El ingenio chapucero de Ricardo Arjona no tiene límites. Por más de treinta años, Arjona le ha estado viendo la cara a sus seguidores al estar publicando el mismo disco, la misma canción y la misma letra, con lo que ha conseguido enormes éxitos en el mundo de la música y que lo han convertido en un ícono de la música latinoamericana y más allá de sus fronteras.
No contento ni satisfecho con el fenómeno musical en el que se ha convertido, el charlatán de Guatemala quiere seguir estafando a la gente pero ahora a niveles nunca antes vistos. Y es que Arjona tuvo la osadía (o la desfachatez) de componer una canción de navidad. ¿Qué más faltaba en la ridícula y patética carrera de Arjona? ¡Una canción navideña!
El villancico, que a continuación usted va a leer, tiene todo el estilo demencial que caracteriza a Arjona. Al leerlo, no le cabrá la menor duda de que, efectivamente, nadie más la pudo haber compuesto más que Arjona. Ponga atención a esta chorrada que salió de la mente mafufera de Arjona:Pero mira cómo beben los peces en el río
Pero mira cómo beben por ver al Dios nacido
Beben y beben y vuelven a beber
Los peces en el río por ver a Dios nacer.
La Virgen está lavando
Y tendiendo en el romero
Los pajaritos cantando
Y el romero floreciendo.
Pero mira cómo beben los peces en el río
Pero mira cómo beben por ver al Dios nacido
Beben y beben y vuelven a beber
Los peces en el río por ver a Dios Nacer.
La Virgen se está peinando
Entre cortina y cortina
Los cabellos son de oro
Y el peine de plata fina.
Pero mira cómo beben los peces en el río
Pero mira cómo beben por ver al Dios nacido
Beben y Beben y vuelven a Beber
Los peces en el río por ver a Dios nacer.
Lo sé, es sumamente insultante. Después de jalarle los pelos a las botellas, de tirarle pedradas a una estrella fugaz y de deshacerse de cosas que nunca ha tenido, ahora Arjona pretende darle una nueva visión, no sólo a la música, sino a la Navidad.
No sé ustedes, pero si yo fuera fan de Arjona, estaría muy ofendido pidiendo que se retire de la música, no sin antes ofrecernos disculpas por tantas vejaciones musicales.
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