como dijimos, el punto aquí no es el "apagón", sino la forma y la manera en que la población reaccionó a tal hecho; el mexicano una vez más nos ha demostrado que se cae de doble moralista, estúpido e ignorante, pues la única manera en que el pueblo mexicano se puede unir y reclamar con ambición hacia un gobiero y/o institución es cuando le quitan su adorada televisión. Si lo vemos desde un punto muy crítico (y tengo que mecionarlo para que se entienda), esto es hasta irreal, ¿cómo es que una ciudad pueda crear tanto escándalo por haberse quedado sin televisión? Sí, tiene derecho a la televisión y nadie puede negárselo, es un simple entretenimiento (o eso se supone que es, porque en México se toma de otra forma), pero ¿por qué sólo con la televisión se forma una protesta airada de forma masiva?
¿En realidad es tan importante la televisión como para protestar? No, claro que no, al contrario, ahora que no hay televisión, estas atarantadas personas deberían aprovechar para hacer otras cosas que la televisión les impide hacer, como leer libros, salir a hacer ejercicio, caminar por ahí o realizar alguna otra actividad recreativa; aprender algo nuevo, como aprender a tocar el órgano, para que luego después toquen el solo de "Light My Fire" con sus amigos. No sé, otra cosa que los beneficie, ya que la televisión abierta es una tontería, una estupidez; qué tan estúpida es la televisión mexicana, que hace que la gente reclame por ella.
Entonces, ¿por qué la gente es capaz de reclamarle al gobierno cosas sin sentido como la señal de televisión?
Comparación entre una pantalla de televisión sin señal televisiva y el intelecto del mexicano [no se encontraron diferencias]. |
¿Por qué la gente no se enoja y protesta de la misma manera pero en contra de las comidas que sus hijos consumen en las escuelas? ¿Por qué la gente no reclama acerca de los alimentos que a sus hijos les imponen en la escuela? ¿Por qué la gente no le reclama al gobierno sobre su complicidad con empresas de comida chatarra que son las encargadas de surtir a las escuelas? ¿Por qué la gente no se une para reclamar por qué en México la gente casi no lee? ¿Por qué la gente no alza la voz para pedir más bibliotecas y menos iglesias?; ¿Por qué la gente no va y le reclama al gobierno para que éste deje de robarle su dinero?
No sé si en otros países ocurra lo mismo, pero en México la gente la da prioridad a temas que no le benfician en nada, pero en cambio, ignora y no se da cuenta de otros aspectos más importantes que afectan su bienestar social, económico y de salud. Pero no, el vulgo se levanta a reclamar por la señal de la televisión que ya no recibe, la misma señal que le ha lavado el cerebro, la misma señal, la misma televisión abierta que los educa y los denigra sin que se den cuenta. Pero ellos reclaman y protestan.
Inmediatamente después del "apagón", los afectados se dieron cita en las respectivas instalaciones. Afuera de ellas, habían filas permanentes de más de 500 personas, y dentro cerca de 600 personas, durante los primeros días. También, después del "apagón analógico", varios afectados, casi un movimiento civil, se reunió en las instalaciones del Gobierno Municipal. Y ¿qué hacia toda esa gente en las diferentes instalaciones? ¿Era una protesta en contra de la desigualdad, el racismo o tal vez la discriminacion? ¿Era una marcha para protestar en contra de la marginación y la discriminación que sufren los indígenas del país? ¿O acaso se encontraban donando dinero para ayudar a los que menos tienen, a la Cruz Roja, o a los bomberos, tal vez?
No, toda esa gente, cientos y miles de personas se dirigieron a solicitar el famoso decodificador --aparato que les permitiría recibir la nueva señal digital, ya que sin éste no verían nada--, en el Gobierno Municipal, la gente estaba ahí para reclamar por sus decodificadores que no se les habían entregado, y algunos de ellos pedían que dicho "apagón" se cancelara o hicieran algo, lo que fuera, pero ya.
Todas éstas personas estaban desesperadas, confundidas y enojadas, molestas y angustiadas por la señal de televisión que habían perdido.
Toda una odisea que nos mostró en un arcoiris de colores la cultura de los mexicanos, sus preocupaciones y sus prioridades. Sin querer, el Gobierno y sus secretarías y comisiones, nos mostraron el reflejo de la sociedad mexicana.
Por supuesto, a todos se le hace muy normal que la gente reclame un servicio al cual tienen derecho, pero nadie ve el trasfondo de las cosas, y es que en México sólo se analiza por encimita, sólo se ve lo que se quiere ver, pero nadie ve el resto.
Ni por la comida chatarra que comen sus hijos en las escuelas, ni por las clases incompletas, ni por los libros, y no, no es por la denigración que la televisión mexicana nos ofrece, es porque no hay televisión qué ver, por eso la gente de Tijuana se desesperó y salió a protestar.
La gente debería estar reclamando pero por el contenido de la television mexicana, el contenido y la programación tan vulgar, insultante, ruín, machista, misógina, violenta, estúpida y denigrante. Que promueve valores retorcidos, que promueve la ignorancia y se basa en la misma para entretener a los televidentes mexicanos, pero también se aprovecha de esa misma ignorancia para hacer televisión barata y económica, sin contenido y calidad, y así obtener sus ganancias.
Al final, la fallida transición a la televisión digital, fue cancelada temporalmente, y se reanudará hasta el próximo 18 de julio --pasándose por el Arco del Triunfo el artículo 28 de la recién creada reforma en telecomunicaciones, la misma que ellas crearon--, pero por sus interéses, no tanto por los "afectados".
Y entonces la gente, poco a poco, volvía a recibir la señal de televisión abierta, todavía en su versión analógica. Y estaba feliz, contenta, pues todo había regresado a la normalidad. Los demás problemas no importan, mientras no nos quiten nuestra televisión, todo está bien.
Así como se preocupan por la señal de la televisión, también deberían hacerlo pero con temas más relevantes. Pero, ¿por la televisión ¿En serio?
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