Tigres, cinco veces Campeón

América tuvo dos oportunidades de ser Campeón (cuando manejaba el partido y en los penales). Ambas las desperdició porque fue superado por un equipo con más entereza.

Polémica y emotiva. Así podríamos describir la Final del Apertura 2016 entre América y Tigres, donde las circunstancias --más que el futbol, la táctica, etc.-- terminaron por definir al Campeón, Tigres, quien, con más cordura, culminó el partido siendo superior anímica, mental y emocionalmente en la tanda de penales, donde Nahuel Guzmán se convirtió en la figura de la Final.

El primer tiempo, y un poco el segundo, fue para el olvido --ni hablar del partido de ida, que fue decepcionante--; demasiada precaución y demasiada tensión por parte de ambos equipos. Eso así, América pudo ganar el encuentro en tiempo regular; llegaba con más regularidad al arco rival, pero la falta de un juego colectivo más sólido y, sobre todo, una mayor calidad individual, le terminaron cobrando factura.

Tigres resistió y sacó el partido a base de talento y calidad individual. Fue mejor que América, sobre todo en la parte final --cuando jugaban 9 contra 9--, donde aprovechó los espacios para terminar empatando y luego demostrando mayor ambición y concentración en la parte final de los tiempo extras y en los penales (donde América se colapsó por completo).

América tiene un serio problema con los penales, y pasa por un tema de capacidad (el propio Moisés Muñoz, ahora examericanista, también lo mencionó). La Copa MX, el Mundial de Clubes y ahora la Final, es demasiada casualidad.

De los tiempos extras en adelante fuimos testigos de un partido cardíaco, emotivo y espectacular. La cereza en el pastel fue la parte final donde el Campeón se decidía por la vía de los penales.

Nahuel Guzmán se creció. Atajó los tres penales americanistas para darle a Tigres su quinta estrella.

Acerca del arbitraje, no se esperaba gran cosa, pero tampoco se esperaba un trabajo tan desastroso. Jorge Isaac Rojas carece de actitud y personalidad, y eso le costó el partido, el cual no pudo manejar. Le faltó autoridad y, por supuesto, mayor capacidad. Las tarjetas rojas para Torres Nilo y Sambueza me parece que fueron acertadas, pero en el resto se perdió por completo. Expulsó de fea manera a Paolo Goltz (que salió llorando de impotencia) gracias a la poca concentración de él y sus auxiliares. Un desastre de arbitraje.

Eso sí, aún con un arbitraje para el olvido, cualquiera podía haber ganado. América se vino abajo luego de la bronca al minuto 105', pero Tigres, que también pudo haber sucumbido, mantuvo la calma y se arrojó al frente con mayor categoría, y así consiguió un merecido, sí, merecido, Campeonato.

Ahora, ¿fue una Final digna de venerarse? Me parece que la Final de ida queda a deber en muchos aspectos. La Final de vuelta se salva al final por el dramatismo de los tiempos extras, porque el primer y segundo tiempo fue casi para el olvido. Al final la Final nos dejó un gran sabor de boca; fue emotiva, dramática, emocionante, pero en los últimos momentos. No se puede tener todo, y menos en el futbol mexicano..

Lo que sí queda claro es que, si las finales se van a jugar en estas fechas, se necesita mucha más planeación, organización y, sobre todo, sentido común; porque no es posible que, 15 DÍAS DESPUÉS DE LA FINAL, comience el torneo Clausura 2017. Los dirigentes o no tienen la menor idea de cómo calendarizar un torneo deportivo o las televisoras en serio los tienen amarrados de pies y manos. Lo más risible del caso es que América no jugará la jornada 1, pero Tigres sí; esto sólo demuestra la ineptitud de los directivos.

La liga es incapaz de darse cuenta de algo tan obvio: los jugadores necesitan descanso, al igual que los aficionados, y la liga necesita generar expectativa para que se venda mejor y sea más atractiva, más deseable. Pero el negocio es más importante que lo deportivo; mientras más pronto inicie el torneo, el dinero más rápido llega.

Foto | Mexsport