Desperté en medio de una pandemia

La pandemia por el coronavirus ha cobrado la vida de millones en todo el mundo - Ximinia

Todavía, hasta estos momentos, no sé si llamarlo alucinación, no sé si llamarlo delirio, aturdimiento o simple y llanamente confusión...

No puedo creer las noticias de hoy. No puedo creer las noticias de ayer, las de esta semana, las de la semana pasada y de los últimos meses. Simplemente no puedo creer que sean ciertas; me niego a aceptarlas, me niego a asimilarlas. Soy, en estos momentos, la incredulidad hecha persona.

Ahogado en mi asombro, intento descifrar esta descarga de información que mi cerebro es incapaz de procesar. "Esto tiene que ser una broma que se viralizó de manera desproporcionada e irracional", es lo que me he estado repitiendo a mí mismo en las últimas horas. Y es que, no, no puedo... simplemente no puedo creer las noticias de hoy.

Está en todas partes. No hay medio alguno que no toque el tema. La noticia, estoica e imponente, se replica una y otra vez en todos los medios habidos y por haber. En verdad está en todas partes. Y a menos que yo haya perdido la cordura y todo indicio de razón, quiero pensar que usted también se ha percatado ya de las impactantes noticias de hoy; y espero, apanicadamente, que así sea.

Abrumado a un nivel casi demencial, trataré de seguir redactando este escrito donde, a su vez, intentaré darle sentido a esta realidad en la que hoy me he despertado.

Todavía, hasta estos momentos, no sé si llamarlo alucinación, no sé si llamarlo delirio, aturdimiento o simple y llanamente confusión, pero en las noticias le llaman pandemia. Este escenario mundial, que pareciera sacado del medievo, es obra de un virus llamado SARS-CoV-2, que coloquialmente se la llamado Coronavirus, aunque técnicamente también se le conoce como COVID-19... No importa cómo le llame, no importa cómo le diga, tampoco importa el hastag que usted utilice para mencionarlo, este germen invisible, como se puede apreciar en las apabullantes, aterradoras y perturdaboras noticias que inundan la prensa mundial, ha matado millones en el mundo entero (menos en Corea del Norte, claro está), y lo seguirá haciendo en los próximos meses y, muy probablemente, en los próximos años. Y no, yo todavía no puedo creer estas noticas de hoy.

¿Puede usted creerlo? La humanidad lleva casi un año siendo azotada por una pandemia y yo apenas hoy me acabo de enterar. Estoy anonadado; fuera de sí. Estoy más allá de un estado de shock. Las noticias de hoy han fulminado mis facultades mentales.

¡Pero una buena noticia aparece en este mar de información! La vacuna contra el Coronavirus ha sido creada --después de todo haberme enterado hoy de que la humanidad se encuentra en plena pandemia, tuvo su ventaja--.

La creación de la vacuna contra el COVID-19 no es poca cosa, ni mucho menos cosa de todos los días. La vacuna es todo un hito histórico, un momento único para la ciencia y la civilización actual.

En otra época, encontrar una vacuna para un virus como el COVID-19, hubiera tomado hasta diez años, esta vez tomó menos de un años hallar el antídoto. Gracias al avance científico de los últimos años, y a la colaboración de especialistas e instituciones de todo el mundo, las farmacéuticas lograron la creación de una vacuna de manera nunca antes vista. Esto es lo que aparece en las noticias que yo no logro creer: para mediados del 2020, la vacuna estaba lista. Fue Pfizer quien logró el hecho histórico, pues fue el primero en distribuir la vacuna. Para el 8 de diciembre se aplicaba la primera vacuna contra el Coronavirus, esto en Inglaterra.

Ahora solo resta esperar y ver qué tan eficaz resultan las vacunas, pues cabe resaltar que se crearon varias.

Y no, la vacuna contra el COVID-19 no fue creada en el Vaticano. Tampoco es obra del Espíritu Santo, y ni mucho menos surgió gracias a lecturas maratónicas de la biblia. Nop, la vacuna no es producto de ninguna religión y de ningún iluminado que con pases de magia hizo aparecer dosis de la vacuna. Y por si se lo pregunta, la vacuna tampoco tuvo su origen durante una especial e histórica lectura de tarot. Y como sé que también se lo están preguntando, la vacuna no se consiguió gracias a que astrólogos de todo el mundo se unieron para hallar mensajes ocultos en los signos zodiacales. ¡La vacuna es obra de la ciencia! Claro, a menos que usted tenga otros datos...

