En una exhibición de poder y precisión táctica, el Chelsea conquistó el renovado Mundial de Clubes tras derrotar al París Saint-Germain por un sólido 3-0 en el MetLife Stadium de Nueva Jersey. Con Cole Palmer como protagonista absoluto —dos goles y una asistencia— los ‘Blues’ marcaron territorio desde el inicio y no soltaron el control en ningún momento.
Palmer, el motor de la maquinaria inglesa
Desde el silbatazo inicial, los dirigidos por Enzo Maresca impusieron su ritmo. Al minuto 22, Palmer aprovechó un rebote fuera del área y definió con un disparo certero al poste derecho para abrir el marcador. No conformes, repitió al 30' con una jugada individual brillante: desbordó por banda, encaró, recortó hacia el centro y colocó el balón lejos del alcance de Donnarumma. El PSG estaba contra las cuerdas.
El Chelsea, sobreexcitado, se adueñó del campo, manejando cada zona con fluidez. Pedro Neto y Malo Gusto marcaron diferencia por las bandas, y justo antes del descanso, Palmer asistió a Joao Pedro, quien definió con clase sobre la salida del arquero para el 3-0. El Chelsea sucumbía ante un sorpresivo equipo inglés y ni las manos metía.
PSG, ahogado en su propio caos
La segunda parte trajo intentos desesperados del PSG, pero se toparon con un inspirado Robert Sánchez bajo los tres palos, respondiendo ante remates de Dembelé, Doué y Neves. La tensión se transformó en frustración: Joao Neves fue expulsado al minuto 86 tras propinarle un trancazo a Marc Cucurella, confirmando el colapso emocional del equipo francés.
Sin soltar el balón, Chelsea cerró el partido con solvencia y orden, mientras París acumulaba amonestaciones y resignación. Este triunfo confirma a los ‘Blues’ como una generación dorada, lista para dejar huella en la élite del futbol global, o al menos eso fue lo que vimos en esta inesperada final.
¿Qué le pasó al PSG? Hace unos meses el cuadro parisino era un equipo cualquiera con grandes aspiraciones; tras ganar la Champions ante el Inter, el PSG pasó de Cenicienta a princesa y de la noche a la mañana se convirtió en el mejor equipo del mundo, pero en un abrir y cerrar de ojos todo se derrumbó y el PSG regresó a su realidad.
Era el favorito para ganar el Mundial pero el PSG dejó de hacer todo lo que le había llevado a la gloria. Al PSG le pasaron por encima justo como en la final de la UCL, y eso que el Chelsea no quiso anotar más goles.
Los berrinches de Trump
Y la nota mundial del Mundial de Clubes lo dio el grotesco Donald Trump. El Presidente de Estados Unidos asistió a la final del Mundial y, como siempre, quiso posar para la foto.
Durante la premiación, estuvo entregando medallas y haciendo como que le importaba todo el evento. Más tarde, llegaba el momento de entregar el trofeo; todo iba bien hasta que Trump decidió quedarse hasta el momento en que el capitán del Chelsea levantó el trofeo (ante la incredulidad de éste). Y aunque Infantino trató de retirarlo del lugar, Donald Trump se negó y, con una sonrisa, festejó el título con el equipo londinense. Arruinando así la celebración del campeón.
Reviewed by José L. Bravo
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7:05 p.m.
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