Es un error llamar "anarquistas" a personas que a todas luces no son más que delincuentes.
Los mexicanos se caracterizan por ser tremendamente violentos. Donde es más notorio es en los estratos sociales más bajos; ahí donde no hay educación, donde abunda la pobreza, la marginación, la desigualdad y la injusticia.
Una vez más vimos la violencia de los mexicanos de la manera más explícita. El sábado (8 de noviembre), una ola de violencia, que se extendió hasta el día martes, se vivió en México entre las protestas por las 42 personas desaparecidas en Ayotzinapa. Como ya es costumbre, entre los protestantes pacifistas se encontraban los parásitos violentos que salieron a flote sin que nadie los detuviera.
Sin piedad y sin ninguna muestra de compasión, los mexicanos son capaces de llevar hasta la muerte a una persona, y luego vivir su vida como si nada, y no hablo de criminales como tal, sino de personas que tiene hijos y una familia que mantener, pero que se transforman en los criminales más peligrosos; que se convierten en psicópatas capaces de matar cual tigre en las llanuras. Justo como sucedió en Chilpancingo, Guerrero, donde descerebrados arremetieron contra un policía, que a punto estuvieron de matarlo.
Lo realmente increíble --que también ya es toda una costumbre--, es que esto sucedía ante la presencia de los policías, que rebasados ante los maliantes, no pudieron defender a su colega, pero lo realmente soprendente es la crueldad y el sadismo de éstas personas, pues los mismos no mostraban ni la más mínima actitud de humanidad ante una persona que yacía moribunda en el suelo, al contrario, mientras el pobre policía se retorcía del dolor, los agresores todavía lo amenazaban y lo amagaban con tubos de metal, como si de un animal de ganado se tratase. Y no sé por qué no lo mataron, porque si querían, lo hubieran hecho, al fin y al cabo entre tanto alboroto que envuele al país, nadie se daría cuenta de quién lo mató, a pesar de que las cámaras lo grabaron todo.
Increíble también que nadie haya sido detenido en ese momento. El policía casi muere, y ninguno de sus agresores fue detenido, al contrario, los policías todavía se pusieron a "dialogar" con ellos --posiblemente también con uno de los que casi mata al policía--, dizque para calmar la situación. Mientras tanto, los que casi le rompen la cabeza al policía, se fueron tranquilos como si nada hubiera pasado; como verdaderos neandertales después de masacrar a otra especie.
En otro país, donde sí existe la autoridad y la justicia, los que golpearon al policía, en este momento estuvieran en la cárcel por intento de homicidio, pero en México eso no pasa. Hoy los que casi matan a esta persona que intentaba frenar la violencia, están en sus casas como si nada --y mañana volverán a salir a la calle o a sus trabajos después de casi matar una persona; ¿estamos ante psicópatas?--. Es la muestra clara de que la sociedad mexicana está completamente podrida.
En la Ciudad de México también se desató la violencia, donde varios agresores --la mayoría menores de ellos jóvenes-- intentaron derribar la puerta de Palacio Nacional; intentaron romperla con una valla para poder entrar y causar destrozos y robar, pero no pudieron hacerlo, entonces, dentro de su locura, le prendieron fuego al portón, pero desde dentro apagaron las llamas del fuego. Mientras tanto, los granaderos, como siempre, llegaron tarde al lugar. Luego, los delincuentes intentaron prenderle fuego a un hombre de seguridad. ¿En qué época vivimos en México? ¿En la época medieval?
Estas personas se hacen llamar "anarquistas" (los madios también así los llaman). Para mí no son anarquistas, estos tipos no tienen ni la más mínima idea de lo que es el anarquismo; estos animales no humanos son auténticos delincuentes, criminales, los mismos que te asaltan en las calles, los mismos que roban a mano armada en comercios y casas. Son los mismos que asesinan y que, ante la negligencia de las autoridades, descaradamente se ponen a vandalizar lo primero que se les pone enfrente, aprovechándose de una protesta social. Es un error llamar "anarquistas" a personas que a todas luces no son más que delincuentes.
Al parecer ahora en México sólo es cuestión de que los criminales se hagan llamar "anarquistas" para que las autoridades no los metan a la cárcel y para que tampoco los medios de comunicación se vayan en contra tuya.
Algunos fueron detenidos, pero más tarde, lo realmente lamentable, es que después de que estos criminales hicieran sus fechorías, de uno en uno estaban siendo liberados, dizque por falta de pruebas. Me pregunto: ¿que acaso las autoridades no vieron la gran cantidad de fotos y videos donde aparecían los rostros de estos vándalos? En los videos, claramente aparece un tipo descamisado que, en evidente estado de intoxicación, lideraba los actos vandálicos en la puerta de Palacio Nacional, ¿y qué pasó con él? ¿Fue detenido? ¿Y los demás hombres y mujeres de las imágenes dónde están? En otro país con justicia, este criminal y sus cómplices son encerrados y quizás internados en un centro psiquiátrico. Pero, como ya dijimos, en México eso no sucede. Al rato los vamos a ver en otra manifestación haciendo de las suyas, con todo y sus sonrisas de niños en juguetería.
Y es que estos delincuentes estaban disfrutando lo que hacían, porque todavía sonreían cuando intentaban entrar al Palacio, y es que saben que pueden hacer lo que quieran ya que al rato, cuando sean detenidos, van a salir sin problemas --y así fue, salieron sin problemas--. No es de extrañarse que esto suceda, pues en México la gente está comenzando a perder la noción de la criminalidad, y cualquier acto vandálico es casi normal; cosa de todos los días.
La mayoría de las protestas que se han realizado en todo el país, han sido pacíficas, pero como en México abunda la violencia, no faltan los vándalos que se infiltran y que toman las protestas como excusa para sacar su gen violento, para mostrar su nula educación y su hambre de sangre, sus ganas de hacer daño y saciar su carácter "chingativo".
Irreal es ver a estos delincuentes que, con un cinismo, con un descaro, se cubren la cara para no ser identificados por las autoridades y no ser atrapados --no crean que lo hacen porque tengan miedo del crimen organizado o hasta del propio gobierno por temor de que los desaparezcan, no, lo hacen para cometer sus crímenes--.
Sólo los delicuentes se cubren el rostro para causar destrozos, robos y agresiones, y sólo en México se les deja libres como si nada hubiesen hecho.
¿En qué país estamos viviendo? Al paso que vamos, México va a llegar al nivel de Mad Max, donde ya no existe autoridad alguna, y donde el único que sobrevive es el más violento.
Foto | AP
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