México revivió en Rusia 2018; llegó muerto, sin posibilidades. Venció 0-1 a Alemania y ahora su futuro es cegadoramente brillante.
Contra todos los pronósticos, y sin estar jugando a nada, la Selección mexicana sacó un impactante triunfo ante la Selección de Alemania, a quien venció 0-1 con gol de Hirving Lozano, para así confirmar la debacle futbolística que los teutones vienen arrastrando y que ha sido bastante palpable en los más recientes partidos amistosos.
Y aunque se rompieron muchas quinielas (incluyendo los pronósticos de Ximinia), hasta cierto punto era probable que se diera tal resultado, por lo antes mencionado y porque México en los mundiales, sobre todo ante equipos grandes, suele jugar de manera diferente y hasta competitiva.
Por supuesto, la victoria tricolor se debe a razones meramente futbolísticas, y me parece que dichas razones son muy claras. México dio, probablemente, una de sus mejores actuaciones mundialistas y el mejor partido en la era Osorio, o al menos los mejores 45 minutos. También fue notable la inspiración anímica con la que encararon el encuentro. Tuvo profundidad, manejo de balón y un gran juego colectivo. Básicamente, a México todo le salió bien, incluyendo la suerte, que esta vez se apiadó de ellos.
Sin embargo, la autocrítica y el análisis objetivo son importantes en este tipo de resultados, ya que es muy fácil evadir la realidad al ignorar múltiples aspectos que fueron factor en el triunfo verde. México pudo ganar hasta por un marcador de 1-3, pero la falta de contundencia es algo que aún no se puede solventar, y eso fue clave en el partido; defensivamente México lució memorable, como nunca lo habíamos visto, pero le faltó contundencia.
Sin demeritar lo que hizo el conjunto mexicano, pues me parece que dio un excelente partido, es importante resaltar que gran parte del triunfo mexicano se debe al terrible bache en el que está metido la selección alemana. A esta selección podemos comparar incluso con la España del Mundial pasado, que después de hacer historia en Sudáfrica 2010, se vino a estrellar dramáticamente en Fase de Grupos de Brasil 2014.
Alemania no está jugando bien. Su futbol no funciona. Colectiva e individualmente el equipo está apagado. Algo se desconectó e hizo que el poder alemán se colapsara. La derrota ante México es la prueba más clara y contundente de la decadencia alemana.
A pesar de que tiene el equipo suficiente para mejorar, no con las figuras y jugadores en un nivel óptimo, le va a costar demasiado trabajo salir del abismo donde se encuentra, y puede que en el intento termine hundiéndose más. Este Mundial no será fácil para Alemania; nada más hay que ver cómo se vio ante la escuadra azteca. Durante 45 minutos México llegó con una gran facilidad y generó peligro en área teutona con gran facilidad que parecía que México podría ganar hasta por goleada. Cómo lo atacaba México y cómo no reaccionaba, es para preocuparse. Alemania está en serios problemas.
¿Y será un gran Mundial para México? Si Juan Carlos Osorio entendió la victoria, entonces en el siguiente partido tendría que salir con un once similar. Si se pone a experimentar, como siempre lo ha venido haciendo, entonces el del siguiente triunfo histórico será Corea del Sur, el próximo rival de México. El Tricolor luce como favorito ante los asiáticos, y después de vencer al vigente y aletargado Campeón.
Uno de los principales problemas de este equipo mexicano es su estratega, que debido a las benditas rotaciones no ha podido conseguir un funcionamiento adecuado y equilibrado, lo que ha hecho del equipo mexicano bastante inconsistente y que, evidentemente, no juega a nada. La solución que mejor podría funcionar en estos momentos es repetir información alineación y salir a jugar con la misma actitud.
A México se le abrieron las puertas del Cielo; tiene todo en sus manos para hacer historia en un Mundial donde, en un principio, llegó esperando lo peor; a hacer el Mundial lo menos desastroso posible. ¿Podrá contra su propia mediocridad?
Foto | Getty Images
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