¡Dios salve al Reino Unido!: Breve crónica de la coronación de Carlos III y Camila Parker

Coronación de Carlos III y Camila Parker | Ximinia
Por fin se le hizo a Carlitos, y de Camila ni hablamos. Ya son Reyes de Reino Unido. ¡Qué Dios salve a los británicos! (Getty Images)

En un día lluvioso —que seguramente era una señal del Dios católico— y en medio de una notable tensión social, Carlos III y Camila Parker fueron coronados como nuevos monarcas del Reino Unido.

Si usted no lo vio, déjeme decirle que no se perdió de nada, más que de uno que otro chisme. Y si se lo está preguntando: no, no hubo ataques terroristas. Sí hubo varias protestas pero ninguna que se haya salido de control, pero no, no hubo ataques terroristas; tampoco hubo inmolados, explosiones en las afueras de la abadía de Westminster o disparos de arma de fuego. Tampoco hubo, sádico lector, misiles rusos cayendo por error en el palacio de Buckingham. No, no hubo nada de eso.

Entonces, ¿fue una ceremonia aburrida y sin chiste? Pues si le quitamos el suspenso de que no ocurriera algo fuera de lo normal, digamos que no fue tan entretenida.

No pasó nada extraordinario más que la frívola coronación de estos personajes sacados de la época feudalista. Vea usted:

Se dio el recorrido en la carroza de plástico, desfilaron los invitados (o los que aceptaron la invitación) y llegó el ex príncipe Harry, que yo creo que era el momento más esperado de todo el evento. ¡Y llegó sin Meghan! ¡Chismezazo!

El momento cumbre fue la coronación de los ya mencionados críptidos, que tras una serie de peripecias y pantomimas, procedieron a ponerse cómodos en sus respectivos aposentos y empezó la coronación. Fueron entonces untados de "óleo santo" (que es una especie de aceite, aunque conociendo sus perversidades capaz de que era lubricante) y les colocaron a cada uno sus coronas. Y no, los ahí reunidos no volaron en pedazos debido a un artefacto explosivo; ya les dije que (gracias al dios anglicano) no hubo ningún tipo de percance. Sólo unos cuantos disparos con balas de salva para espantar a algunas aves terroristas que merodeaban en los alrededores.

Por supuesto también vimos y escuchamos alguno que otro cántico religioso, así como las fantasías animadas de ayer y hoy del arzobispo encargado de la ffiesta. Y otras tantas cosas sin sentido que a nadie le importa.

Pero lo más glorioso de esta ridícula ceremonia fueron los gestos de Carlos y Camila. Parecía que habían sido secuestrados por extraterrestres y estaban a punto de ser diseccionados.

Carlos III tenía cara de espantado. Como que quería disfrutar el momento pero no podía, quizá porque no sabía cómo. Además, preocupado por su salud (pues ya no es un jovencito), estaba más concentrado en no equivocarse o fatigarse demasiado. De hecho, yo creo que en su mente lo único que pensaba era: "que no te dé un infarto, que no te dé un infarto, ¡que no te dé un infarto!". Al final, logró salir ileso de la coronación. Y cómo no, si en un momento de la ceremonia le pusieron unas persianas para que el mundo no viera cómo el arzobispo le hacía una felación, ¡aaaaaaaaah!

Pero si creían que la actitud de Carlos III parecía sacado de un episodio de Mr. Bean, es porque no les he contado qué cara tenía Camila Parker, la ahora flamante nueva Reina de Reino Unido.

Camila Parker siempre tuvo en su vida un sólo un objetivo: convertirse en Reina. Y lo consiguió. Pero ya cuando el sueño se le había hecho realidad, parece que no lo estaba disfrutando del todo, o al menos eso es lo que nos decía con sus chuscos gestos.

Camila tuvo su propia ceremonia, más o menos similar al de su proxeneta el Rey Carlos. Sus reacciones fueron únicas e inolvidables. Básicamente, Camila estaba sufriendo.

Lo digo porque tenía la mirada un tanto perdida y todo el tiempo estaba volteando a todos lados. Parecía gato callejero al que lo iban a bañar por primera vez. O parecía que el efecto de la anestesia que le habían puesto en el cirujano plástico aún no se le había pasado. El caso es que era demasiado evidente que ya se le había olvidado quién era y en dónde estaba.

El mejor momento fue cuando le estaban colocando la corona. Esa escena me recordó a la de la película Atrapado sin salida, donde al personaje de Jack Nicholson le practican una lobotomía. Así tenía la cara Camila cuando la corona se estaba acercando peligrosamente a su cabeza.

De verdad parecía que estaba sufriendo; yo hasta pensé que le iba a dar un derrame cerebral o algo así. Pero no, no pasó nada y la ceremonia siguió siendo igual de aburrida. Al final también sobrevivió a la ceremonia de coronación y se convirtió en Reina de Reino Unido. ¡Lo conseguiste, Camila! Disfrútalo.

No sé ustedes pero a mí me dejó pensando mucho la tal Camila... De hecho, y tras un serio análisis, he llegado a la conclusión de que en realidad Camila Parker murió días antes de la coronación. Mi teoría es que estaba tan emocionada pero a la vez aterrada que no soportó la presión y todo lo que se le avecinaba. Seguramente sufrió uno de esos achaques fulminantes y se nos fue. ¿Y quién era entonces la mujer a quien coronaron? ¿Pero es que acaso no es obvio? Claramente quien se hizo pasar por la consorte Camila fue el actor australiano Geoffrey Rush.

Es más que obvio que las altas autoridades de la corona, tras el sorpresivo fallecimiento de la guapísima Camila, entraron en pánico y lo primero que se les ocurrió fue llamar/contratar/secuestrar a Geoffrey Rush para que se hiciese pasar por Camila Parker —y hay que decirlo y reconocerlo, hizo un estupendo trabajo personificando a Camila—. A menos que usted tenga una explicación más racional sobre lo ocurrido en Westminster.

Es más, si usted cree que ya perdí el juicio, vea la siguiente imagen de Camila Parker y dígame si no es (o era) idéntica a Geoffrey Rush:

Geoffrey Rush en un evento de la realeza | Ximinia
Camila Parker conviviendo con el pueblo británico. ¿A poco no es igualita a Geoffrey? (AP)

Y luego de este circo mediático que es socialmente aceptado por la gran mayoría en el mundo, los nuevos reyes —todavía bastante chiviados— salieron al balcón del palacio de Buckingham y saludaron a los chairos que habían colmado el lugar.

Culminaba así este evento que es la máxima expresión de la frivolidad humana. Aunque algo me dice que pronto, muy pronto, veremos otra coronación más.

¿Larga vida a la monarquía británica? Todo parece indicar que no. Según encuestas recientes los británicos ya no desean la continuidad de este infantil sistema de gobierno. Sobre todo entre los más jóvenes es donde se respira mayor animadversión hacia la corona.

¿Estamos viendo los últimos días de la corona británica? Hay que preguntarle a ese Dios que le gusta salvar reyes y reinas, quizá él tenga la respuesta.



¡Dios salve al Reino Unido!: Breve crónica de la coronación de Carlos III y Camila Parker ¡Dios salve al Reino Unido!: Breve crónica de la coronación de Carlos III y Camila Parker Reviewed by José L. Bravo on 7:40 p.m. Rating: 5

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