Análisis y reflexión sobre lo ocurrido en los premios Oscars 2024

Los Oscars 2024 fueron protagonizadas por Oppenheimer y Poor things. (Getty Images)

Se llevó a cabo la ceremonia de los premios Oscar 2024. Fue la edición número 96. Y fue una noche como cualquier otra.

Poco se puede decir de lo acontecido en el teatro Kodak de Los Ángeles, lugar donde se realizó dicho evento televisivo —porque eso es lo que es, un programa de televisión—. Conducido nuevamente por Jimmy Kimmel, la entrega de los premios de la academía tuvo sus altibajos. No fue ni aburrido no mediocre, pero tampoco fueron la gran cosa; no superaron las expectativas y ni siquiera igualaron las más memorables ediciones anteriores.

Habría que hacer un análisis muy rebuscado si quisiéramos encontrarle algo destacado a estos Oscars. Hubo momentos destacados, por supuesto, pero dentro de lo que cabe. No sucedió algo realmente llamativo y digno de recordarse. Quizá el momento más recordado de esta edición de los Oscar será la premiación de Emma Stone —que se llevó el premios a Mejor Actriz Principal—, cuya reacción fue la más histriónica de todas; no se lo podía creer al escuchar su nombre, casi pierde la voz y casi hasta se ahoga.

Quisieron elevar el nivel de comicidad con la intervención de John Cena, quien apareció semidesnudo solamente tapándose con un pedazo de cartón. Y fuera de eso, no ocurrió nada más.

La conducción estuvo magníficamente bien llevado por Kimmel. Tuvo momentos divertidos, pero nada fuera de lo habitual.

Me parece que la idea en estas últimas ediciones de estos galardones es centrar la atención en los nominados y los ganadores, más que en lo que sucede alrededor o el espectáculo televisivo en sí.

Algo que llamó mi atención en particular fue que, de alguna manera, medio recuperó su escencia...

No sé ustedes, pero a mí me gustaba más los Oscars racistas y xenófobos. Cuando estaba dominado por los caucásicos y los hombres. Cuando el etnocentrismo era la primera regla a cumplir.

En aquellos gloriosos tiempos de supremacismo cinematográfico, era más divertido ver cómo excluían y menospreciaban a los extranjeros y/o a los que no fuesen anglosajones y los relegaban a categorías con títulos ambigüos y hasta peyorativos.

Y no sólo era divertido ver ese río de discriminación enfrente de ti, sino que además era dramático, conmovedor y hasta inspirador ver a los excluidos luchar contra viento y marea para buscar un lugar y tratar de ser reconocidos. Tratar de decirle al mundo, a través de la ventana más grande del cine, que ellos también saben actuar, cantar, producir, escribir... hacer cine.

¡Esa época sí que era desgarradora pero a la vez entretenida! Pero eso ya no sucede. Bueno, sí sucede pero ya no como antes.

Esos años tan bonitos ya casi se están esfumando, pero la noche del 2024 regresaron por un momento. Oppenheimer arrasó, al igual que sus caucásicos actores y productores. Después, un montón de nominados y ganadores que parecían salidos del equipo de campaña de Donald Trump —como Emma Stone, probablemente la más blanca de todos los ahí presentes.

Hoy estamos en la época de la inclusión. Aunque, a decir verdad, se les está pasando la mano.

Y no es que quiera ver más segregación, lo que pasa es que no entiendo qué quiere lograr al incluir (y próximamente nominar) a personajes tan ridículos, irrisorios y sin talento como Bad Bunny. Qué incluyan a Becky G para subirse al tren de lo latino y la inclusión se entiende, pero ¿Bad Bunny? ¿En serio? Si lo que quieren es que dejemos de ver los Oscar, entonces van por buen camino.

Si van a seguir esa línea, ¿a quién le van a dar un Oscar después? ¿A Benjamín Netanyahu?

Extraño los premios Oscar de antaño. Cuando había harta violencia silenciosa. Cuando tú o tu película, documental, corto, canción, etc., se decidía si era buena o mala en base a tu origen o color de piel.

¿Volverán algún día aquellos tiempos? Ya veremos qué sucede el próximo año.