Un programa que saca lo mejor del mexicano: el morbo y el derrotismo.
¿Qué otra cosa podíamos esperar de la televisión mexicana? Las televisoras de este país (las principales productoras de telebasura) continúan vendiéndonos gato por liebre; estancados en la misma fórmula de siempre --pero que al final siempre termina por funcionar--, Televisa ha estrenado el programa de concursos llamado "El gran chapuzón", que es la versión mexicana de la tontería española llamada "Splash! Famosos al agua". A su vez, el programa español es una versión de un programa holandés, aunque hay tantas versiones, que ya no sabemos cuál es cuál.
Este concepto lo hemos visto en distintos formatos desde hace un tiempo, y consiste en poner a prueba a las celebridades, ya que, se supone, esto es la "evolución" del reality show, que antes estaba centrada en tomar a gente desconocida y volverlos famosos (generalmente gente sin talento).
"El gran chapuzón" es un programa donde "famosos", personas de la farándula, tratarán de dar su mejor esfuerzo --física, mental y emocionalmente [diría Carlos Vela]-- al tirarse clavados desde un trampolín. Un jurado, así como el público televidente, los calificará y votará por ellos.
El programa es conducido por el agua y el aceite: Alan Tacher y Mercedes Aguirre, respectivamente.
¿Y qué es lo novedoso, o lo que debería de llamarnos la atención en todo esto? Pues eso, ver a estrellitas del espectáculo --porque eso es lo que son, no son grandes celebridades-- llorar y sufrir durante dos horas y veinte minutos, mientras que los diez minutos restantes, es donde sucede la acción, el momento clave, y la única razón por la cual vimos el primer programa, que son los clavados.
En realidad es un programa bastante guarro. Y los motivos por los cuales el programa es una flojera, son los siguientes.
Primero, la conducción queda a deber; Mercedes Aguirre parece que está en un programa de concursos tipo "Un minuto para ganar", "100 mexicanos dijeron", o en una de sus cápsulas de Televisa Deportes. Más que conductora, parece modelo de adorno. Además, las preguntas que les hace a los concursantes son realmente estúpidas. Por otro lado, Alan Tacher está conduciendo pero un noticiero; no se le ve esa soltura que debería de tener en un programa como estos. Tacher le imprime tanta seriedad al show, que confunde al telespectador, cuando tendría que haber más ambiente por parte de los conductores. Y no, no hay química entre los conductores; son polos opuestos.
El jurado está conformado por Paola Espinosa, Tatiana Ortíz (quien es investigada por Plaza Sésamo la justicia mexicana por supuesto enriquecimiento ilícito), y Yahel Castillo. Paola está bien, no dice nada interesante, pero se sabe desenvolver en el programa, se ve que le gusta la atención mediática. Los otros dos sí que están en otro planeta; Ortíz y Castillo nunca dicen nada, y todo el tiempo están nerviosos y distraídos, y les cuesta trabajo decir sus calificaciones. Obviamente, la televisión no es lo suyo, y se nota. Pero al final, el jurado pasa sin pena ni gloria; más aburrido, imposible.
Pero esto no se compara con los participantes, que en serio es un verdadero chiste.
Los competidores, dizque famosos, son: la travesti Maya Karunna, la alienígena Gaby Goldsmith, la friki Diana Golden, la emo Violeta Isfel, la lesbiana Dafne Molina, la intersexual Bárbara Torres, la desconocida Mariana Echeverría (que no sé quien demonios es), la marimacha Rebecca Rubio, el hobbit Rodrigo Vidal, el metrosexual/bisexual José Ron, el narcotraficante cantante de música grupera "El Jaguar" Alarcón, el súper comiquisisisísimo y talentosisisísimo Tony Balardi (quizás la personalidad más grande que posee este país), el exfutbolista Joahan Rodríguez (ahora modelo), el odioso y detestable Yurem Rojas, y el luchador "El Elegido" (que evidentemente está desempleado).
El programa fácilmente podría durar una hora, o máximo una hora y media. Pero ¿dos horas y media? Es una exageración, y no tanto por la duración en sí, sino porque al programa no le pasa absolutamente nada. Es puro "bla,bla, bla", es puro suspenso sin sentido. Son puras cortinas de humo. Mucha cáscara y pocas nueces. El programa se alarga demasiado antes de cada clavado, y ya cuando el concursante está listo, nos lanzan el video donde se ve al participante en turno cómo sufrió, cómo lloró y cómo le costó trabajo los entrenamientos, para después tirarse el famoso clavado.
El momento previo al clavado es demasiado "adornado", se anuncia demasiado, todo para un momento de menos de 10 segundos. Yo si me esperaba algo más llamativo durante todas estas dos horas y media de programa. El show no es espectacular, y ni siquiera entretiene como debería. Si al programa le quitamos lo inservible, lo que sobra, pues nos quedamos con 15 minutos de "entretenimiento", y nada más.
