"Hemos decidido cancelar los Juegos Olímpicos de Río 2016 debido a nuestros múltiples problemas sociales y políticos; nos importa más nuestra gente que un evento que no beneficia al pueblo brasileño."
Faltan unos cuantos días para que dé inicio los Juegos Olímpicos de Río 2016, un evento sinsentido, absurdo y que exhibe el tercermundismo latinoamericano.
Primero, hace mucho que los Juegos Olímpicos perdieron su espíritu deportivo. Hoy los Juegos representan más al capitalismo y al imperialismo que a la escencia del deporte. Londres 2012 fue ejemplo de ello, al igual que Beijing 2008, donde el dinero era el símbolo de dichos Juegos. Y Río 2016 no será la excepción.
Y comencé diciendo que es un evento sinsentido porque ningún país de Latinoamérica tiene el nivel económico, social y político de otros países, como Londres, por ejemplo, que organizaron dicha justa olímpica sin problema alguno, como para malgastar el dinero de una forma tan descarada. Latinoamérica está inundada de problemas sociales, y ni qué decir de Brasil, que en estos momentos es un desastre de país, el mismo que organizará las Olimpiadas a costa de lo que sea, incluso a costa de su propia gente.
Yo siempre he tenido la idea de que Latinoamérica no debería organizar eventos como el Mundial o Juegos Olímpicos, ya que América Latina tiene otras prioridades, comenzando con la pobreza y la educación. El dinero que se invierte en este tipo de eventos raya en lo ridículo; el gasto es excesivo, se descuidan otros aspectos más importantes, y antes, durante y después del evento, los más afectados siempre terminan siendo los más vulnerables (adivinen quiénes son). Lo curioso del caso, es que unos Juegos Olímpicos, o un Mundial de futbol, (casi siempre) sacan lo mejor del gobierno en cuanto a infraestructura, organización e inversión, pero todo para sacar el evento en cuestión adelante y quedar bien ante el mundo entero, pero cuando se trata de trabajar para el bien del pueblo, el gobierno recuerda que no tiene las facultades de un país de primer mundo, y entonces de dedica a prometer y prometer.
Los millones invertidos en los Juegos Olímpicos de este año, deberían estar destinados a gastos de salubridad, transporte, educación y cualquier otro aspecto social que necesite de atención e inversión. Invertir y satisfacer las necesidades de un evento deportivo como los Juegos Olímpicos, me parece insultante. Un país como Brasil, que vive momentos turbios, debería pensar en su pueblo, en su gente y decir "hemos decidido cancelar los Juegos Olímpicos de Río 2016 debido a nuestros múltiples problemas sociales y políticos; nos importa más nuestra gente que un evento que no beneficia al pueblo brasileño".
Esto no sucederá. Jamás veremos tal cosa en una Latinoamérica donde a los países les gusta aparentar que son primermundistas. Y aunque suene repetitivo, lo repito: a mí me parece increíble que Brasil gaste millones y millones, y que incluso se salga del presupuesto establecido, para organizar un evento tan banal como unos Juegos Olímpicos; este esfuerzo, estos presupuestos rebasados y este ímpetu del gobierno debería estar enfocado en la población, sobre todo la población más necesitada. ¿Ahora entienden por qué Latinoamérica es una región tercermundista?
Los Juegos Olímpicos del 2016 comenzaron con el pie izquierdo desde que se decidió que la sede sería Brasil. Desde que Río fue elegida como sede olímpica, las cosas han ido de mal en peor, y hoy día el ambiente es cada vez más catastrófico: mala planeación, inseguridad, inestabilidad política, y el espeluznante virus del Zika, que estará acechando durante toda la justa olímpica, que de tantas amenazas, ya no sabemos cuál es la más peligrosa.
Cualquier gobierno pensante y preocupado por su gente, primero, no organizaría tales eventos, y segundo, cancelaría estos Juegos absurdos que sólo beneficia al 1% de las personas que lo tienen todo, y que afecta al 99% de las personas que no tienen nada.
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