Tuvieron que pasar tan sólo seis meses para volver a decir... ¡Atlas, otra vez campeón!

Atlas es el nuevo bicampeón del futbol mexicano. Venció 2-3 en el global al Pachuca y consiguió nuevamente un alucinante campeonato que nadie se esperaba.

Seamos sinceros, nadie, ni el aficionado más chiflado esperaba que Atlas llegara tan lejos en el torneo y mucho menos que consiguiera un bicampeonato de manera consecutiva. De hecho, nadie hablaba de un bicampeonato rojinegro porque nadie se lo imaginaba, y más si en el futbol mexicano es más fácil que un equipo cambie de sede a que consiga dos campeonatos de forma consecutiva.

Pues ante todos los pronósticos, incluyendo la de sus aficionados, Atlas volvió a ser campeón y lo hizo de manera consecutiva. Así es, Atlas logró el bicampeonato. Y no, no es fake news, es 100% real: Atlas se adjudicó el título del Clausura 2022, seis meses después de haberse consagrado como campeón del Apertura 2021. De esta manera los rojinegros del Atlas se convierten en el tercer equipo bicampeón en torneos cortos (Pumas; León).

Atlas logró lo inesperado al vencer 2-3 en el global al Pachuca, uno de los mejores equipos del torneo y que además lucía como favorito para levantar el título.

Pero en las finales no hay favoritos, y así lo demostró el Atlas cuando en el juego de ida casi sentencia la final con dos latigazos que dejaron viendo estrellas a los tuzos. Fueron dos goles contundentes y letales que condicionaría el accionar de ambos equipos en la final de vuelta.

Ya en la final de vuelta, donde conoceríamos a un nuevo campeón o bicampeón, las comenzaron nuevamente a nivelarse cuando Romario Ibarra, antes del minuto ’10, marcaba el primero para los tuzos, acortando así las distancias en el marcador y agitando las emociones.

Más tarde, la tensión y los nervios se apoderarían de los jugadores y los aficionados cuando el árbitro comenzó a analizar minuciosamente un probable penal a favor del Pachuca. Pero el árbitro, en lugar de centrarse en el supuesto penal, decidió marcar fuera de lugar en una jugada previa. ¡Qué viva el VAR!

Como decíamos, en las finales no hay favoritos y en ésta tampoco lo había. Pachuca estaba a un gol de regresar y meterse en una inercia imparable, mientras que Atlas también estaba a un gol pero para sellar el título, y además tenía el reloj corriendo a su favor.

Sólo un descuido podría decidir el destino de ambas escuadras, y para mala fortuna del Pachuca, así fue.

Antes de irnos al descanso, un penal a favor del Atlas iba a poner el partido de cabeza. Cobrado por Julio Furch, los zorros empataban el encuentro y ampliaban la ventaja en el global. Pachuca se estancaba y Atlas parecía volar.

Para la segunda mitad ambos equipos necesitaban desplegar su mejor versión si es que querían levantar un trofeo. Fue entonces que el Pachuca logró encajar el segundo tanto del partido y así pudo ponerse de pie para seguir peleando.

Sinceramente, yo me esperaba a un Pachuca más aguerrido, decidido y arriesgando más, sobre todo en el segundo tiempo. Tratándose de una final, yo sí me esperaba a unos tuzos al estilo Tigres, que en semifinales pudo anotarle 4 goles al Atlas de manera magistral, pero lejos estuvimos de ver a un Pachuca con tanto coraje. En cambio, vimos a unos tuzos haciendo lo mismo una y otra vez, sin alma y sin inspiración, ante un Atlas que sabía a lo que jugaba.

El tiempo se diluía al igual que las ilusiones y las esperanzas del Pachuca. Mientras tanto, y visiblemente incrédulos, los atlistas esperaban con ancias el final del partido para comenzar a soñar despiertos.

Ni Atlas ni Pachuca intentaron más. Fue así que llegó el final del partido. Y el Atlas, en una final pareja y dramática, conseguía lo imposible, lo inimaginable… ¡Atlas era bicampeón!

Tres títulos parecen pocos, pero para un equipo como el Atlas que le costó más de 70 años conseguirlos, no es ni mucho ni demasiado, es más que suficiente.

Foto | REUTERS