Más de lo mismo: el segundo debate presidencial 2024 nos dejó sin ganas de votar

Los tres mitómanos que quieren gobernar al país. (Captura de pantalla)

En un país democrático, con un sistema de justicia funcional y libre de corrupción, Gálvez , Sheinbaum y Máynez estarían (como mínimo) frente a un juez explicando sus fechorías.

Pero resulta que en México son los tres aspirantes a la Presidencia del país. Así de perturbador es el nivel sociopolítico de México.

Y así lo constatamos una vez más en el segundo debate presidencial 2024, que como era de esperarse fue aburrido y tenebroso.

Fue aburrido por el formato tan acartonado y porque vimos prácticamente lo mismo que en el primer debate, y fue tenebroso porque los tres candidatos son unos auténticos maleantes.

Es increíblemente aterrador, y hasta surrealista, ver a tres personas mintiendo con tanta facilidad; como si de enfermos mentales se tratara. Es también increíble la capacidad que tienen los tres para decir estupideces y sandeces. Y es increíble que estas sean nuestras únicas opciones para salir del atolladero.

Jorge Álvarez Máynez es un menso. A esa conclusión he llegado desde su irrupción en el escenario electoral, donde se la ha pasado evidenciando sus frivolidades y desconocimiento de la política y el país. Sus respuestas, al igual que su personalidad, fueron escuetas y superficiales. No dijo nada y se dedicó a prometer lo imposible.

¿Esto es lo mejor que Movimiento Ciudadano pudo presentar para competir por la Presidencia? Mi teoría es que Máynez y Dante Delgado son amantes, porque no encuentro otra explicación para la candidatura de Máynez.

Pero las que sí deberían estar en Santa Martha Acatitla son Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum. Dos hipócritas de primer nivel.

Xóchitl Gálvez mejoró con respecto al primer debate y, a mi parecer, logró "empatar" a Sheinbaum. Esta vez la morenista y protegida de AMLO sintió algunos de los golpes de Gálvez y casi pierde la compostura, pero como buena psicópata supo mantenerse fría e indolente hasta el final.

A Claudia Sheinbaum todo le resbalaba, y cuando se veía medio acorralada se dedicaba a mentir a diestra y siniestra. Porque si hay algo que Claudia Sheinbaum sabe hacer como toda una profesional es mentir, mentir y mentir.

Gálvez no tenía otras armas más que las señalizaciones hacia su contrincante, y fue su punto más fuerte en este segundo debate presidencial.

Junto con las acusaciones, la prianista también añadió algunas "propuestas" junto con sus ataques a la candidata del oficialismo, y aunque hizo algo de daño, Claudia quedó de pie.

Mientras tanto, Máynez reía como el menso que es.

Lo cierto es que Xóchitl es igual de mitómana, cínica y mentirosa que Sheinbaum. Por lo tanto, lo que vimos no fue otra cosa más que una pelea de cerdos atascados en el lodo.

Esta es, pues, la clase política que nos gobierna. Y parece que no hay salida. Si usted estaba pensando en escapar, déjeme decirle que las puertas están selladas.

Fue un debate realmente desabrido, más desabrida que la actitud de Sheinbaum.

Pero a la vez fue deprimente. Que estas tres sanguijuelas sean los candidatos es el terrible retrato de la descomposición social que vive el país.

Este próximo 2 de junio, entonces, vamos a elegir lo siguiente:

• Tirarnos a un pozo infestado de tiburones.
• Tirarnos a un pozo infestado de cocodrilos.
• Tirarnos a un pozo de agua contaminado con diesel.

Usted, ¿por cuál opción va a votar?