Lo de León sí es para destacar, un equipo que nunca renunció a su estilo y a su filosofía. No fue aquel León de la temporada pasada --que arrasó con todo a su paso--, pero sí fue un equipo leonés que mostró una actitud ganadora y una propuesta ofensiva completamente desconocida en el futbol mexicano.
En una Final para el olvido, una Final mediocre, sin alma y sin emoción, el León sacó las garras y se coronó Bicampeón del futbol mexicano, ahora en el Clausura 2014, al derrotar 0-2 (3-4 global) a un Pachuca ratonero --a quien le dijeron que no tenía que ganar el partido, y vaya que hizo caso a las órdenes--. De esta manera, León es apenas el segundo equipo en conseguir un Bicampeonato en torneos cortos, y el cuarto en toda la historia del futbol mexicano (América, Necaxa y Pumas).
Gracias al buen futbol de la fiera, pero sobre todo, gracias al sistema de competencia, logró un Bicampeonato que al final del torneo regular parecía una utopía, pero como en el futbol mexicano las utopías hechas realidad son cosas de todos los días... el León es digno Campeón del Clausura 2014 --independientemente de dónde se haya decidido al Campeón, en la cancha o en las oficinas de la familia Martínez--.
La seudofinal de vuelta
No hay casi nada de que hablar sobre esta Final de vuelta, que nuevamente fue el reflejo del futbol mexicano: un partido totalmente diferente al que vimos en el de ida, donde la irregularidad y la inconsistencia fue clave para definir al Campeón.
Un día vemos un partidazo (que quien sabe cómo es que le hicieron para jugar tan bien en el juego de ida) y al otro día vemos la mediocridad del futbol mexicano bien plasmada en la cancha. La Final de vuelta fue la clara muestra del nivel del futbol mexicano, de la irregularidad y de la incapacidad de ser consistentes.
Hay muy poco que rescatar del partido. El primer tiempo pasó sin pena ni gloria, y la segunda mitad fue más o menos aceptable. La poca propuesta fue notoria, sobre todo por parte del Pachuca, quien de veras dio un partido para el olvido, cuando apenas en el juego de ida dio su mejor juego en toda la temporada.
Lo de León sí es para destacar, un equipo que nunca renunció a su estilo y a su filosofía. No fue aquel León de la temporada pasada --que arrasó con todo a su paso--, pero sí fue un equipo leonés que mostró una actitud ganadora y una propuesta ofensiva completamente desconocida en el futbol mexicano --creo que ni el América de los 80 era tan ofensivo como este León--.
Los panzas verdes fueron mucho mejor que el Pachuca en todos los 90 minutos, no lo supieron reflejar en el marcador de manera contundente, pero al final fueron justos vencedores. Lo del Pachuca también llama la atención, con su técnico Enrique Meza que prácticamente no quiso ganar el título, pues en lugar de buscar el partido, salir a proponer como lo hizo en León, salió a esperar, a especular y a cuidar el resultado. Es increíble que hayas regalado el juego de ésta manera, y más cuando en enfrente tenías a un equipo bastante letal que te puede matar en cualquier momento. Y lo hizo, el León mató al tuzo a su estilo.
Pachuca fue superado en todos los sectores, y aún así, durante un lapso de la segunda parte, pudieron haber definido el partido, pero la falta de actitud, de convicción, de ambición, de corazón, de garra, de lucha, de furia, y de muchas cosas más, le hicieron ver como un ratón que no sabía dónde esconderse. Lamentable lo del Pachuca, triste para un equipo que en el partido de ida dio un juegazo, donde mostró que era digno finalista (sin importar cómo se había metido a dicha Final), pero en el juego de vuelta fue totalmente otro equipo, sin duda alguna, la peor versión la mostró en su casa.
Y si estabas en tu casa, con mucha más razón tenías que haber salido a jugar con más actitud, pero ni eso. Al contrario, el León parecía que era el local.
Al León le costó trabajo abrir el marcador, y fue hasta el 66', cuando Mauro Boselli pondría el del triunfo, pero ese gol sólo le alcanzaba para el alarge, y entonces el juego se fue a la prórroga. Y no, en los tiempos extras no pasó nada. Hasta que llegó el gol de Ignacio González, al 111', el gol que le daría el Bicampeonato al León, ante un Pachuca frío y desconectado, que más bien parecía que estaba jugando la jornada 4.
Óscar Pérez dio un buen partido, pero no puede hacer todo él solo, y terminó sucumbiendo ante los embates de los esmeraldas. Cabe resaltar también la actuación del ario William Yarbrough, quien también tuvo una estupenda actuación. Pero sin lugar a dudas, el medio campo del León fue la clave de todo.
Al final, el Pachuca ya no pudo responder (si en 90 minutos no pudo...), y el León se proclamaba Bicampeón, dígnamente ¿cuántas veces vemos algo así? Es digno de reconocerse, con sus dudas, pero digno.
León ganó el Campeonato en la cancha (o eso es lo que parece), jugando bien y siendo certero y contundente, lo que sí es un hecho es que este León no consiguió el Campeonato por sí solo, más bien recibió ayuda del sistema de competencia; no hay que olvidar que el León ya estaba eliminado de la Liguilla --de hecho, Matosas ya tenía boletos para sus vacaciones (él mismo lo dijo)--, y para calificar necesitaba una impresionante combinación de resultados, además de ganar su partido ante Tijuana en la última jornada 17. Y ganó, y no sólo eso, sino que las estrellas y los planetas se alinearon y consiguieron avanzar a la Liguilla gracias a la mediocridad de otros equipos y al sistema del futbol mexicano.
Es decir, León había mostrado siempre este nivel en el torneo regular --aunque en la Liguilla mejoró--, pero si no es por los demás equipos, porque en el futbol mexicano con una productividad muy baja tienes muchas posibilidades de ser Campeón, y porque el nivel del resto de los equipos es paupérrimo, el León queda eliminado junto con el montón, pero gracias al bondadoso sistema, la fiera entró en Octavo lugar, y fue Campeón. Increíble.
La Final de la familia Martínez
Lo del León es algo que hay que festejar, pues ganó el mejor equipo de la Liguilla --y hasta del torneo regular--, pero lo que hay que condenar es el tema de la multipropiedad, que esta Final fue el tema que acaparó la atención.
La multipropiedad es algo ilegal, perjudica a los equipos y al futbol, pero por alguna extraña razón, en México es algo de todos los días. Lo peor del caso, es que en esta Final la multipropiedad influyó.
En el partido de ida, "Chema" Cárdenas, jugador del León, tuvo que ser expulsado, pero el árbitro se guardó la roja, apesar de que medio país vio la clara agresión. Lo mismo con Rafael Márquez, que fácilmente pudo haberse ido del partido por doble tarjeta amarilla --y más cuando le reclamó al árbitro de una manera impresionante, hasta manoteó al árbitro en su cara--. ¿Y por qué el Pachuca no presentó una queja después del partido y así obtener una ventaja para la Final de vuelta? Ahí están los videos, más claro ni el agua, ¿Por qué el Pachuca no hizo nada? ¡Pues porque son del mismo dueño! Porque así, entre familia, todos pueden usar al arbitraje como ellos quieran.
Y no, no hay para cuándo desaparezca este problema, y más con mafiosos como Arturo Elías Ayub, quien defiende a capa y espada la multipropiedad, cuyos argumentos están basados en sus intereses, pues a todas luces la multipropiedad afecta al futbol, y para muestra esta Final.
Fotos | Mexsport
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