Otra cosa, es este sentimentalismo exagerado; durante todo el programa vemos lágrimas, sufrimiento, dolor, tristeza, etc.; una auténtica telenovela --que es lo que son realmente los reality shows, pero aquí se remarca demasiado--. Y además, es un programa donde la gente no votará por el esfuerzo o por lo que aprendieron, por el clavado o porque si entró bien o entró mal al agua, sino por el famoso que se tirará el chapuzón. Basta ver la primera emisión, donde las dos expulsadas no la conocían nadie, el que se salvó (Joahan) tampoco, pero a la gente le gustó su carisma, o quizás porque fue el que lloró más, o porque contó que no veía a su hijo desde hace mucho. Y esto es un problema del programa, si ya de por sí la gente en este tipo de programas no vota por el talento o por la capacidad real del concursante, al exhibir los sentimientos de los famosos, estás condicionando el voto de las personas, y entonces ya no votan por el clavado, sino por el nombre del famoso.
Asimismo, el programa está hecho a la medida de los mexicanos, pues es un programa que se basa principalmente en el morbo y el derrotismo; es un programa donde la gente podrá ver a los famosos luchando contra sus miedos, para ver cómo sufren, cómo caen (mental y emocionalmente hablando), y para ver cómo se fragelan física y psicológicamente, algo que al mexicano le encanta ver. Y sólo por eso el programa va a funcionar, además, el televidente mexicano es muy simplista, y con cualquier acto circense se queda con el ojo cuadrado.
Acerca de los concursantes, ¿quiénes demonios son? Lo que uno espera ver en este tipo de programas es que nos sorprendan, algo que no hacen, primero, en cuanto a producción y estilo propio, y segundo, en cuanto al reparto, pues el 95% de los participantes en "El gran chapuzón" son unos perdedores que no los conocen ni en su casa. Si ibas a hacer un programa como estos, entonces echa la casa por la ventana, y llénalo de tus mejores estrellas, o llama a alguien de fuera que sorprenda a todos. Pero eso de poner a Tony Balardi, Bárbara Torres, luchadores y cantantes que nadie conoce... ¡Por favor!
Estos masoquistas son unos petardos; personajes desconocidos, desabridos, gente descolorida que a nadie le interesa ver en un programa de televisión. En la parte de los concursantes sí que se tiraron un chapuzón a la alberca de la perdición.
Y por si fuera poco, ahí te encuentras cada intelectual... Como Dafne Molina, quien durante los entrenamientos, se soltó con un análisis sobre la mente que nos dejó reflexionando pero en serio, al decir que "en nuestras cabezas hay como diablitos", refiriéndose al miedo que algunos le tienen al agua. No, después de esta declaración, la psicología debería de replantearse muchas cosas, es más, los estudios psicológicos deberían desecharse en este mismo instante.
Es un programa sin estilo propio, tedioso, descolorido, con un reparto de risa, que no aporta nada. Un programa con más maquillaje y publicidad que contenido.
Como decíamos al principio, Televisa, al igual que TV Azteca, se han estancando en la misma fórmula de siempre --se han estancado a drede, y si no es así, entonces es porque su creatividad es tan corta que no les permite buscar nuevas cosas--, y parece que así van a seguir por mucho, mucho tiempo. Si no están creando "cantantes", están poniendo a ridiculizar a sus estrellas, y además ni siquiera son programas elaborados con gran calidad. La muestra es este, "El gran chapuzón", otra vez el mismo programa con distino formato. Al igual que los demás, es un programa que no provoca nada; es llano, simple. No causa polémica y no llama la atención. Es morboso y derrotista --y a esto no le podemos llamar contenido--.
Es una producción creada especialmente para el público descerebrado que se conforma con cualquier cosa que le pongan en la cara. Creado para las personas incultas que no saben lo que ven, pues para las televisoras de este país, la gente detrás del televisor no piensa.
Continuamos haciendo la misma receta. Las televisoras encontraron el producto que causa conmoción entre el pueblo, y ya no lo quieren soltar; han renunciado a buscar la creatividad y la originalidad (si es que alguna vez la han buscado), y aquí estamos, viendo otro reality show, viendo cómo la televisión mexicana continúa yéndose por el camino de la estupidez.
Foto | Televisa
Me gusta tu reseña.. llege x casualidad pero ya estaba cansado de leer reseñas positives de toooodo.. osea obvio casi Todo ( si no es qe Todo) lo de telerisa y tv apesta ( y algunas otras) esta del nabo.. solo embabosarnos mas con sus program as tipo.. le Rosa a Guadalupe o mujer casos de la vida irreal .. en fin. Sige asi
ResponderBorrarPues, aprovechando, deberías revisar toda la página, porque en la mayoría de los artículos hay odio, odio y más odio --claro, todo bien justificado y argumentado--.
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