Cuando la mediocridad ataca

Ni con ayuda del árbitro ni con ayuda del rival (que son más ingenuos que nada) y ni con el futbolista en la cancha que supuestamente es el mejor de México. Ni así el equipo mexicano pudo evitar hacer el ridículo en un partido donde no se jugaba nada, pero que se exhibió durante 77 minutos.

Y no es que le estemos buscando tres pies al gato, no, eso es lo que la Selección Mexicana ha mostrado en la cancha durante los últimos partidos, sobre todo ante equipos semiprofesionales como lo es la Selección de Guyana.

Y sí, una vez más, la Selección Femenil Mexicana de Futbol nos vuelve a regalar uno de esos partidos que uno nomás no entiende cómo es que se dan; el rival, como ya decíamos, un equipo semiprofesional, sin futbol, sin ideas futbolísticas y sin nada de nada, absolutamente nada peligroso; los peligros se lo creaba la propia Selección Mexicana, al casi matarse con su propia sombra en el área chica, en el área grande y en todo el campo tratando de anotar un gol por más de 20, 40 ocasiones. No lo pudo hacer durante 77 minutos, hasta que Andrés Guardado es el que por fin logra romper con la maldición de la mala puntería en el encuentro. 77 minutos. Casi 90 minutos en un partido donde México dominó por más de un 80%. 77 minutos.

No contentos con no poderle anotar un gol a un equipo infantil, la escuadra mexicana tenía que cargar con un bulto llamado Javier Hernádez, que sus problemas en cuanto a rendimiento en su club y con el Tri, le están afectando notablemente; ¿anda en mal momento o habrá regresado a su realidad? Mejor pensemos que anda en mal momento. Hernández falló gran cantidad de goles en la primera mitad, incluyendo un penal que no era, el cual cobra con mucha soberbia y que termina pagando esa misma soberbia cuando falla dicho penal. Si la mete, tal vez de otra cosa estuviéramos hablando, pero eso es lo preocupante, que el equipo no se haya podido recuperar al instante y matar el partido desde los primeros 10 minutos, y además sacar la goleada de más de 10 goles, ¿por qué? Porque es lo normal, ante un equipo como Guyana, es lo normal, es lo lógico.

Durante la segunda mitad, la cosa no cambió mucho para Javier Hernández. Lo primero a analizar es que no salió del partido --Aldo De Nigris era una opción--, como debió de haber sucedido, pero como al parecer la Selección es para salvar y cuidar futbolistas, y no para buscar un beneficio al equipo en general, entonces el tapatió continuó en la cancha fallando más goles; la ansiedad de México por anotar un gol lo más pronto posible se vio reflejado en el "Chicharito", que en lugar de pensar las jugadas, tomaba las mismas decisiones una y otra vez, como por ejemplo, pegarle a la pelota como venía, pensado que con su apodo era más que suficiente para meter el balón.

No fue el único, todo el equipo comenzó a caer en el tercermundismo futbolístico de Guyana; México estaba jugando todo el tiempo en el área chica, y aún así no fue capaz de meter un sólo gol, y más con las abominables facilidades de Guyana.

¿Cuál es el problema de México? Al tener oportunidades tan claras, se indigesta; todo es tan fácil que se empalaga, y acaba errando más de 20 posibilidades de gol. Pareciera que se contagia de la pobreza de su rival.

La puntería, la definición, la contundencia son cosas realmente preocupantes en la Selección. Si contra Guyana nos complicamos la vida, no me quiero imaginar que pasará en partidos contra equipos de verdad.

Al final, el equipo mexicano termina ganado por 0-5, pero ¿y si hubieran terminado 0-0? ¿y si el "Chicharito" no anota? Los goles llegaron en los últimos 12 minutos, y tal vez nunca habrían llegado, ese es el problema, no acabar con el rival "desde el primer minuto"; ¿sufrir en un juego ante Guyana? Eso no es para México, pero sucede, y ese es el gran y enorme problema.

¿Cuánto durará la mala puntería de la Selección Mexicana? ¿cuándo se solventará, se arreglará, se mejorará todo eso? ¿En el Mundial sucederá lo mismo? ¿veremos a éste México jugar así en Brasil?

Foto | Getty Images