Mientras la horas avanzan, la asimilación, lenta y errática, parece asomarse. Ensimismado y contemplando esta nueva normalidad, cada minuto que pasa todo parece tomar sentido. Y como dije en párrafos anteriores, haberme enterado de que estamos en medio de una pandemia justo cuando se descubre la vacuna contra la misma, ha sido de gran ayuda. Sin duda, todo un alisiente, un amortiguador para no caer en la locura total. Y más cuando, al sumergirme en las noticias, me entero de que, cual novela de Stephen King, la humanidad en medio de una emergencia sanitaria ha sacado lo peor de sí; un monstruo invisible aparece cuando menos te lo esperas, pero otro monstruo despierta para hacerle competencia; es la humanidad demostrando que no hay ser vivo más destructivo, horrendo, oscuro, siniestro y contagioso que el mismo ser humano. Y estas noticias sí las puedo creer, porque ya las he visto en el pasado.

"Quédate en casa", es el lema que se ha utilizado en todo el mundo para intentar persuadir a las personas de que no salgan si no es necesario. Es más que evidente que tal consigna está dirigida para los más privilegiados. Los que pueden quedarse encasa, qué bueno, felicidades; no salgas, cuando termines con el catálogo de Netflix, no olvides que tienes Internet, donde podrás seguir matando el tiempo. Y si no tienes Internet, recuerda que siempre puedes recurrir a la siempre confiable televisión abierta.

Cuando no dijeron que nos quedáramos en casa, es claro que no pensaron en las personas que no pueden quedarse en casa por ningún motivo, y ni muchos menos pensaron en los más pobres. Y es que cuando la pandemia hizo acto de presencia, también lo hizo la trivialidad, la frivolidad y el egoísmo; y es que quienes acapararon los medios internacionales no fueron los más necesitados, los más pobres, las personas de estratos sociales más jodidos, ¿quiénes fueron? Los más privilegiados.

Entre artistas, famosos, personalidades de todos los rubros, incluyendo Internet, inundaron los medios con sus enlaces pedorros vía Zoom, Skype, instagram, Facebook, etc., donde nos escupían su sentir acerca de la pandemia. Todos ellos muy preocupados por el momento tan incierto en el que la humanidad había caído.

Conciertos, entrevistas, programas de todos, transmitidos ¡desde casa!, mientras que la gente menos afortunada, la más golpeada y expuesta, tenía que salir a arriesgarse para buscar el pan de cada día, esa gente no figuró en los medios ya entrado el segundo semestre (y ni siquiera acaparon del todo los medios habidos y por haber). Quizás si hubieran abierto una cuenta de Tik Tok, la gente y los medios los hubieran volteado a ver. Nadie se acordó de ellos, nadie los volteó a ver. Al parecer, era más importante y llamativo hacer colectas para ayudar a los futbolistas que se habían quedado sin empleo. O quizás era más importante y efectivo darle ánimos y esperanza a la gente viendo a Elton John tocando desde su jardín, o ver a un grupo de oligrofrénicos cantando que "resistirán". Pero claro que resistirás, eres un grandísimo privilegiado que puede quedarse en casa haciendo transmisiones en vivo para que la gente hable de ti y no de aquellos que, por carencia social, mueren por desinformación y la necesidad de salir y enfrentar un virus letal. ¡Oportunistas grasientos!

Y si creían que ver a una bola de privilegiados tomando café en una transmisión de Zoom era el colmo de la pandemia, es que todavía no hablamos de los gobiernos, los políticos, que si el infierno existiera, serían los primeros en entrar. Y es que la pandemia llegó en medio de otra pandemia: la pandemia populista.

No es que los demás gobiernos no sean unos idiotas, ignorantes y que sí les importe la gente que a diario muere, pero es que los populistas no tienen madre.

