Monterrey le deja el maleficio a Tigres

Un triunfo en campo ajeno y un cardíaco empate en casa fueron los ingredientes para acabar con la maldición rayada. Monterrey se coronó ante Tigres, el acérrimo rival, y ahora el Clásico regio está más vivo que nuca.

Rayados de Monterrey por fin pudo acabar con el maleficio y, de paso, acrecentó el de Tigres, quien perdió su tercera Final de Concacaf, ahora contra el acérrimo rival. Con ésto, Monterrey dejaba de una vez por todas las dolorosas finales perdidas en su estadio y, ahora sí, fijaba la mirada hacia adelante en buscar del título de liga, torneo que más se le ha negado. ¿Podrá esta vez derribar ese muro maldito tal como lo hizo con la Concachampions?

Nuevamente Tigres y Monterrey se volvían a ver las caras en otra Final. Esta vez el título en disputa era la Concachampions, el torneo de clubes que a nadie le molesta ganar. Ambos equipos, enemigos a muerte (y si no, pregúntenle a sus aficionados), llegaban muy necesitados de obtener el campeonato: Tigres porque nunca la ha ganado, y Monterrey porque ha perdido demasiadas finales, una de ellas ante Tigres. Así que teníamos a dos equipos más salados que la sal Epsom, lo cual nos garantizaba emociones.

Pero, ¿qué creen?, emociones hubo pocas, pues la Final fue como cualquier Final mexicana: trabado, suspenso barato y chispazos de emociones efímeras, y nada más; y es que no hay que olvidar que se traba de una Final concacafkiana...

El clásico regio en otra Final
Bueno, sí hubo emociones pero en los últimos 20 minutos del juego de vuelta; típico del futbol mexicano. En el juego de ida lo más destacable fue la curación de espanto que logró el Monterrey, pues en campo ajeno sacó la victoria por marcador de 0-1, en un encuentro donde Rayados mostró entereza y gallardía, que a la postre, ese resultado y actitud, le daría el título, ahora en su casa. Mientras tanto, Tigres lució opaco, chato en ofensiva y sin la intensidad esperada; de hecho, su afición mostró mayor explosividad, para que vean de lo que estamos hablando.

En el juego de vuelta vimos más o menos la misma tónica de partido --ya saben, típico del futbol mexicano--, pero ahora con un Monterrey más dominante, pero no tan contundente, pues el partido lo pudo haber ganado cómodamente con un marcador más amplio. Tigres también facilitó las cosas al no mostrar el empuje que se necesitaba, y al final fue Rayado quien desplegó mejor futbol, donde además la figura fue el arquero argentino Marcelo Barovero, quien brilló durante toda la noche al realizar una de las atajadas del año.

Un gol de penal del referente Nico Sánchez puso adelante al Monterrey y amarraba aun más el título, pero Tigres intentó despertar con la entrada de Aquino y Gignac. Los felinos encontrarían el empate con un golazo de André-Pierre Gignac; y ahora ya estábamos viendo una Final, pero ya hasta en la recta final del encuentro; típico del futbol mexicano.

Minutos de tensión fueron los que tuvo que resistir Monterrey, pues Tigres, con el cuchillo en la boca, estaba lanzado al área rayada, y los nervios y pensamientos de mal agüero cobijaban a los aficionados de Monterrey.

El suplicio llegaba a su fin tras el estruendoso pitazo del árbitro que daba por terminada la batalla. Batalla que era ganada por Rayados de Monterrey. Así, al ganar la Liga de Campeones de la Concacaf 2019, Rayados se quitaba el grillete y era libre para seguir buscando más títulos. Tigres se quedó mirando una vez más.

Foto | Concacaf