Avanzar a la Final de la Copa Oro como México lo hizo, es muestra de la mediocridad futbolística que vive el futbol mexicano. Que el arbitraje le ayude a la Selección mexicana en un torneo de la Concacaf, ya es para preocuparse.
Una vez más, el futbol mexicano ha demostrado ser más competitivo como negocio que como deporte. Lo que vimos en la Semifinal de la Copa Oro ante Panamá (y prácticamente toda el torneo) no es casualidad, es reflejo de la manera en que se maneja el balompié mexicano. Es evidente que existe un estancamiento, un retroceso futbolístico. Que la Selección mexicana haya sido exhibida, que haya sufrido y que haya sido rebasada por equipos centroamericanos y caribeños --con todo respeto y sin nada de respeto para estos equipos--, es muestra clara de que el futbol mexicano vive momentos altamente precarios, que podrían llevarlo a tocar fondo, y esta vez no habrá un Estados Unidos que lo salve.
El rendimiento tan pobre, tan ruin, tan vergonzoso en la Copa Oro son síntomas de que algo se está haciendo mal, y me parece que ya sabemos cuál es el problema: se trata de un problema de fondo. Y esto lo venimos diciendo desde hace mucho; hemos venido diciendo que el futbol mexicano necesita modificar su sistema de competencia --un sistema que premia la mediocridad, fomenta la medianía y que produce jugadores con un nivel y una mentalidad pobre y conformista--, debe cambiar su forma de manejar y dirigir, cambiar sus prioridades, dejar en claro quién maneja el futbol mexicano y quiénes son los dueños del mismo. Ser transparente. Poner a gente capacitada y talentosa en los puestos importantes; si es posible, buscar visionarios, gente nueva, que sepan lo que hacen y que su principal objetivo sea lo deportivo, crecer y hacer explotar todo el potencial del futbol mexicano. Separar al futbol mexicano de las televisoras y convertirla en una liga de verdad, para que así nazca una Selección de verdad y no un producto comercial/televisivo, y aprender a diferenciar entre negocio y deporte. Entre otras cosas más.
Me parece que está claro que todo lo anterior no va a ocurrir. Los dueños del futbol mexicano no tienen idea de futbol, carecen de las aptitudes necesarias para darse cuenta del problema; son incapaces de ver la realidad del futbol mexicano y del enorme cambio radical que necesita hacerse para salir del círculo vicioso.
México no calificó a la Final de la Copa Oro 2015, lo calificaron. Lo calificó el arbitraje, un arbitraje terrorífico y sospechoso; un equipo tan pobre y con tan poca calidad como el equipo mexicano, no debió de haber avanzado. Qué tan pobre es el futbol de esta Selección, que tuvo que recibir ayuda arbitral para calificar a una Final de Copa Oro. Que en la Copa Oro te ayuden para avanzar a otra instancia, es completamente ridículo, bochornoso, penoso. Suficiente para ponerse a analizar la situación y cambiar las cosas (cambiar de técnico, de dueños, de lo que sea, pero cambiar).
México dio un pésimo partido; no hizo nada en la cancha como para merecer la Final. Con un futbol que raya en lo patético, México podría conseguir su séptima Copa Oro sin jugar a nada (y además ante ¡Jamaica!), con un nivel bajísimo y en un torneo igualmente risible. La Copa Oro es un torneo con un nivel futbolístico realmente pobre y nefasto, con un sistema de competencia absurdo, donde se le da prioridad al negocio, es decir, donde siempre se busca que México y Estados Unidos lleguen lejos, con arbitrajes tendenciosos, y si no juegas bien y no logras ganarlo, es que de veras no estás jugando a nada.
La Copa Oro es un torneo que sirve para medir tu nivel futbolístico, y si un equipo como México sufre en dicho torneo, es para preocupar a cualquiera, y ganarlo no soluciona y ni mucho menos cambia nada.
La continuidad de Miguel Herrera
Lo ideal sería (como dije anteriormente) modificar por completo el futbol mexicano; limpiarlo y casi, casi reinventarlo en su totalidad, pero como eso es muy difícil que suceda, por lo pronto, para tratar de mejorar la situación y buscar que el equipo mexicano juegue mejor y busque un futbol definido, con una idea clara y un nivel estable, es necesario analizar la continuidad del director técnico.
Creo que el climáx de Miguel Herrera fue en el Mundial pasado, donde levantó a un equipo sin futbol, que lo llevó hasta Cuartos de final y que lo hizo jugar de manera aceptable. Tomando en cuenta cómo venía jugando aquella Selección, no tuvo un Mundial tan malo; hizo jugar más o menos bien al conjunto tricolor y terminó avanzando ante todos los pronósticos.
Luego, comienza la debacle de Herrera, llegando hasta el día de hoy donde tiene a una Selección sin calidad y con un futbol bipolar, irregular e inconsistente, incapaz de mantener un ritmo y un nivel en cada partido. Ya en varias ocasiones Herrera ha demostrado que no sabe qué hacer en partidos adversos, en momentos de tensión, y por supuesto, aunado a su falta de madurez con los medios, su falta de autocrítica, el no saber perder (ni ganar), y su excesiva exposición comercial, que lo han convertido en el centro de atención de la Selección mexicana, haciéndolo más una estrella, un producto comercial, en lugar de un director técnico serio y centrado, que es lo que necesita la Selección mexicana, un técnico sobrio y realista.
¿Hacia dónde va esta Selección mexicana? Jugando así, sin mejorías, sin obtener un nivel estable, claro y una idea futbolística, no va ninguna parte. Se supone que la Selección mexicana debería encontrar un estilo y un nivel competitivo aceptable y regular, pero esta Selección no lo ha encontrado, entonces, ¿cuál es el futuro del equipo? Es por eso que, ante la evidente falta de crecimiento, se debería modificar la dirección técnica --independientemente de si México gana o no esta Copa Oro (sería el colmo, y una muestra de estupidez por parte de los dirigentes del futbol mexicano, si no se hace nada por el simple hecho de haber ganado este torneo)--, traer a otro entrenador que busque mejorar a esta Selección, y además es buen momento para hacerlo; hay tiempo.
Pero, insisto, lo ideal sería hacer un cambio de fondo. Un cambio radical. Modificar toda la estructura del futbol mexicano y empezar a tener un futbol de verdad. Suena utópico, pero no hay otra solución.
Foto | AFP
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