Si los países con gobiernos ecuánimes y centrados han manejado la pandemia con las patas, o si lo han hecho bien, se les ha ido de las manos, ya se imaginarán la actitud y manejo demencial de los populistas. Para no aturdirnos más de lo que ya estamos, basta con decir que la plaga populista (tanto de derecha como de izquierda, porque estos parásitos se reproducen en todos lados) ha minimizado el virus desde que éste comenzó a esparcirse por el mundo entero. Esto es más que suficiente para describir a unos gobernantes indolentes, apáticos, insensibles, indiferentes y enfermizos, quienes le han dado más prioridad a su ideología corrosiva, su pensamiento obtuso y retrógado, en vez de tomar medidas efectivas. Gobernantes que solo piensan en su causa, en tener la razón y esparcir su demagogia y populismo sin importar que de por medio estén las vidas de las personas.

Aunque nadie, ni el misántropo más chiflado, se imaginaba el arribo de un virus tan devastador, muchas vidas su pudieron haber salvado si no hubiera sido por estos líderes recalcitrantes, que con su retoricismo venenoso de frente, se negaron a aceptar que el mundo había entrado en una emergencia abismal y que se perderdían millones de vidas. Como a los populistas les gusta hacerle creer a la gente que bajo su mandato la vida es maravillosa y perfecta porque ellos perfectos y maravillosos, no les importó arriesgar las vidas de las personas con tal de seguir teniendo la razón.

Es funesto ver a estos populistas exaltando y aprovechando la ignorancia y desinformación de la ciudadanía para minimizar una pandemia. Porque tomar medidas y acatar las recomendaciones de los expertos y especialistas, sería mostrar debilidad, sería doblegarse e ir por el mismo camino que el resto del mundo, y como a los populistas tampoco les gusta seguir las reglas y aceptar las ideas de los demás, prefirieron decir que todo estaba bien --incluso hasta se atrevieron a decir que la pandemia podía ser una ventaja para su gobierno--, y tomar a la ligera una pandemia que todos los días cobra miles de vidas.

Aunque ya se puede ver la luz al final del túnel gracias a la vacuna, no puedo dejar de asombrarme con las noticias de hoy. Sigo sin poder creerlas. Aunque también tengo que aceptar que no sé qué es más difícil de creer: la pandemia o la reacción de la humanidad ante la pandemia.

¡Vaya día que he tenido!



Desperté en medio de una pandemia Desperté en medio de una pandemia Reviewed by José L. Bravo on 10:14 p.m. Rating: 5

2 comentarios:

  1. Sin duda es mas difícil de creer lo de la pandemia.
    Y a su vez, mas triste de aceptar el accionar humano. Aunque no tan sorpresivo, es decir, mucha inclusion, mucho discurso moral, mucha igualdad aqui y alla, mucho jiji jaja, pero a la hora de la verdad, es, como mínimo evidente, que cada quien buscara lo mejor para su cada cual;la empatia parece, un fruto de poca producción, su siembra no se practica mucho, su riego es escaso y su cosecha nos parece (erroneamente) innecesaria.

    A decir verdad, a mi no deja de sorprenderme el colectivo conspiranoico. Vamos, a Bill Gates lo vienen metiendo en toda teoria desde que YouTube nació, pero estos tipos se superan. Ahora resulta, que a alguien, en la reunion de los dueños del puñetero mundo, le pareció una fantastica idea el infectar a todos, para crear vacunas para así robarnos informacion.
    ¿Pero que coño pueden robarme de información? ¿Mis recuerdos? ¿Mis ideas? Joder, solo se van a llevar una sorpresota con la cantidad de porno que he visto... Toma eso Rusia

    En fin, muy buen relato.

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    1. El humano siendo el ser humano. Es verdad, a la mera hora todos corremos a escondernos sin pensar en los demás. Lo cierto es que los que sí pueden hacer algo, no lo están haciendo, y si lo hacen, lo hacen de manera demasiado sutil.

      Sobre los conspiranoicos, me parece lamentable y preocupante; con la tecnología casi al alcance de todos, qué todavía estemos inventando/creyendo esas cosas solo me hace pensar que algo estamos haciendo mal.

      El neoliberalismo y el capitalismo no reparte parejo y tampoco hace bien su trabajo, y para colmo tenemos a las cucarachas populistas aprovechándose de sus fallas.

      Mi ingenuidad me dice que si nos esforzáramos, podríamos buscar un mejor sendero, pero luego vuelvo a leer las noticias y regreso a mi incredulidad.

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