El nivel (en muchos aspectos) es más que evidente.
Se acaba de estrenar para Latinoamérica, la serie/reality show (porque ahora resulta que los realities shows son series) The Voice 2013, en su quinta temporada. Un programa que no le importa a nadie, pero que es realmente entretenido.
El programa se transmite (por el Canal Sony) los jueves y los viernes, con una duración de 2 horas. Sí, auténtico relleno televisivo; a este ritmo, el programa de seguro se lo echan en un mes.
Pero, ¿qué es The Voice? Pues no es mas que otro mentado reality show de talento musical, en donde, supuestamente, se buscan cantantes (incluyendo mujeres y personas de color) para hacerlos famosos y para que graben muchos discos, claro, siempre llevando consigo el estigma de haber salido de un programa como estos.
Y es que, después de tantos realities musicales, he llegado a la conclusión de que estos programas en realidad ya no buscan cantantes como tal (si es que alguna vez lo hicieron), más bien son programas de simple entretenimiento que no hacen más que volver famosos a personas con gustos musicales; los ganadores no se convierten en cantantes de verdad, más bien se convierten en personas famosas por haber participado en un programa de talento. Nunca, creo yo, lograrán quitarse el tatuaje del reality show --como los de Abba, que se quitaron el estigma, aunque es un poco diferente--.
El chiste, el éxito de The Voice radica en sus participantes --sí, son los típicos gringos que piensan que USA es todo el mundo, y que no hay nada más en el mundo que ellos, y si existen otros países en el mundo, entonces éstos países no son mejores que los Estados Unidos (véase: Ayn Rand y su esquizofrenia (que ella [y millones más] llama filosofía) que glorifica a EU), pues sus participantes en verdad tienen talento, poseen voces que vale la pena escuchar y ver en un programa como este.
Y los cuatro se drogan. |
Claro, los que le ponen la crema a los tacos (en el buen sentido de la frase) son los coaches, también conocidos como entrenadores, mentores, maestros, creídos, etc., quienes ya habían participado en ediciones anteriores, y éstos coaches son: Adam Levine (todólogo), Blake Shelton (¿quién?), la momia Christina Aguilera, y el sonrisas Cee Lo Green.
Estos personajes hacen muy buena química, hay una interacción genuina, osea, que nada está forzado y no tienen que hacer como que se caen bien sólo porque así funciona el programa. También, he visto que les encanta presumir sus conocimientos y sus logros (cosa que no hace falta, pero lo hacen), uno pensaría que lo hacen para llamar la atención del participante para que éste lo elija como su coach, pero también da la impresión de que nomás buscan publicidad, lo cual no sería raro.
Pero la que sobresale es Christina Aguilera, que en serio parece que todo el tiempo está marihuana, porque sus expresiones faciales son prácticamente las mismas; si está feliz, triste, enojada o emocionada, nunca nos damos cuenta, pues siempre pone la misma cara.
O antes de cada programa se emborracha o ya de plano tanto tinte para cabello ya le llegó al cerebro. ¿O será que en lugar de cerebro, tiene puro tinte en la cebeza?
Claro, también está Cee Lo Green, que más bien parece una decoración más de la escenografía, pues ni se mueve ni gesticula ni hace nada; está estático todo el tiempo, y cuando habla dice puras cosas que sólo él entiende.
Como decíamos, la clave de todo es el talento vocal que escuchamos --la mayoría de la veces--, no se compara con otras versiones donde oímos voces baratas y que no son la gran cosa. Aquí sí se disfruta y hasta te sorprende escuchar la calidad de los concursantes --claro, aveces escuchamos cada cosa... que mejor le cambiamos de canal--.
Otro punto importante, que es la escencia y el climáx del programa (al menos al inicio) es este momento cuando el concursante pasa a cantar enfrente de todos, este momento donde los coaches escuchan y deciden si presionar o no el botón. Es el momento clave del programa, estos segundos es The Voice, el resto sale sobrando.
En la cuarta temporada de The Voice, que terminó hace como 57 meses en Estados Unidos, la ganadora fue... una chica semi-emo de nombre Danielle Bradbery, y que se llevó el primer lugar merecidamente, aunque fácilmente pudo habérselo llevado otro(a). Esto a nadie le interesa, a nadie le importa, y no sé por qué lo menciono.
Y sí, la ganadora fue una gringa, gringa pero en serio; gringa a más no poder. Gringa de cepa. La típica estadounidense blanca, ella fue la ganadora.
Efectivamente, el equipo del mundialmente conocido Blake Shelton fue quien resultó ganador por tercera vez consecutiva, dejando en el camino a los perdedores Levine, Aguilera y Green. Y en una de esas en esta quinta temporada la vuelve a hacer, poniéndonos a dudar muy seriamente sobre la veracidad del programa.
El show es muy bueno, está muy bien producido, eso sí, hay demasiado "bla, bla, bla", pero vale la pena. Claro, The Voice es uno de estos programas que puedes seguirlos completo o cuando quieras, es decir, ver uno o dos episodios, y luego ver el séptimo, luego el 12vo... No es un programa del cual tengas que estar pendiente, como otros.
Además, el programa no se presta para polémicas, no hay más que leves emociones y nada más, así que tampoco vale la pena verlo como si fuera la gran cosa. Y estamos hablando de la quinta temporada, además. A ver para cuándo nos salen con algo nuevo.
Foto | NBC
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