El futbol mexicano en su máxima expresión: León 2-3 Pachuca; la Final sin favoritos

"Piedra, papel o tijera...": La familia Martínez decidiendo al ganador de la Final de ida.

Esto de esperar hasta una Final para ver un partido de futbol con intensidad, emoción, espectáculo y buen nivel futbolístico, no sería necesario si los futbolistas no fueran tan aburguesados y si el sistema de competencia no promoviera la mediocridad y la poca/nula competencia entre los equipos.

Es por eso que tuvimos que esperar 17 jornadas y toda una Liguilla (que nuevamente pasó sin pena ni gloria) para respirar futbol de verdad. Un partidazo que vino a romper con nuestras espectativas, eso sí, una Final que nuevamente nos deja muy en claro que el nivel del futbol mexicano está basado en rachas, y no en un nivel real y consistente.

Efectivamente, se jugó la Final de ida del Clausura 2014 del maquiavélico futbol mexicano, donde Pachuca, contra todos los pronósticos, sacó un triunfo "inesperado" de 2-3 en el Nou Camp, con todo y baile incluido, dejando la serie completamente cerrada, y donde prácticamente cualquiera se puede llevar el título --todo gracias a la familia Martínez, quienes fueron los orquestadores de tremendo partido--.

Final de ida
El León dejó ir una gran oportunidad en casa, cuando tenían en sus garras al Pachuca y a quien pudieron haber goleado en varias oportunidades, sobre todo en la primera parte. Sin embargo, los tuzos fueron muy inteligentes, y en base a una buena táctica defensiva, además de una mezcla de juventud, disciplina y experiencia, los de Hidalgo se llevaron un triunfo que los pone con medio pie en el podio de los Campeones, no por el resultado, sino por el funcionamiento, aunque el León aún no está muerto --a menos que la familia Martínez diga otra cosa--.

Enner Valencia y Óscar Pérez se llevaron la noche.

Un partido bien jugado, con mucha intensidad y grandes emociones --la gente sí desquitó el carísimo boleto--, más en la primera mitad, donde el León hizo valer su condición de local, aunque no esperaban a un Pachuca tan bien ordenado y concentrado, que aguantó los embates de la fiera. Como dijimos al principio, la Final nuevamente nos demuestra que en el futbol mexicano no importa cómo inicies el torneos, sino cómo lo cierras, y si tienes suerte, te puedes meter en una racha ganadora como en la que se metió el Pachuca.

Los esmeraldas eran mucho mejores durante toda la primera parte. Por un momento Pachuca parecía tomar la iniciativa, pero León fue quien se adueñó del balón y quien más se fue al frente a buscar el primero. El problema del León estuvo en los últimos metros, donde las imprecisiones y la poca contundencia fue muy notoria; la ansiedad y los nervios de la Final fue evidente en la fiera, pues cuando eran mejores y cuando generaban más peligro que el rival, los errores en la definición fueron grandes.

Esta vez el León no fue tal letal por una cuestión futbolística, sino por un cierto ataque de pánico al principio, lo cual poco a poco se fue apagando, pero ya cuando Pachuca había tomado las riendas del juego.

Para la segunda mitad, el Pachuca, quien no se había desgastado, aprovechó el cansancio del León, y fue cuando se volcó al frente a buscar la portería de Yarbrough, y esta vez fue contundente. Con contragolpes y con un medio campo funcionando al 100%, el Pachuca se encargó de concretar las que tuvo gracias a su goleador estrella Enner Valencia, quien se soltó con dos goles, y quien al final sería el jugador Castrol del partido, junto con Óscar Pérez, quien parecía todo un jovencito sacando balones por montón.

Al 34', León marcaba primero por conducto de Carlos Peña. Aquí parecía que León podría salir victorioso y con una goleada sobre los tuzos, pero el empate llegaría al 41', cuando Valencia aprovecha la muy mala marca del León. Al 61', nuevamente Valencia se hacía presente, y estaba dando la sorpresa en campo ajeno, y el sospechosismo se hacía presente; ¿cómo era posible que Pachuca pudiera estar ganando cuando León era mejor? Una pregunta que sólo la familia Martínez podría responder, y que no lo hará.

Al 69', el León se caía a pedazos cuando Hirving Lozano marcaba el tercero de la noche, y Pachuca estaba acariciando la Copa que su dueño Jesús Martínez había comprado. León estaba dando un pésimo partido en la parte defensiva, donde los medios del Pachuca se daban un verdadero festín.

Carlos Slim recordándole a los equipos lo que tenían que hacer.

Pero al 76', León despierta gracias a un autogol de Herrera --luego de recibir órdenes desde el palco, ya que los dueños quedaron en que Pachuca ganaría pero sin humillar al León--. Y así terminaría el juego de ida, con un sospechoso triunfo del Pachuca, en un partido que tuvieron que haber perdido, pero que ganaron gracias al arreglo entre ambas directivas, dueños o como se llame esa mafia.

Ahora, lo que usted vio en esta Final de ida, no fue más que la viva imagen del futbol mexicano; así es como el nivel del futbol mexicano funciona: León, quien mostró mejores cosas en la Liguilla que el Pachuca, fue pisoteado por los tuzos. Un equipo de Pachuca que se metió a la Liguilla de manera increíble, al igual que el León, que gracias a terceros, está disputando una Final.

En realidad ninguno debería estar jugando la Final, pero después resulta que dan grandes partidos y luego sí se merecen jugar la Final, como el Pachuca, quien dio su mejor partido de toda la temporada y de muchas temporadas, y que si juega igual en casa, sería un digno ganador. Esto no es más que el reflejo del futbol mexicano, un futbol irregular y inconsistente, donde sus equipos pueden ser Campeones gracias a una simple racha.

La Final se decide en Pachuca, donde realmente cualquiera puede imponerse sin ningún problema. El partido de ida dejó en claro que nadie es favorito, y así como Pachuca casi se corona en León, el mismo León podría bapulear al Pachuca en su casa...

...Claro, el Campeón no saldrá de la cancha, sino de la oficina de la familia Martínez.

Fotos | Mexsport