Era una actriz de mediana calidad. Bastante carismática y con mucha presencia. Sus múltiples problemas personales y de salud detuvieron su impulso hacia una carrera mucha más exitosa.
Carrie Fisher nunca fue una actriz destacada y ni mucho menos prolífera. Si mantuvo cierto nivel de fama fue por haber personificado a la princesa Leia, uno de los personajes más icónicos del cine de ciencia-ficción.
Además de actriz, era escritora y guionista, rubros donde hizo lo suficiente para sobrevivir; a pesar de su actividad en distintos ámbitos, su carrera estuvo marcada por la trilogía de Star Wars, lo que le impidió destacar en otros rumbos --claro, no fue la única; Mark Hamill, entre otros, pasaron desapercibidos después de La Guerra de las galaxias, a excepción de Harrison Ford, que logró escapar de tal estigma--.
Por lo poco que vimos de ella en el cine, era una actriz de mediana calidad. Bastante carismática y con mucha presencia. A mi parecer, sus múltiples problemas personales y de salud detuvieron su impulso hacia una carrera mucha más exitosa.
Su último trabajo actoral fue precisamente el que la dio a conocer: la princesa Leia, en la película que la siguió hasta el último de sus días: Star Wars.
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